Todas las cosas sujetas al Cristo resucitado

Domingo de resurrección

Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 21el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

Estos versículos manifiestan algo estupendo, y debemos aclararlo antes de maravillarnos con lo que hay aquí.  Y esa es mi meta—que usted se asombre con lo que está aquí.  Que se maraville ante Aquel de quien se habla aquí.  Y no solo este es mi objetivo. Es también el objetivo de Dios para usted.  Digo esto por causa de la segunda carta de Pablo a los Tesalonicenses (1:10).  La Palabra de Dios dice en cuanto a la segunda venida de Cristo “cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).” El sentido de la historia es: el pueblo de Dios admirado ante la majestad de Jesucristo. Así que, ese es mi objetivo este Domingo de Pascua—que usted se maraville ante lo que se revela en Filipenses 3:20-21.

Pero aquí se asume algo y nosotros debemos aclararlo antes de que podamos admirarnos con el entendimiento. Ese es el único tipo de admiración que importa: la admiración con entendimiento. Si alguien le engaña para que le admire y le hace pensar que ha él hecho algo magnífico cuando no ha sido así, su admiración hacia él no le hace engrandece, le hace lucir a usted como tonto…solo la admiración con entendimiento dice mucho de Aquel que es verdadero y bello.

Así que algo se asume aquí en Filipenses 3:20-21 y es que Jesús resucitó de entre los muertos y ahora está vivo y es muy poderoso –para decirlo suavemente. La razón por la que Pablo puede asumir esto es que lo dijo en el capítulo dos. Así que deberíamos regresar allí y hacerlo explícito y claro. Filipenses 2:6-11 describe la eterna deidad de Cristo, la encarnación de Cristo, la muerte obediente de Cristo, la resurrección de Cristo y el reino de Cristo sobre todo el universo. Es un pasaje asombroso. Usted nunca leerá algo en ninguna parte o literatura más completo, importante y verdadero que esto:

El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Así que Cristo era y es igual a Dios. El es Dios, también se convirtió en humano. Él, obedientemente sufrió y murió. Obedientemente. Eso significa que Dios el Padre le dijo que lo hiciera. Significa que fue una muerte planeada y el argumento del plan era que el Cristo fuese el sustituto por la condenación de todos los pecadores que confiarían en Jesús. Como dice Gálatas 3:13, “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición”. Él  cargó nuestra condenación como un sustituto. Éste era el plan amoroso de Dios para la salvación de pecadores que, como nosotros merecen el infierno. Es por eso que en el versículo 8 dice, “haciéndose obediente hasta la muerte”  No solo estaba muriendo.  Estaba obedeciendo. Dios tuvo un plan. Dios dio una orden. El hijo la estaba cumpliendo voluntariamente, obedientemente.   El plan era, “Se un substituto por la condenación de todos los que creerán en Ti. Soporta por ellos mi santa y justa maldición, y yo los haré mis hijos—herederos contigo de todo lo que tengo.”

Y en el versículo 9, usted puede ver el  mayor “Por lo cual” de la Biblia.  “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo.”  En otras palabras, por Su obediente y exitosa vida y muerte, Dios le levantó de entre los muertos y le ha dado la  gloria como Señor del universo. Esa es la estupenda asunción detrás de Filipenses 3:20-21.

Ahora, vayamos nuevamente al texto: Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo (y ahora sabemos como alcanzó los cielos: fue resucitado de entre los muertos); el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (y ahora sabemos como es que tiene un cuerpo en gloria: Fue levantado corporalmente de entre los muertos), por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Ahora estamos listos para meditar sobre esto y admirarnos. Aquí hay tres enfoques para que nos admiremos en este Domingo de Pascua: 1) Admírese hoy ante el poder del Cristo resucitado para sujetar todas las cosas a si mismo. 2) Admírese porque un día, en su venida, Él usará este poder para transformar el cuerpo de usted a un cuerpo como el Suyo. 3) Admírese porque hoy su ciudadanía está en los cielos donde Cristo reina—y si no es así, póngala allá desde hoy.

Admírese Hoy Ante el Poder del Jesús Resucitado Para Sujetar Todas las Cosas a Sí Mismo

Versículo 21b: “…el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”  En un sentido, Cristo tiene el derecho de gobernar el universo porque Él es Dios, no porque murió y resucitó.  Él no tuvo que morir y resucitar para ser lo que era. Y Él, desde la eternidad, es Dios. Esto le da derecho para ejercer autoridad sobre todas las cosas. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” (Juan 1:1-2)  Cristo es Dios, y como Dios, tiene toda autoridad para someter todas las cosas a sí mismo.

Pero, en otro sentido, Dios el Padre decretó que sería más conveniente, apropiado, bello, bueno y justo que Aquel que gobierna a la humanidad caída y todo lo que se relaciona con los hombres y su sufrimiento, llevara la semejanza de ellos y soportara las mismas tentaciones y sufriera su dolor, y muriera su muerte. Dios decretó que quien reinaría con poder sufriría con nosotros y por nosotros en este mundo. Dios decretó que cuando el León de la Tribu de Judá venga en poder y gran gloria a traer juicio sobre la tierra, debió haber sido un cordero inmolado por el pecado en la tierra. (Apocalipsis 6:16)

He aquí un versículo a favor de lo que hemos dicho, Hebreos 2.10: “porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” El Señor, Juez y Salvador de todo el universo fue probado y encontrado perfecto a través del sufrimiento humano. Ahora Él es doblemente idóneo para su papel como Señor del universo: Él es Dios por derechos naturales, y es Redentor por derechos comprados. Él puede poner su pie sobre el cuello de Satanás, no solo por causa de su poder, natural y divino—que habría sido suficiente—sino también porque Él mismo se expuso a las tentaciones de Satanás y a su arma final, la muerte, quebrándola en la mañana del Domingo Santo. Así que Él es doblemente idóneo para reinar. Él tiene derechos de creador y derechos de redentor.

Y ahora, con todo esto en mente, leemos en Filipenses 3:21 que el tiene “el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” Para admirarnos ante este poder de Cristo hoy, consideremos 1) el alcance de este poder, 2) proceso, 3) penetrabilidad 4) triunfo, 5) propósito, 6) duración, y 7) la base final de las operaciones de este poder.

1.1. Admírese Hoy por el Alcance del Poder de Cristo

Después de su resurrección Jesús dijo en Mateo 28:18, “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. No existe  autoridad mayor que la de Cristo, ni en la tierra ni en el cielo. Y Filipenses 2:10 añade,  que tampoco “debajo de la tierra”. No hay lugar o ámbito de realidad o dimensión de existencia en cualquier lugar del universo que no esté bajo la absoluta autoridad de Jesucristo.

Cuando el mundo no parece estar bajo la autoridad del Cristo, sería más sabio de nuestra parte admirarnos ante sus misteriosos caminos, como Pablo en Romanos 11:33, que cuestionar el alcance de su poder.

1.2  Admírese Hoy por el Proceso del Poder de Cristo

Aunque Cristo tiene absoluto poder y autoridad sobre todas las cosas, Él todavía no usa completamente ese poder para someter a sus enemigos. Todavía no. Su reinado avanza por la predicación del evangelio y por el amor sacrificado de su pueblo. De esta manera la incredulidad, la oscuridad espiritual, y la decepción demoníaca son vencidas por el poder y la belleza de Cristo. Cuando este proceso haya avanzado tan lejos como Dios desea, Cristo intervendrá y completará la victoria.

De esta manera lo dice Pablo en 1 Corintios 15:24-27:

Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies.

Así que su poder y autoridad son completos.  Pero el proceso de sujeción continúa al ritmo que Él escoge. Nuestro trabajo no saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad (Hechos 1:7)  Nuestro trabajo es admirarnos por alcance y proceso de Su poder, y hablar el evangelio.

1.3 Admírese Hoy por la penetrabilidad del Poder de Cristo

El poder  de Cristo penetra desde los más grandes hasta los más pequeños elementos de la realidad de nuestro universo. Colosenses 1:17, dice que “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” Y Hebreos 1:3 dice, “quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder.” La autoridad de Cristo es verdaderamente penetrante. No hay galaxia, ni átomo, o demonio que sobre-exista sin la autoridad de Jesucristo.

1.4 Maravíllate Hoy por el Triunfo del Poder de Cristo

1 Pedro 3:22 dice, que “habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.” Cuando Cristo murió y resucitó, triunfó sobre todos los poderes del infierno. Conocía que este triunfo venía, así que dijo a Pedro en Mateo 16:18, “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. En otras palabras, el infierno no puede derrotar a Jesús. Su triunfo está asegurado. Él cumplirá todos sus propósitos para la iglesia y el universo.

1.5 Admírese Hoy por el Propósito que tiene para el Hombre el Poder de Cristo

Jesús dijo en Juan 5:27,  que Dios “le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.” El Dios hombre tiene el derecho para actuar como Dios juzgando al hombre. Y lo hará. Y será definitivo. No existe ninguna corte de apelaciones que esté por encima de Cristo. Y Juan 17:2 muestra como esta autoridad está llena de esperanza para aquellos que pertenecen a Jesús. “[Dios]le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste”. El juicio y la vida eterna están en Sus manos,  para todo ser humano.  Admírese por el objetivo o propósito de la autoridad de este juez.

1.6 Admírese Hoy por la Duración del Poder de Cristo

En Apocalipsis 11:15 se escuchan grandes voces en el cielo que dicen: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”. No habrá nunca otro capítulo después de Cristo. Nada viene después de Cristo. Su poder y autoridad durarán para siempre. No sea hallado enemigo de ese poder.  Admírese, no se burle.

1.7 Admírese Hoy por la Base Final de las Operaciones del Poder de Cristo.

Literalmente la tierra será renovada. Todo pecado, debilidad, y poder satánico serán eliminado. Será un cielo nuevo y una tierra nueva. Pero no otro cielo y tierra, sino el mismo renovado.  Es por eso que Él regresa en poder, Mateo 24:30: “y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.” Admírese, por tanto, porque el alcance, proceso, difusión, triunfo, propósito y duración del poder de Cristo por que sujeta todas las cosas a Sí mismo será establecido finalmente sobre la tierra.

Ese es primer enfoque que vislumbramos para admirar a Cristo esta mañana. Admírese por Su poder con que  “puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” Filipenses 3:21b.

Admírese Por el Día de Su Venida, En Que Usará Este Poder Para Transformar el Cuerpo Que Ahora Tiene, en Un Cuerpo Como el de Él

Filipenses 3:21ª, “[Él] transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” Pablo nos dice que todo ese poder que hemos estudiado, tomará nuestro cuerpo descompuesto y lo levantará de entre los muertos. Ya no para estar enfermo, o discapacitado, o frágil, o mentalmente enfermo, o viciado o trabajado, o tentándonos, o siendo tentado, sino que será conforme al su cuerpo glorioso.

No sobre-espiritualice o sub-espiritualice esto.  Usted lo sub-espiritualizaría si creyera que puede ser explicado meramente en las categorías de la realidad físico material que experimenta ahora.  No es idéntico a lo que tenemos ahora. Pablo dice en 1ra a los Corintios 15:44, “Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.” Será perfectamente adecuado soportar el peso de la gloria de almas espirituales perfectas.

Pero lo sobre-espiritualizaría si creyera que no podría comer pescado o ser reconocido por tus amigos después de la resurrección. Jesús fue reconocido por sus discípulos (Lucas 24:31). Y dijo en Lucas 24:39-43:

Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. 41Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? 42Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. 43Y él lo tomó, y comió delante de ellos.

Y eso es lo que usted hará.  Si pertenece a Cristo por confiar el Él le dará un nuevo cuerpo espiritual, y será reconocido por sus amigos y comerá y beberá con Él, en el reino de Dios. (Mateo 26:29) Admírese por tanto, porque Cristo usará su autoridad y poder infinitos para levantarle de entre los muertos y le dará un cuerpo como el Suyo.

Admírese de Que su Ciudadanía Está en Los Cielos Donde Reina Cristo

Filipenses 3:20, “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” Si usted es un creyente en Cristo, no tiene que esperar por la segunda venida de Cristo para saber donde está su hogar: El cielo o el infierno. Cuando usted confía en Cristo, su nombre es impreso en los registros de la ciudadanía celestial.  No porque vivirá allí por siempre, en lugar de vivir en la nueva tierra, sino porque su Rey está allí. Y cuando Él venga, su ciudadanía viene con Él. Donde Él esté, allí usted tiene el privilegio y derecho de estar.

Y así estará para siempre con Él y su admiración nunca cesará, sino que crecerá por los siglos de los siglos.

¿Está su ciudadanía en los cielos?  ¿Ha depuesto las armas de la incredulidad y rebelión contra Cristo?  ¿Ha recibido la amnistía comprada por sangre que Él ofrece a los rebeldes? ¿Ha doblado las rodillas de la sumisión y lealtad al Rey del universo?  Hágalo hoy y únase a los ciudadanos de los cielos que “esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas."