Padres, criadlos en disciplina y amonestación del Señor

Un tributo a mi padre, William Solomon Hottle Piper

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. 2Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. 4Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

En este mensaje mi propósito es triple. Primero, obedeciendo, a Efesios 6:1-2, honrar a mi padre. “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.” Cuando los hijos son mas jóvenes y van camino a la adultez, deben honrar a su padre, especialmente obedeciéndolo. No quiero decir con esto que se excluya a las madres. Pero hoy el enfoque será sobre los padres. A medida que los niños van saliendo de la niñez y se van adentrando en la adultez la forma en que honramos a nuestros pa­dres no está principalmente en la categoría de obediencia, sino más bien en el tributo y en el cuidado. Hoy rindo tributo a mi padre aun cuando los días de cuidado intensivo han llegado.

La promesa en el versículo 3, tomada de Deuteronomio 5:16, “para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra” La tomo como que es una estimulación general basada en el hecho de que en los días de Israel cuando existía humildad, respeto, y obediencia hacia los padres, Dios protegió al pueblo de sus enemigos, y lo hacía prosperar. Pero cuando el pueblo abandonó las leyes de Dios y se volvió arrogante, irrespetuoso, y desobediente, él lo entregó a sus enemigos. El punto no es que todo hijo que sea obediente vivirá una larga vida. El punto es que Dios se deleita en la obediencia y da bendiciones especiales a las familias, iglesias y pueblos en donde esta clase de humildad, respeto y obediencia prevalece. Así que la primera parte de mi propósito en este mensaje es honrar a mi padre rindiéndole tributo en público.

La segunda parte del propósito es inspirar a los padres a ser merecedores de esta clase de tributo para ayudarlos a ver la gloria de su llamado a exhibir la paternidad de Dios a sus hijos y a llevarlos hacia la fe y la madurez cristiana. Oro para que Cristo tome lo que diré acerca de mi propio padre y lo use para hacer de ustedes mejores padres.

Tercero, tengo como propósito glorificar la paternidad de Dios cuya paternidad es la fuente y el patrón de toda paternidad humana. La paternidad humana existe para demostrar la belleza de la paternidad de Dios. Nuestro más alto llamado como padres es ser la imagen de la paternidad de Dios para nuestros hijos. Creo que esto está implícito en las palabras del versículo 4b: “criadlos en disciplina y amonestación del Señor” lo que significa que nuestra disciplina y amonestación deben ser “del Señor”

Significa, en parte, que en nuestro andar como padres tomamos como ejemplo al Señor Jesús. Jesús, en su naturaleza humana y en su ministerio terrenal dirigía a los discípulos una y otra vez al Padre que está en los cielos. Y en su vida y muerte él modeló para nosotros la relación a Dios como nuestro Padre. Su oración más larga en Juan 17 comienza, “Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti” (V.1). La disciplina y la amonestación del Señor toman su ejemplo del Señor Jesús cuando vivió y murió para glorificar a su Padre que está en los cielos. Ningún padre aquí debe hacer menos. Nuestro llamado como padres es a exhibir la gloria de la paternidad de Dios.

Así que con el más profundo sentido de gratitud y gozo, voy a pasar a rendir tributo a mi padre públicamente y así esto honrar a mi Padre que esta en los cielos que me adoptó, siendo yo un pecador indigno, dentro de su eterna e infinitamente feliz familia sobre las bases de la sangre y la honradez de Cristo.

Mi padre tiene 86 anos de edad y vive en un hogar llamado Shepherd’s Care que pertenece y es operado por la Universidad Bob Jones en Greenville, Carolina del Sur (La institución donde se graduó y que le otorgó el honorable grado de Doctor en Divinidad). Su memoria a corto plazo es débil pero su memoria de Cristo y de su Palabra es fuerte. Y doy gracias a Dios por eso.

Aquí esta un fragmento la Herencia de la Verdad que me fue imparti­do por mi padre. Y tengo la esperanza de que ustedes vean que la palabra “impartido” no es una mera transmisión de información, sino que involucra toda una vida de demostración de lo que enseñó. Mencionaré once preciosas verdades que me fueron impartidas por mi padre.

1. Existe un Dios grandioso y majestuoso en el cielo y fuimos hechos para vivir para su gloria, no para la nuestra.

La mayoría de estas verdades que mencionaré están arraigadas a mi memoria debido a textos particulares que fueron grabados en mi mente, en mi casa. Pocos textos estaban más frecuentemente en la boca de mi papá, en relación a mi, que 1ra a los Corintios 10:31, “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios." Yo estoy seguro de que en el cielo el Señor algún día dejará clara la inquebrantable cadena de consecuencias que, desde aquel versículo, cuando yo era un muchacho, me llevó a la declaración de la misión de esta iglesia: “Existimos para difundir una pasión por la supremacía de Dios para el gozo de todas las personas a través de Jesús Cristo.” Esta no será la única influencia que ustedes verán de mi padre sobre esa declaración de misión.

2. Cuando las cosas no van como deberían, Dios siempre las hace girar para bien.

Todavía más prominente aun, en mi crecimiento, fue la presencia de Romanos 8:28 en nuestra familia “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

Tengo varias memorias vivas de esta verdad. Una fue en 1974 cuando monté con mi padre en la ambulancia desde Atlanta hasta Greenville con el cuerpo de mi madre en el carro fúnebre que nos seguía detrás. Ellos habían acabado de llegar en un vuelo desde Israel, donde hablan matado a mi madre en un accidente, y papá estaba seriamente herido. Todo el camino a casa, durante tres horas y media, lloraba y hablaba, lloraba y hablaba. Tenía 56 anos de edad. Habían estado casados por 36 anos. Y cuando hablaba era Romanos 8:28. Recuerdo bien todas las palabras: ‘Dios tiene que tener una razón para que yo esté vivo. Dios tiene que tener una razón para que yo esté vivo’. En otras palabras, Dios rige nuestros accidentes y no comete errores.

Nunca dejaré de estar agradecido de que escuché y vi la verdad de Romanos 8:28 en la vida de mi padre. “Cuando las cosas no van como debieran, Dios siempre las hace girar para bien.”

3. Se puede confiar en Dios

¿Cuántas veces escuché las palabras de Proverbios 3:5-6, “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas”? ¿Y Fili­penses 4:19, “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”?

Puedo vernos como una familia cuando yo era solo un chico. Estábamos todos (mamá, papá, mi hermana mayor, Beverly) sentados alrededor de la mesa de naipes en la habitación de mis padres doblando cartas y llenando sobres que serían mandados a los pasto­res pidiéndoles que consideraran tener a mi padre como guía para conducir sus iglesias en las reuniones evangelísticas. Esto era la vida de papá--él era un evangelista a tiempo completo--y nuestro sustento. Las respuestas a estas cartas significaban pan sobre la mesa y cuentas pagadas. Después orábamos sobre estos sobres y pa­pá se acercaba con un espíritu de total confianza: Dios responderá y satisfará toda necesidad. En él se puede confiar.

Me contó más de una vez, acerca de una crisis financiera de cuando yo tenía seis años de edad en la que lo perdió casi todo. Y decía que Dios utilizó el Salmo 37:5 para sostenerlo y para hacerlo atravesar dicha crisis: “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará”

4. La vida es precaria y preciosa. No presuma de que mañana la tendrá, y no la malgaste hoy.

Mi recuerdo de las predicaciones de mi padre era que siempre comenzaba con humor pero dentro de segundos estaba serio y hablando acerca del cielo y el infierno, del pecado y de Cristo, de la vida y la muerte. Un texto encima del otro suenan en mis oídos con una terrible seriedad. Entrecerraba los ojos cuando lo decía y su boca se fruncía apretadamente, como cuando se hace después que se prueba un limón: “está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).  Ello causaba una gran impresión en mí de niño.

La consigna en la pared universitaria de papá era, “El hombre sabio se prepara para lo inevitable”. La placa en nuestra cocina en mi adolescencia era: “Solamente hay una vida y pronto pasará, pero solo lo que sea hecho para Cristo durará.”

Las historias de vidas malgastadas salían de su boca:

“Durante una campaña en Carolina del Sur una bella estudian­te asistía cada noche. Pero se rehusaba a aceptar a Cristo. Poco después de la cruzada mientras manejaba su coche y cruzaba sobre una traicionera vía férrea, un tren de carga la mató al instante. No lo vio venir.”

“Mientras estábamos en una campaña en Pennsylvania, presencié un pueblo completo conmovido por la súbita muerte de de seis jóvenes. Conduciendo hacia la casa venían de una tarde de práctica de fútbol. No pararon en el pare de un cruce importante, y fueron atropellados por un camión pesado. A las tres horas seis de ellos había muertos.”

“He visto bebitos morir en los brazos de sus madres. He visto a niños y niñas acabados por una enfermedad cuando sus vidas apenas habían comenzado. He visto morir a hombres en la flor de su vida y a otros en la cumbre del éxito." (Menace, pp.49-50)

El contaba la historia de una chica que entregaría su vida a Dios cuando estuviese anciana. Una sabia anciana le envió un ramo de flores marchitas, y cuando la muchacha expresó estar ofendida, ella le dijo, ¿No es esta la forma en que tu estas tratando a Dios?

Y más memorable que todo para mi joven mente: E1 anciano sal­vado en el último momento de su vida llorando en los brazos de papá. “La he desperdiciado. La he desperdiciado”.

5. Un corazón alegre hace bien, como una medicina, y Cristo es un gran satisfacedor de corazones.

Esa es una cita de Proverbios 17:22. Mi padre ha sido el hombre más feliz que yo haya conocido nunca. He aquí la serie de cosas que decía en un sermón llamado “Un Buen Tiempo y Cómo Lograrlo”.

“Justo desde el comienzo, aclaremos una cosa; un cristiano no es un amargado. Reconozco que algunos lucen y actúan así pero ustedes no pueden simplemente culpar a Dios por ello”.

“Algunos parecen haber nacido en un estuche, con el género opuesto, y de mal humor”.

"Mamá, esa mula debe tener religión también, es la misma cara del abuelo.” (Good Time, p.7).

El predicó otro sermón llamado "Salvo, Seguro y Satisfecho.” Decía, “Él es Dios. Cuando usted confía en él completamente tiene todo lo que Dios es y todo lo que Dios tiene. No puede sentirse de otro modo que no sea satisfecho con la perfecta plenitud de Cristo”. (Good Time, p-48).

Decía que los cristianos mundanos son como una vaca con la cabeza trabada en la cerca, comiendo rastrojo de hierba de la carretera mientras un hermoso pasto verde esta detrás de ellos.

Un corazón alegre hace bien como una medicina, y Cristo es el quien satisface los corazones: ¡Que legado de gozo mi padre nos ha dejado!

6. Un Cristiano es alguien que hace mucho, no quien deja de hacer mucho.

Nosotros, los Piper éramos fundamentalistas sin la actitud. Teníamos nuestra lista de cosas que no se podían hacer. Pero eso no era lo principal. Aquí está lo que mi padre predicó en un sermón llamado “La más Grande Amenaza para la Juventud Moderna.”

Millones insisten en que el Cristianismo es una religión negativa. No hagas esto, no hagas lo otro. No vayas aquí y no vayas allá. Por el contrario la Biblia constantemente toca  la triunfal y positiva nota. “sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores”... “haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo”.

Dios quiere que seamos hacedores, no que dejemos de hacer. Un Cristiano que solamente deja de hacer cosas, es un santo agrio que adonde quiera que va, esparce tinieblas. El que deja de hacer mucho, con frecuencia, resulta ser un hipócrita, fariseo. Años atrás, escuché al difunto Dr. Bob Jones que decía, “Hazlo tan rápido que no tengas tiempo de no hacerlo”. Eso lo resume todo.

Aquello dejó una marca imborrable en mi vida. Teníamos normas estrictas pero yo nunca las cuestioné. No eran lo importante. Regocijarse en Cristo, hacer el bien y amar a las personas era lo importante. El resto solo estaba estableciendo los límites para proteger la buena tierra en fe y pureza.

7. La vida Cristiana es sobrenatural.

Tengo un precioso DVD de mi padre predicando. Es un mensaje sobre el nuevo nacimiento. Juan 3:7 “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.”  Convertirse en un cristiano no es una mera decisión, es una obra sobrenatural del Espíritu Santo.

Y por tanto, él creía en la oración: clamando a Dios para que hiciera el milagro del Nuevo Nacimiento. Orábamos juntos cada noche como familia, porque la, gran necesidad en la vida es sobrenatural, el poder divino para vivir con gozo es un fruto del Espíritu Santo, no una obra de nosotros.

Yo vi que el trabajo de mi padre no era obra humana. Era una labor divina. Una obra imposible. Pero con Dios todas las cosas son posibles.

8. La doctrina de la Biblia es importante pero no machaquen a las personas con ella.

En este punto el admitió con gran dolor frente a mi que nues­tra tradición fundamentalista lo desilusionaba. Había grandes verdades pero muchas de ellas no abundaban en amor. Puedo recordarlo diciendo: ‘Si solamente hubieran entendido Efesios 4:15, “siguiendo la verdad en amor”’. Así desde tan temprano como puedo recordar me mostró la importancia de ambas, la doctrina correcta y el camino del amor, éstas nunca deben estar separadas.

9. Respeta a tu Madre

Si ustedes querían ver a papá enojado, solo había que hacer que algunos de sus hijos se fresqueara con mamá. No solamente conocía el mandato de Dios de honrar a nuestras madres; también conocía la extraordinaria deuda que todo hijo tiene con su madre. En repetidas ocasiones comparaba el amor verdadero no al amor de los casados, sino al amor de la madre. Conocía el precio que tuvo que pagar mi madre por al estar lejos tanto tiempo. Por tanto no toleraba la desfachatez o falta de respeto hacia ella. Yo temblaba con la fiera mirada de sus ojos si le decía algo sarcástico a mamá.

10. Se quien Dios te hizo ser y no nadie mas.

Mi padre era bajito, un poquito más bajito de lo que soy yo. Pero estaba contento y podía hasta bromear con ello. Una de las bromas que recuerdo es que decía que cuando era un muchacho formaba parte de un equipo de fútbol y el nombre del equipo era “Pequeñas patatas, pero difíciles de pelar”. Yo pienso que Dios se deleita en ha­cer de los hombres bajitos grandes predicadores. (¡Recuerde a John Wesley!)

Para mi este contentamiento de ser quien Dios me hizo ser significaba libertad. Él nunca me forzó o presionó para que yo fuera un evangelista o pastor o cualquier otra cosa. Su consejo siempre fue: ‘busca a Dios y se quien él te ha hecho ser. Y entonces lo que tu mano encuentre ocasión de hacer, hazlo con toda tu fuer­za para la gloria de Cristo’.

Cierro con una última verdad, la verdad fundamental de la vida de mi padre. Esto era lo que el predicaba y amaba. Por eso le dejaré que les predique una vez mas mientras cerramos:

11. Las personas están perdidas y necesitan ser salvadas mediante la fe en Jesucristo.

Mi padre era un evangelista. Su ausencia del hogar durante dos tercios del año (entraba y salía, entraba y salía) significaba principalmente una cosa. El pecado y el infierno son reales y horribles y Jesucristo es un gran Salvador. He aquí una cita directa de mi padre:

“En mi carrera evangelística he tenido la dicha de ver a personas de todos los senderos de la vida venir a Cristo. He visto a muchas personas profesionales salvadas. Me he arrodillado con doctores en filosofía y los he guiado a Jesús, con Profesores de universidades, banquero, abogados, doctores. Y los he visto a todos salvados.

He visto a muchos del otro lado de la vida venir al Señor. He abrazado a borrachos en las misiones en las ciudades y he orado con ellos. Me he sentado al lado de alcohólicos moribundos y los he guiado a Cristo. He visto al pobre, a los abandonados, a los indigentes, a los marginados, a toda clase de persona volverse al Señor. Si, Dios los acepta, también. “¿No es maravilloso que cualquiera que quiera pueda llegar a Cristo?” (Grace for the Guilty, p. 111)

Quizás usted nunca tuvo un padre como ese, pero ahora mismo escuche a su padre celestial llamando, “¡Ven a casa, ven a casa!”  El Día de los Padres sería una buena ocasión para dejar de correr y venir a casa.

Te agradezco padre celestial por mi padre terrenal. ¡Que gran legado ha dejado para mí, para mis hijos, y para mis nietos y para esta iglesia! Oh, que se levanten padres en esta iglesia con grandes legados de fe en Jesucristo. Amén.