Atesorando juntos a Cristo por encima de todas las cosas

Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, 2desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, 3si es que habéis gustado la benignidad del Señor.  4Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, 5vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. 6Por lo cual también contiene la Escritura:  He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.  7Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo;  8y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.   9Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

La Iglesia Bautista Bethlehem existe –y es pero que usted también- para transmitir pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas para que todas las personas se gocen en Jesucristo. Para poder te­ner pasión por la supremacía de Dios usted tiene que conocer la supremacía de Dios. Y por lo tanto, es esencial para la misión de esta iglesia enseñar la verdad bíblica acerca de Dios -a los hijos, jóvenes y adultos.

La frase “en Jesucristo”  tiene mas significado que el que se ve a simple vista. Pablo dice en 2 Corintios 4:6 “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. Lo que usted ve con los ojos del corazón cuando se vuelve un cristiano -cuando vuelve a nacer y tiene una nueva naturaleza- es “la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. Cristo “el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia” (Hebreos 1.3). Dos versículos antes (2 Corintios 4:4) “la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”, es llamada “la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. El lugar donde más claramente vemos la gloria de Dios es en la gloria de Jesucristo, quien es su ima­gen, su resplandor, y su exacta sustancia. El lugar donde más cla­ramente vemos la gloria de Cristo es en los terribles y gloriosos eventos del evangelio -la muerte y la resurrección de Cristo, la cum­bre de su fuerza, de su sabiduría, de su obediencia y de su amor.

Así que cuando decimos que existimos para transmitir a todas las personas a través Jesucristo una pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas, significa que la supremacía de Dios fue mostrada más claramente en el evangelio del Cristo crucificado y significa que nuestra pasión por ella fue pagada a gran precio en el evangelio del Cristo crucificado.

Y cuando alguien pregunta, ¿Por qué ustedes no ponen algo sobre el ‘amor por las personas’ en su Declaración de Misión si amar a tu prójimo es el segundo gran mandamiento y es como el primero, y sí ponen eso de estar apasionados sobre la supremacía de Dios en todas las cosas? Yo respondo, nuestra Declaración de Misión no se refiere al ‘amor por las personas’ porque nuestra Declaración de Misión es ‘amor por las personas’.  Esta Declaración de Misión es la definición bíblica del ‘amor por las personas’. ¡Esto es lo que es el amor! Amor es entregar su vida para transmitir la pasión (a otras perso­nas) por la supremacía de Dios en todas las cosas, para que se gocen en Jesucristo. Cualquier acción que no tenga esto como su objetivo, no es amor cristiano. Si usted no quiere desgastar su vida para hacer despertar y sustentar una pasión por Dios en la vida de otros, de modo que puedan compartir este gozo eterno en Jesucristo, entonces usted no es una persona que ama de verdad. Amar al prójimo significa esforzarse por transmitir una pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas para que todas las personas se gocen en Cristo. Eso es lo que es amor. Y es bien costoso para nosotros -como también lo fue para Jesús.

Luego, bajo esa misión global, hemos abrazado, como iglesia, una estrategia de propósito triple. La llamamos Atesorando Juntos a Cristo.  Buscaremos transmitir una pasión por la supremacía de Dios en todas las cosas al: 1) multiplicar los recintos educacionales, 2) plantar nuevas iglesias, y 3) bendecir a los más pobres alrededor del mundo a través del diaconado global.

Y casi se nos va sin decir que ‘multiplicar los recintos educacionales’ y  ‘plantar nuevas iglesias’ es una forma breve de referirnos la transmisión de una pasión por la supremacía de Dios a más y más personas. Quienes para entonces necesitarán un lugar donde adorar con el pueblo de Dios, estudiar trazar estrategias -de ahí el ‘multiplicar los recintos educacionales’ y ‘plantar nuevas iglesias’.  Hace cuatro años los ancianos estaban postrados sobre sus rostros en oración ante Dios y se enfrentaban los unos a los otros en rigurosas discusiones sobre si la estrategia para transmitir y para crecer debía ser solamente plantar iglesias, un santuario mucho más amplio en el centro de la ciudad, o múltiples recintos educacionales. Creemos que Dios nos guió, con un fuerte consentimiento de la iglesia, a abrazar el Atesorar Juntos a Cristo -no un enorme santuario y una única ubicación en el centro de la ciudad sino una iglesia en múltiples sitios- un cuerpo de ancianos, una misión, una estrategia, un presupuesto, una teología centrada en Dios,  exaltadora de Cristo y saturada de la Biblia, una filosofía de ministerios para niños y jóvenes, un ejército de misioneros y un ministerio unificado de la Palabra cada semana, en persona o por video -múltiples recintos educacionales.

No hay un solo modo de existir para la iglesia de cada cultura. Creemos que Dios nos ha hecho libres por su Palabra para ser su pueblo en este tiempo y con esta estrategia. Creemos que en Cristo todas las cosas esenciales de lo que una iglesia del Nuevo Testamento debe ser, están dentro de la estrategia de Atesorar a Juntos Cristo, o sea, dentro de la estrategia de ‘múltiples recintos educacionales’, ‘plantar iglesias’ y el ‘diaconado global’.

Por supuesto la visión tiene una etiqueta de precio tanto huma­no como monetario. Cristo pagó para salvarnos del pecado y de la ira de Dios, y darnos vida y gozo eter­nos. Queremos dejar esto bien claro. Usted no puede comprar a Dios. Dios lo ha comprado a usted. “¿O ignoráis [...] que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio” (1 Corintios 6:19-20). Nuestro tesoro más grande en la vida y en la muerte es gratis. “De gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:8). Nosotros no le cobramos a nadie por venir a Bethlehem.

Pero algo le ocurre a la opinión que una persona tiene acerca del dinero cuando empieza a Atesorar a Cristo por encima de todas las cosas. Precisamente el nombre de nuestra estrategia -Atesorando Juntos a Cristo- guarda la clave de como se obtiene el pago. Cuando usted atesora a Cristo supremamente, el dinero se convierte principalmente en una vía de maximizar el gozo en Cristo, esto lo hace para  su propio bien (ya que hay más bendición en dar que en recibir) y para el de otros, pues así financia la expansión del evangelio.

Aquí hay un ejemplo de cómo el atesorar a Cristo afecta el dine­ro y la visión.  El recinto educacional en el centro de la ciudad está casi completo y no tenemos deudas. (Hay una etapa más pequeña que queda por terminar que es para el ministerio de los niños, para que quede como estaba pla­neado originalmente). Para muchos de nosotros fue algo asombroso cons­truir un edificio educacional de siete millones de dólares sin ir al banco. La madre iglesia, el centro de la estrategia multiplicadora, lo ha costeado. Damos gracias a Dios. Comprarlo  y habilitar el recinto del Norte cuesta cerca de 9.5 millones. ¡Que fácil hubiera sido como líderes y como un pueblo decir: Tenemos dos veces la cantidad de personas que teníamos cuando pagamos por el otro, agarremos este y cancelémoslo! Pero un corazón que atesora a Cristo por encima de todas las cosas es inquieto. Quiere hacer muchas cosas con el dinero para el bien del Reino de Cristo.

De modo que el corazón del liderazgo y del pueblo se unieron de asombrosamente para decir: ‘No no lo hagamos tan fácil, ni tan difícil. Tomemos el 10% de cada dólar dado a Atesorando Juntos a Cristo y démoslo para plantar nuevas iglesias, no solo nuevos recintos educacionales. Y no solo eso, tomemos un 10% más de cada dólar dado a Atesorando Juntos a Cristo y utilicémoslo para bendecir a los más po­bres alrededor del mundo en el diaconado global. Y lo digo así porque la misión no era solo enviar dinero para situaciones críticas, sino enviar personas y proveer más relaciones a largo plazo y entretejer la compasión por los pobres dentro nuestra tela en el proyecto concreto de Bethlehem alre­dedor del mundo. Así para que puedan sacar la cuenta. Nosotros no necesitaremos dar 9.5 millones de dólares, sino 11.85 millones de dólares para pagar del recinto educacional del Norte, 1.8 millones de dólares del costo de plantar iglesias, y 1.8 millones para la mise­ricordia a través del diaconado global.

Ya que la misión de transmitir una pasión por la supremacía de Dios y la estrategia de multiplicar los recintos educacionales, de plantar iglesias y del diaconado global para la gloria de Cristo solo se desarrollará si en verdad atesoramos a Cristo por encima de todas las cosas, volvamos a la Palabra de Dios y a la gloria de Cristo como se goza Pedro en 1 Pe­dro 2:1-10. ¿Qué nos dice este pasaje acerca de atesorar a Cristo?

Primero, pone claro como el agua que atesorar a Cristo es la respues­ta de Dios a Cristo y por tanto, deber ser la nuestra.

Pedro esta considerando y usando varios textos del Antiguo Tes­tamento que señalan a Cristo como la Roca. Isaías 28:16(“He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable”), Salmo 118:22 (“La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo”)

Examine conmigo el versículo 4: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa”. Note cuidadosamente la palabra “preciosa”. Entonces mire el versículo 6. “He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado.” De nuevo Pedro atrae nuestra atención con la palabra “preciosa”. Piense de manera sencilla y asómbrese en las ­implicaciones que Dios el Todopoderoso con infinito conocimiento, infi­nita sabiduría y capacidades infinitamente perfectas para ver y saborear lo que es infinitamente valioso y hermoso -este Dios valora a Jesús Cristo como precioso. Esta es sencillamente otra manera de de­cir que él atesora a Cristo. Atesorar significa sentir que lo que valoras es precioso.

Así que mi argumento es muy simple: Si Dios que ve todas las cosas como realmente son y siente todas las cosas como realmente son, atesora a Cristo, nosotros debiéramos hacer lo mismo. De hecho, está claro que Dios atesora a Cristo por encima de todas las otras cosas. No existe nada más valioso en el universo que Cristo, porque él es Dios y él es la exacta manifestación de Dios para que nosotros podamos tener una imagen de Dios y disfrutarlo -es decir, atesorarlo. Dios abraza a Cristo como a alguien infinitamente precioso. Nosotros debemos hacer lo mismo. Si el idioma español pudiera usar ‘precioso’ como un verbo, lo usaría. Pero no se puede. Sin embargo ‘atesorar’ es tanto un sus­tantivo como un verbo. Y así nos ayuda a hacer exactamente lo que la Biblia quiere que hagamos. Conocer y sentir a Cristo como a alguien precioso -o sea, atesorarlo. ¡Atesorarlo! Atesorar a Cristo juntos es el primer y último acto del corazón -ver y apreciar a Cristo como nuestro más grande tesoro.

Segundo, este texto pone en claro que atesorar a Cristo es más (no menos) que saber que Cristo es precioso. Este texto lo siente, y en consecuencia, actúa.

Versículos 2-3 “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, 3si es que habéis gustado la benignidad del Señor” Percátese de las palabras “desead” y “gustado”. Desee la leche pura de la Palabra de Dios -porque en ella usted ‘prueba’ la bondad del Señor. Estas son palabras emotivas, no solo palabras de conocimiento. Estas son palabras con sentimiento. Saber que el Señor es bueno y probar que el Señor es bueno no es lo mismo. El conocimiento está involucrado.­ Pero ser cristiano significa más. Así que cuando hablamos de atesorar a Cristo, queremos expresar algo completo y satisfactorio. Vivir es Cristo y morir es ganar, porque para nosotros Cristo es más valioso que todo lo que esta tierra posee, el nuevo co­razón siente el valor de Cristo y de la tierra por amor de Cristo.

Y el versículo 1 aclara que este emocional y cariñoso atesorar de Cristo cambia la manera de actuar: “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones” Cuando usted ateso­ra a Cristo por encima de todo no necesita ser engañoso. ¿Por qué lo sería? No necesita fingir nunca. ¿Para qué lo ha­ría si tiene un tesoro infinito que satisface todo? ¿Por qué envidia­ría a alguien? En Cristo se esconden todos los tesoros que pudo desear alguna vez. ¿Por qué usted calumniaría y sería mali­cioso? ¿Qué ansias de venganza no superaría Jesús? Atesorar a Cristo es el poder del Espíritu entregado para que seamos liberados del dominio del pecado.

Tercero, este texto muestra que atesorar a Cristo define un nuevo linaje de personas.

Escojo la palabra ‘linaje’ conscientemente,  provocativamente y por que está en el texto. Versículo 9: “Mas vosotros [ustedes para quien Cristo es una piedra angular y no de tropiezo, ustedes para quienes Cristo es precioso, ustedes que atesoran a Cristo] sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios.” Note tres palabras: linaje, nación, pueblo. Genos, de la que obtene­mos la palabra ‘genealogía’; eqnos de la que obtenemos la palabra ‘étnico’ y ‘etnia’; y laos de la que obtenemos la ‘laico’. Pedro usó las tres palabras que Israel usaba para definirse a sí mis­ma (linaje, nación étnica, y pueblo -el pueblo) y las aplicó a los gentiles y judíos que atesoran a Cristo. Las aplicó a nosotros, la iglesia.

Aquellos que atesoran a Cristo por encima de todo son un nuevo linaje, un nuevo grupo étnico y un nuevo grupo de personas. Esto tiene enormes implicaciones para las realidades étnicas y raciales de este mundo. ¡Cuan fácilmente podríamos cometer un error aquí y decir: linaje, grupo étnico, grupo de personas!, tales diferencias no cuentan en el cuerpo de Cristo. Los cristianos deben ser ciegos al color, a las etnias o los grupos de personas. Hay algo de verdad en eso. Ninguna persona de ninguna etnia quiere hablar constantemente acerca de las diferencias étnicas. Hay asuntos más grandes en el mundo que el del color y la cultura.

Dios no creó la indescriptible abundancia de diferencias so­lo para que fueran ignoradas. Como si pudiéramos distinguir miles de especies de flores siendo ciegos al color. No. Esto no es lo que signi­fica para la iglesia ser un nuevo linaje.

Lo que significa es esto (y más): ‘la característica suprema del nuevo linaje cristiano es atesorar a Cristo’. Esta característica del nuevo linaje tiene un efecto transformador en todas las razas, etnias y grupos de personas: expone nuestras diferencias discriminadoras tanto con la esperanza de que nuestros pecados minimizadores de Cristo sean olvidados como con la esperanza de que los tesoros que reflejan a Cristo sean valorados. Atesorar a Cristo no nos hace ciegos a las diferencias. Más bien hace que las diferencias sirvan a la más grande identidad unificadora de atesorar juntos a Cristo. Lo que es nuevo acerca del linaje cristiano es que el infinito valor de Cristo es reflejado por cada miembro de un modo diferente. Por lo tanto, las diferencias no son insignificantes. Somos las piedras vivas que están siendo edificadas como casa espiritual o nuevo linaje. Y la característica distintiva de este nuevo linaje es que se refleja de manera múltiple y unificada el valor de Cristo debido a la forma en que es atesorado por las diversas personas. Por tanto, alabemos esta diversi­dad y busquémosla.

Un último y breve punto.

Cuarto, este texto muestra que la esencia de atesorar a Cristo es transmitirlo.

Versículo 9: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Atesoramos a Cristo por sus virtudes, especialmente la virtud de su muerte por nuestros pecados, su resurrección, y  por su gloriosa labor salvadora al edificar un nuevo linaje de personas que lo atesoran a él por encima de todo. Y ahora vemos claramente el propósito -y este es el corazón de nuestra estrategia y misión –“para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Existimos para transmitir la pasión por su supremacía en todas las cosas y que todas las perso­nas se gocen en Jesucristo, atesorándolo juntos por encima de todas las cosas al multiplicar recintos educacionales, plantar nuevas iglesias y mostrar misericordia hacia los más pobres de los pobres. ¡Que Dios nos manten­ga fieles hasta que venga o nos llame!