Todo grupo pequeño necesita una visión

Sin dirección, nuestro grupo pequeño está destinado a sufrir una muerte lenta, complaciente y hasta cordial. La buena comida y conversación casual pueden ser dos elementos básicos en la vida normal de un grupo pequeño, pero no pueden ser la sustancia. Demasiados grupos se reunen una semana tras otra, un mes tras otro, sin ninguna dirección clara, y por tanto sin claridad acerca de si están cumpliendo o no con su propósito o con cualquier otra cosa.

Es probable que nuestro grupo pequeño ni tan siquiera se llame un grupo pequeño. Puede que formemos parte de un grupo en nuestra comunidad, un grupo en nuestra ciudad, un grupo misionero, un grupo de pastoreo, un grupo de discipulado, un grupo de vida, o un grupo [rellenar este espacio en blanco]. Independientemente del nombre que le demos a nuestro grupo, deberíamos preguntarnos qué es lo que define ese compañerismo. ¿Por qué merece la pena pasar todo este tiempo juntos? ¿Cómo sabemos que no estamos desperdiciando nuestras tardes de miércoles o jueves? Los grupos pequeños necesitan una visión

Para llevar a cabo nuestro propósito en este artículo es necesario que definamos el término “visión”. Una visión es una declaración del propósito funcional de nuestro grupo pequeño. ¿Por qué tenemos un grupo pequeño? ¿Qué es lo que queremos llevar a cabo específicamente? ¿De qué forma estamos llevando a cabo la misión de nuestra iglesia? ¿Cómo sabremos si nuestra pequeña comunidad está progresando y produciendo fruto? Encuentro que desarrollar una visión ha unificado e inspirado a nuestro grupo de formas que verdaderamente lo han revitalizado.

Un ejemplo de declaración de visión

Antes de examinar el valor que una visión puede tener para la vida juntos, o de preguntar cómo desarrollar una visión para grupos pequeños, examinemos brevemente un ejemplo de declaración de visión. Esto puede contribuir a que los demás puntos sean más concretos y entendibles.

Como grupo pequeño, la vida y ministerio que compartimos estará marcada por estos seis objetivos específicos. He incluido descripciones breves con cada punto a fin de dar una idea mejor de lo que quiero decir.

1.- Conocernos y servirnos los unos a los otros reiteradamente (1 Tesalonicenses 2:7-8; Hebreos 3:12-13)

Semana tras semana vamos a trabajar para conocernos más profundamente, compartiendo nuestros corazones y nuestras vidas, orando los unos por los otros, haciendo preguntas, y compartiendo las cargas de los demás. Seremos aprendices persistentes uno del otro. Y con todo lo que aprendamos – bueno, malo, o de otra manera – nos esforzaremos para amarnos y servirnos mutuamente, llenando las necesidades del otro, animándonos a crecer, y ayudándonos mútuamente a prosperar.

2.- Depender del Señor en oración constante (Filipenses 4:6-7; Hebreos 4:14-16)

La oración será un motor constante, visible de nuestra comunidad. Necesitamos a Dios cada hora, cada minuto, así que la oración será nuestro medio para todo. Buscaremos a Dios para todo cuanto necesitamos, nunca dando por descontada su provisión. Cuando estemos solos y cuando estemos juntos, seremos gente de oración – siempre adorando, siempre confesando, siempre agradeciendo, siempre pidiendo.

3.- Encontrarnos con Dios de forma fiel y expectante a través de su Palabra (Salmo 19:9; 2 Pedro 1:3-4)

La Biblia jugará un papel central en nuestra comunidad porque ella tiene las palabras de vida. Necesitamos esas páginas más de lo que necesitamos la comida, y en ella hay siempre riquezas para ver, disfrutar, y aplicar en nuestras vidas. Leemos la Biblia fielmente – es decir, con regularidad y con los ojos de la fe – y la leemos de forma expectante – anticipando que Dios habla y se mueve cada vez que abrimos su libro.

4.- Enérgica y globalmente buscar hacer discípulos de Jesús (Mateo 28:19-20; Hechos 1:8)

La comisión que recibimos de Jesús es clara: Id, y haced discípulos. Dios nos ha salvado a fin de enviarnos. Somos luces en un mundo de oscuridad que está desesperadamente necesitado. Somos los medios elegidos por Dios para esparcir las buenas nuevas y ganar adoradores para Él en cada rincón de esta tierra. Por lo tanto, hemos de ser valientes allí donde estemos, y estar tras lo que Dios esté haciendo entre las naciones. Seremos testigos por Jesús donde estamos, y enviaremos y apoyaremos a los testigos allí donde no estamos.

5.- Descansar confiada y humildemente en el Evangelio (Romanos 8:1, 32, 37-39; 1 Corintios 15:1-4)

Como grupo pequeño, todo lo que pensamos, decimos y hacemos está basado en el cimiento firme del Evangelio. Hemos sido salvados por gracia por medio de la fe, completamente aparte de cualquier cosa que hayamos hecho o ganado. No nos merecemos el amor de Dios, pero en Cristo lo tenemos. Queremos que nuestras relaciones, reuniones y ministerio juntos, sean moldeados por el Evangelio y estén empapados de él. Este mensaje debe de producir la confianza y la valentía para ser más audaces, y debe producir también la más tierna y compasiva humildad.

6.- Ocupémonos de nuestra salvación sobria y gozosamente (Filipenses 2:11-13; Gálatas 5:1, 13, 25)

Por último, estamos comprometidos a vivir más y más como Cristo. Es un privilegio gozoso del pueblo de Dios ser conformados a la imagen de Su Hijo. Esto no es atractivo ni fácil, pero sí es innegablemente bueno e importante. Año tras año y semana tras semana, estaremos identificando esas áreas de debilidad o fracaso, recibiendo el perdón debido a la obra completa de Cristo en la cruz, y seguiremos trabajando juntos hacia el cambio.

Este es un ejemplo de declaración de visión, vamos a ver seis cosas que esperamos experimentar juntos a medida que invertimos en nosotros mismos, y mutuamente los unos en los otros. Puede que nuestro grupo sea igual, parecido o completamente diferente. El punto es que esta declaración de visión ofrece unos cuantos puntos objetivos que enfocan y definen el propósito de un grupo pequeño y que ayudan a evaluar la salud y progreso del grupo.

El valor de la visión

Desarrollar una visión puede ser trabajo duro (aunque no tiene porqué serlo). Requerirá pensar en ello con cuidado y oración, y probablemente un grado de atención enfocada de forma específica, y la interacción con otros en el grupo. Así que, ¿vale la pena? He aquí tres razones para seguir adelante e invertir nuestro tiempo, energía y oración en una declaración de visión para nuestro grupo pequeño.

1.- La visión alimenta el compromiso e inversión.

Si el propósito de nuestro grupo pequeño es impreciso y mayormente social, entonces los miembros del grupo no sabrán cómo comprometerse ni cómo involucrarse en el grupo. Es fácil comprometerse a cenar juntos cada dos semanas o una vez al mes; sin embargo, cualquier cosa con un nivel bajo de compromiso viene con un nivel bajo de expectativa y, por lo tanto, con frecuencia con fruto de baja calidad.

En cambio, cuando desarrollamos una visión clara y práctica, e identificamos lo que queremos ver que suceda durante el tiempo juntos, desde el comienzo todo el mundo tiene la oportunidad para asumir esas cosas porque las aceptan, y después para trabajar juntos hacia esas cosas. Desde el comienzo, todos sabrán que hay mucho más que hacer que comer y charlar.

2.- La visión hace que el proceso de tomar decisiones sea más objetivo.

Durante la vida de un grupo pequeño—bien sea que se reúna durante un año o diez años—tendremos que tomar cientos de decisiones, algunas pequeñas y otras mayores.

  • ¿Con cuánta frecuencia nos reuniremos? ¿Nos reuniremos durante todo el año?
  • ¿Dónde nos reuniremos?
  • ¿Qué haremos cuando nos reunamos?
  • ¿Celebraremos los días de fiesta? ¿Cómo celebraremos los días de fiesta?
  • ¿Añadiremos miembros nuevos?
  • ¿Haremos algo juntos para servir a nuestra comunidad?
  • ¿Estudiaremos la Biblia juntos?
  • ¿Leeremos juntos algún libro además de la Biblia? ¿Qué libro?
  • ¿Haremos algo aparte de nuestras reuniones regulares?

Una forma de hacer que estas preguntas sean más objetivas es crear un cuadrante para tomar decisiones (por ejemplo, la declaración de visión). Si hay cosas específicas que se quieren alcanzar juntos, sabremos mejor cómo responder cualquier número de preguntas con nuestro grupo. Los mismos objetivos y prioridades así elaborados contestarán muchas preguntas por nosotros.

3.- La visión moviliza a laa gente dentro y fuera de las reuniones.

Una declaración de propósito sentará expectativas, producirá compromiso, y clarificará el proceso de toma de decisiones. También motivará a los miembros hacia el ministerio. Tendrán avenidas más tangibles y prácticas para usar sus dones y cómo servir al grupo o a los objetivos del mismo. Más allá de las reuniones normales del grupo, una declaración de propósito puede dar visión a los miembros para ministrar en su lugar de trabajo o en el lugar donde viven.

Cómo desarrollar una visión para nuestro grupo

Si tenemos el convencimiento de que nuestro grupo necesita una declaración de visión, ¿cómo la desarrollaríamos? Puede parecer sobrecogedor para algunos. Aquí hay tres ejemplos para ayudarnos a empezar.

1.- Comenzar con la declaración de visión de nuestra iglesia.

Muchas iglesias se han tomado el tiempo para desarrollar una declaración de visión que articula su mensaje central y sus prioridades. Esta visión tiene como propósito ayudar a sentar la trayectoria de la iglesia, distinguirla de otras iglesias, y guiar a todos sus ministerios (incluyendo los grupos pequeños).

Por ejemplo, la declaración de misión de la Iglesia Bautista Bethlehem (y de DesiringGod.org), es:

Existimos para propagar una visión por la supremacía de Dios en todas las cosas para el gozo de todos los pueblos por medio de Jesucristo. Esa es la meta y estándar para todos nuestros ministerios en la Iglesia Bautista Bethlehem. Estamos siempre preguntándonos en qué forma, y si cualquier evento, iniciativa o grupo en particular está cumpliendo esas veinticinco palabras. Está pintado alto y grande en todos nuestros lugares de culto para ser visto y recordado por todos los que lo ven.

La misión de la iglesia será un estandarte unificador para nuestro grupo pequeño. Si no es posible explicar de qué forma nuestro grupo pequeño está cumpliendo esa declaración, entonces sería bueno pensar y orar acerca de cuál sería la demostración física de cómo vivir y servir juntos mejor bajo ese estandarte.

Si nuestra iglesia no tiene una misión, podríamos usar la Gran Comisión:

“Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado” (Mateo 28:19-20, LBLA).

2.- Busquemos en la Biblia para encontrar los componentes de una comunidad cristiana sana.

La declaración de misión de una iglesia con frecuencia es demasiado amplia para servir de guía práctica a un grupo pequeño. Con seguridad,querremos que nuestro grupo esté alineado con el mensaje y las prioridades de nuestra iglesia, pero probablemente podremos identificar algunos objetivos más específicos para el ministerio de grupos pequeños (tal como podríamos hacerlo con la adoración corporativa, actividades de evangelización en el barrio, o el ministerio de niños).

El ejemplo arriba indicado destaca el compañerismo, la oración, la Palabra de Dios, el discipulado, el Evangelio, y la santificación. Tal vez podamos condensar esos objetivos en dos o tres, o añadir o reemplazar algunos. Ésta es meramente una iniciativa para permitir que sea la Biblia la que defina al grupo pequeño. A medida que continuamos leyendo y estudiando la Biblia, bien podríamos descubrir que dichos puntos son inadecuados o que es necesario actualizarlos. No tenemos que sentirnos paralizados por el hecho de que se podría decir o organizar mejor.

Este paso no tiene porqué ser exhaustivo. No es necesario leer toda la Biblia de pasta a pasta otra vez a fin de discernir cada principio bíblico para grupos pequeños. La cuestión es basar las prioridades y objetivos del grupo pequeño sobre las palabras reales de Dios. Si no tenemos cuidado, tenderemos a depender de nuestro propio entendimiento y a perseguir nuestros propios sueños y ambiciones. Dios ha hablado muchísimo acerca de la vida juntos en comunidad como para que propongamos nuestras propias ideas. No sintamos que estamos obligados a resumir la Biblia en su totalidad, pero busquemos pasajes específicos que guien nuestro grupo en particular.

3.- Estudiar las personas en el grupo a fin de determinar cómo aplicar la visión.

Una vez que hayamos identificado algunos principios bíblicos para el grupo, tomemos algún tiempo para estudiarlo. Esta visión no se puede aplicar de la misma forma a todas las personas. Por ejemplo, ¿cuáles son las características demográficas de las personas en el grupo? ¿Están casados? ¿Tienen hijos? ¿Recién nacidos, bebés, o adolescentes? ¿Cuáles son esos desafíos únicos que enfrentamos en el grupo? ¿De qué forma esos desafíos afectarán nuetra oración, cómo leeremos juntos la Biblia, o cómo nos haremos responsables los unos ante los otros?

Para aplicar lo que hemos aprendido de las Escrituras a nuestra situación única, con las personas únicas que Dios ha puesto en nuestra vida, serán necesarios sabiduría, discernimiento, y amor. No debemos asumir que un enfoque en particular para un grupo pequeño específico, será aplicable en todas partes con la misma efectividad.

Una visión de mucho más alcance

El punto de todo esto es animar a los grupos pequeños a que piensen cuidadosamente y con mucha oración, en cómo sacar el máximo provecho del grupo. Creo que unos cuantos principios bíblicos prácticos, nos inspirarán y liberarán a nosotros y nuestra gente para tomar pasos significativos y evidentes avanzando a ser más como Jesús y exaltarle. Una visión esclarecida, articulada, convenida por todos, puede ser la clave para experimentar más de la gracia de Dios de lo que jamás antes hemos experimentado en nuestro grupo pequeño.