Nuestro Capitán, perfeccionado por medio de los padecimientos

Pero vemos a aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos. Porque convenía que aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos.  Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un Padre; por lo cual Él no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: ANUNCIARE TU NOMBRE A MIS HERMANOS,  EN MEDIO DE LA CONGREGACION TE CANTARE HIMNOS.  Y otra vez: YO EN EL CONFIARE.  Y otra vez: HE AQUI, YO Y LOS HIJOS QUE DIOS ME HA DADO.

Jesús no es un ángel

Permítanme tratar de mostrarles la secuencia de las ideas en los capítulos 1 y 2 de Hebreos. El escritor quiere que nos demos cuenta de que Jesucristo no es un ángel. Él es adorado por los ángeles (1:6), porque él mismo es Dios (1:8). Él es la palabra suprema y decisiva de Dios al mundo en estos últimos días. Dios, en estos últimos días, nos ha hablado por su Hijo (1:2). Y este escritor quiere que nos unamos a los ángeles en adoración a este gran Hijo que revela y expresa a Dios. Así que acumula sus glorias en 1:2-4: él es el heredero de todas las cosas, todas las cosas fueron hechas por medio de él, él es el resplandor de la gloria de Dios y la expresión exacta de su naturaleza, él sostiene al universo por la palabra de su poder, él llevó a cabo la purificación de los pecados de una vez y por todas, y luego se sentó a la diestra de la majestad de Dios en los cielos, donde reina hoy hasta que todos sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies (1:13).

No descuide una salvación tan grande

Ahora, sobre la base de esa tremenda celebración de la grandeza de Cristo, el escritor, en el capítulo 2, nos advierte sobre la absoluta locura de no prestar atención a esta última palabra de Dios (1:1-2), y de descuidar nuestra gran salvación (1:3). "¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Él dice que escuchar acerca de un Salvador tan grande y de una salvación tan grande y descuidarlos mientras nos ocupamos en otras cosas y demostramos, con nuestro descuido, que no pensamos que sea grande, y por tanto que realmente nunca la vimos ni la probamos en verdad, es semejante a un suicidio.

Luego continúa, para hablar en los versículos 2:5ss acerca de lo que nuestra salvación realmente es. Y se enfoca en el propósito de Dios para nosotros los humanos, de que un día tengamos una posición de gloria y honor por debajo de Dios y sobre la creación que él ha hecho. En 2:6-8, él cita el Salmo 8 donde habla de cómo el hombre es coronado de gloria y honor y tiene todas las cosas sujetas bajo sus pies. Pero él no es ingenuo. Él sabe que este gran destino señalado para el hombre no es una realidad ahora. Así que dice al final del versículo 8: "Pero ahora no vemos aún todas las cosas sujetas a él". En lugar de gobernar gloriosamente sobre la creación, el hombre sufre y muere. Quizás podamos llegar a la luna y curar la polio y dividir el átomo, pero no podemos detener el envejecimiento y la muerte. El Salmo 8 tiene un cumplimiento que todavía no se ha visto.

Jesús es el precursor de una nueva humanidad

¿Cuál es, entonces, la respuesta a nuestra desesperada sujeción a la muerte? ¿Cómo vamos a alcanzar el destino que nos ofrece el Salmo 8? La respuesta que da el escritor es que Jesucristo vino al mundo como ser humano para ser el precursor de una nueva humanidad que destruirá los lazos de pecado y vanidad y muerte, y entrará la gloria y el honor prometidos por Dios.

Esto es lo que nos dice en el versículo 9: No vemos todas las cosas sujetas al hombre todavía, pero ¿qué vemos ahora?

Pero vemos a aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos.

En otras palabras, aunque usted y yo no tengamos todavía la gloria y el honor prometidos en el Salmo 8, porque sufrimos y morimos, aun así, Jesús vino al mundo como ser humano y se abrió paso entre la vanidad y la muerte y resucitó hacia la gloria y el honor prometidos para nosotros, así que ahora él es nuestro "capitán" o "precursor".

Él está  llevando muchos hijos a la gloria

Le llamo Capitán y Precursor porque el versículo 10 deja en claro que lo que el Hijo de Dios estaba haciendo cuando se hizo humano fue " llevando muchos hijos a la gloria". Vea el versículo 10. "Porque convenía que aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos". Ahora, hay muchos detalles importantes que debemos ver en ese versículo, pero note primeramente esto: Dios, al enviar a su Hijo al mundo para padecer, está llevando muchos hijos a la gloria.

¿De qué gloria está hablando? Es la misma gloria prometida en el Salmo 8 en Hebreos 2:7: "le has coronado de gloria y honor, y le has puesto sobre las obras de tus manos". Esta es la gloria de la que caímos al pecar y rebelarnos contra Dios. Pero ahora Dios está garantizando "una gran salvación". Él envía a su Hijo a probar la muerte por nosotros, a liberarnos de la vanidad y la derrota y la miseria y condenación del pecado y de la muerte, y a guiarnos hacia la gloria. Para ésto él padeció y entró delante de nosotros en esa misma gloria, como dice el versículo 9: "Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte".

Él es nuestro precursor. Él se vuelve un ser humano. Él sufre y muere en nuestro lugar. Él resucita victorioso de la muerte, y entra a la gloria. ¿Por qué? Para poder llevar "muchos hijos a la gloria".

Así que lo que necesitamos ver aquí es que el escritor todavía está hablando de la gran salvación mencionada en el versículo 3. Nuestra gran salvación es que fuimos destinados para gloria mediante la encarnación, el sufrimiento, la muerte, la resurrección, y la glorificación de Jesucristo, nuestro precursor. La promesa del Salmo 8 será cumplida en nosotros, porque ya ha sido cumplida en Jesús, nuestro precursor. Él probó la muerte por todos nosotros, para poder llevarnos a la gloria.

Esta es una gran salvación porque el destino para el cual somos salvados es grande: un día seremos liberados del cáncer y la parálisis y de la artritis y la ceguera y de la depresión y la corrupción y la vanidad, y heredaremos la gloria del Hijo de Dios resucitado. Él ha sido coronado con gloria y honor (2:9), y eso es lo que quiere hacer con nosotros. Y es una gran salvación porque el Salvador es grande: Él es el Hijo de Dios que vino, no un ángel, no un simple ser humano, sino el Hijo de Dios quien es Dios, adorado y reverenciado para siempre. Nadie sino Dios ha venido para llevarnos hacia la gloria. Así que esta es una gran salvación porque el Precursor es grande y porque el propósito es grande. El precursor es el Hijo de Dios y la meta es la gloria de Dios.

¿Qué es lo opuesto a descuidar nuestra gran salvación?

Por tanto, no descuiden su gran salvación. ¿Descuida usted su salvación? ¿Da por sentado la grandeza de esta salvación? Una de las razones por las cuales hay debilidad en la iglesia cristiana es que hay muchos que descuidan la grandeza de su salvación. ¿Qué es lo opuesto a descuidar nuestra Gran salvación? Hebreos 2:1 dice que es "prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído". Hebreos 3:1 dice que es "considerad a Jesús, el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe". Hebreos 3:12-13 dice que es "Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. . . Antes exhortaos los unos a los otros cada día. . . no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado". Hebreos 4:16 dice que es acercarnos "con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna". Hebreos 10:23 dice que es mantener "firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar". Hebreos 10:35 dice que es no desechar "vuestra confianza, la cual tiene gran recompensa". Hebreos 12:1-2 dice que es correr "con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe". Hebreos 12:25 dice que es no rechazar "al que habla [desde el cielo]".

No descuidar nuestra gran salvación significa empeñarse usted mismo en pensar sobre su salvación; y en meditar por qué es grande; y enfocarse en la grandeza de Jesucristo el Precursor, Capitán, Autor y Consumador de nuestra salvación; y orar para recibir toda la ayuda de su trono de gracia. No descuidar es lo opuesto a alejarnos y luego ser superficiales, y luego olvidar.

Mi padre y yo celosamente coleccionamos monedas durante los años de mi crecimiento. Acumulamos docenas de esos libros gordos y azules que tenían cada moneda ordenada por año y lugar de acuñación. Papá traía nuevas monedas de sus viajes y juntos las estudiábamos y mirábamos su valor en el manual. Entonces algo sucedió. Las fuimos descuidando. Hubo otras cosas que nos comenzaron a alejar de ellas. Dejamos de enfocarnos y planificar y pensar, y empezamos a desviarnos. Durante unos pocos años hubo pequeños brotes de interés, pero no duraron. Hoy, no tengo idea de dónde estén todos esos libros azules. Valían miles de dólares, pero hoy no tengo interés, y no hay una conexión entre ellos y yo. Quizás con usted fueron las muñecas, o las tarjetas de béisbol, o los modelos de aviones. Antes hubo un intenso interés, y luego descuido, desvío, y olvido.

Así es como muchos tratan la gran salvación de Jesucristo, que es millones de veces más valiosa y más importante que una colección de monedas, con un pequeño brote de intenso interés y atención. Entonces, como dijo Jesús, las " preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril". Primero, hay un tipo de juego casual con las cosas de Dios, luego el desliz, y finalmente el olvido y la fría indiferencia.

El libro a los Hebreos es una extensa ayuda, de parte de Dios, para que no dejemos que eso pase. Este libro es un "no descuiden" de nuestra gran salvación. Hebreos es una larga meditación sobre la grandeza de nuestra salvación. Este libro es un modelo que nos muestra lo que podemos hacer con nuestra gran salvación. Podemos meditar en su grandeza, y probar para saber por qué es como es, y profundizar hasta la esencia misma de por qué ocurrió así nuestra salvación y no de otra forma. Eso es lo que hace el escritor. Y lo hace para ayudarnos a hacerlo también. Esta es la Palabra de Dios para ayudarnos y enseñarnos a no descuidar nuestra gran salvación.

¿Cómo nos alienta Hebreos a valorar nuestra gran salvación?

Veamos cómo lo hace en el versículo 10. Esta es la meditación del escritor sobre parte de la grandeza de nuestra salvación, o sea, cuán conveniente fue que el Hijo de Dios, quien es el mismo Dios, sufriera como ser humano. El versículo 9 termina diciendo que él probó la muerte por nosotros. Entonces, el versículo 10 explica por qué fue conveniente, o apropiada: "Porque convenía que aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos". Así que el escritor hace lo que nosotros necesitamos hacer a menudo: él medita en el modo en que Dios logró realizar la salvación. Y está meditando en por qué sufrió Cristo. Está investigando por qué fue conveniente.

Es algo asombroso. Piénselo. Quizás usted piensa: 'Bueno, Dios es Dios y él puede salvar de cualquier forma que quiera'. Si él hace algo, es bueno y correcto. Él es Dios. Así que no trates de investigar si su manera de realizar la salvación es conveniente o no. Solo acéptala'.

Pero no es así como nuestro escritor piensa sobre Dios y sobre la salvación. Él piensa que si Dios la hizo así, entonces debe haber algo profundamente conveniente en ella. Debe haber algo coherente o simétrico o hermoso en ella. Él piensa que no-descuidar nuestra salvación implica pensar de esta manera. Implica preguntar por qué Dios la realizó de esa manera y llegar a conclusiones que nos hagan adorarle y gozarnos y obedecer.

Es conveniente que el hijo de dios padeciera

Déjenme, por tanto, mencionar al menos tres detalles que veo en este texto (no son los únicos) que explican la conveniencia de los padecimientos de Cristo. Esto es lo que el versículo 10 dice que era conveniente: que Dios perfeccionara a su Hijo mediante los sufrimientos para llevar muchos hijos hacia la gloria.

1. Los Medios para hacer perfecto al Hijo

Primero, note que estos padecimientos son vistos como los medios por los cuales Dios hizo perfecto a su Hijo. ¿Qué significa esto? ¿Significa que Jesús era imperfecto por el pecado y tenía que sufrir a fin de librarse del pecado? No, porque este libro, más que cualquier otra carta, insiste en que Cristo era libre de pecado (4:15; 7:26; 9:14). ¿Qué entonces? Hebreos 5:8-9 da la respuesta:

Y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció;  y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen.

Aquí "hecho perfecto" significa "aprender obediencia" mediante el padecimiento. Esto no significa que él fue una vez desobediente y que luego se hizo obediente. Significa que Jesús pasó de una obediencia no probada hacia el padecimiento, y luego, a través del sufrimiento, hacia una obediencia probada y comprobada. Y al demostrarse a sí mismo obediente mediante el padecimiento fue "hecho perfecto".

Ahora, el escritor dice (en Hebreos 2:10) que era conveniente que Cristo alcanzara esta perfección demostrada mediante los sufrimientos. ¿Por qué? Porque Cristo está llevando a muchos hijos hacia la gloria, y por eso debe tener éxito donde nosotros fracasamos. Todos hemos padecido y no hemos sido perfeccionados por el padecimiento. Al contrario, murmuramos y nos quejamos y nos enojamos con Dios y su providencia. De esa manera nunca alcanzaremos la gloria del Hijo de Dios. El Salmo 8 nunca será verdad para nosotros. Alguien debe venir y rescatarnos y guiarnos hacia la gloria. Y si Cristo está llevándonos hacia la gloria, debe tener éxito en los padecimientos donde nosotros fracasamos. Y lo tuvo. Él fue perfeccionado en ellos. Él siempre obedeció cuando fue probado, aun cuando fue probado con los más horribles padecimientos. Por eso es un Capitán y Precursor conveniente y un Líder hacia la gloria. Y la salvación que realizó es la mayor para esta conveniencia.

2. Por amor de la unidad, la simpatía, y el compañerismo

Hay una segunda razón por la que es conveniente que Cristo llevara a muchos hijos hacia la gloria por medio de los padecimientos. Un gran propósito de Dios en la salvación es tener una gran familia de hijos, quienes son esencialmente diferentes (y aun así profundamente unidos) a sus otros hermanos y hermanas humanos, unidos con Jesucristo. Pero si todos los hermanos y hermanas en una familia han experimentado el sufrimiento, menos uno, la unidad peligra. Y por el bien de un espíritu común en unidad y simpatía y compañerismo, incluso en el sufrimiento, Cristo toma la naturaleza humana y lleva a muchos hijos hacia la gloria por medio del padecimiento y la muerte.

Encuentro este concepto en la relación que hay entre los versículos 10 y 11: El versículo 10 dice que es conveniente que Dios lleve muchos hijos hacia la gloria por medio de los sufrimientos de su Hijo. Y el versículo 11 da una razón por la que es conveniente que Dios actúe así.

Porque tanto el que santifica [Jesús, cf. 13:12] como los que son santificados [los hermanos que él lleva hacia la gloria], son todos de un Padre [o de una naturaleza humana]; por lo cual Él no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo [en el Salmo 22:22]: Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la congregación te cantaré himnos. . .

En otras palabras, es conveniente que Cristo padezca para llevar a muchos hijos hacia la gloria porque este padecimiento expresa que él es un buen hermano. Piense usted mismo en esto. Tómese un tiempo para meditar en esta verdad: que Cristo padeció (su Padre quiso que él padeciera, ¡que realmente padeciera un horrible dolor!), porque el propósito de Dios para crear una familia que esté tan unificada y tan profundamente interrelacionada y tan empática que la familia estaría en peligro si el hermano mayor perfecto no padeciera todo el dolor que padecieron el resto de los hijos. Esto también es parte de lo que hace que nuestra salvación sea grande.

3. Mostrando el valor infinito de la gloria del Padre

Finalmente, hay una tercera razón por la que es conveniente que Dios lleve muchos hijos hacia la gloria por medio de los padecimientos de su Hijo. Dios creó todas las cosas y gobierna todas las cosas para exaltar su propia gloria, su propia libertad y su propia suficiencia y satisfactorio valor. Y la disposición del Hijo de Dios a sufrir en obediencia al Padre muestra la infinita grandeza de la dignidad del padre y el infinito valor de la gloria del Padre.

Encuentro este concepto en las frases claves que aparecen en el versículos 10:

"Porque convenía que aquel [Dios el Padre] para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos".

Vea las palabras cruciales: "para quien son todas las cosas". Convenía que este Dios llevara a los hijos hacia la gloria por medio del padecimiento. ¿Cuál Dios? El Dios "para quien son todas las cosas". En otras palabras, el Dios que creó y sostiene y gobierna todas las cosas para exaltar su propia gloria. Todas las cosas existen para la gloria de Dios, para mostrar cuán suficiente y satisfactorio es Dios en sí mismo.

Y el escrito dice que convenía que este Dios llevara a los hijos hacia la gloria por medio del padecimiento. ¿Por qué? Evidentemente porque la disposición de su hijo a padecer es el resplandor de la gloria del Padre en todo el universo. En el libro de Hebreos la disposición a padecer pérdida es una evidencia de la gran confianza en Dios para llevarnos a través de todo hacia la gloria (10:32-34; 11:24-26; 13:5-6; 12-13). Así es con Jesús. Hebreos 12:2 dice que Jesús "por el gozo puesto delante de El soportó la cruz, menospreciando la vergüenza". ¿Qué gozo? El gozo de sentarse a la diestra de la majestad de Dios, rodeado por una compañía incontable de hermanos y hermanas adoradores.

Así que la profundidad del sufrimiento de Cristo era la medida de su confianza en el gozo satisfactorio de la gloria de Dios.

Esta es la razón suprema por la que es conveniente que Dios lleve muchos hijos hacia la gloria por medio de los padecimientos de su Hijo. Conviene porque exalta más la gloria de Dios. Esta es, finalmente, la razón por la que nuestra salvación es tan grande. Es una salvación que tiene a Dios en el principio, y a Dios al final. ¿Cómo no ser una salvación inefablemente grande? ¡Oh, no descuide esta gran salvación!