El evangelio a las naciones, generosidad hacia los pobres 

Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. 2Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles. 3Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; 4y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, 5a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros. 6Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron. 7Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 8(pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), 9y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. 10Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.

Hoy es el segundo domingo de nuestro Enfoque Otoñal a las Misiones. Durante muchos años ha sido nuestra norma concluir este servicio con un llamado a pasar al altar a todos aquellos que creen que Dios está encendiendo sus vidas para llevarles, más tarde o más temprano, a misiones interculturales de largo tiempo. Así que por favor oren conmigo para que Dios confirme en este servicio lo que ha estado haciendo en sus vidas, o comience a hacer hoy.

Lo primero que quiero hacer es acompañarlos desde Gálatas 1:6 hasta 2:10 para que puedan ver el hilo del pensamiento de Pablo. Después labraremos nuestro camino de regreso y nos enfocaremos en tres cosas: los pobres, el evangelio, y el llamado (por último, el llamado que usted tiene). Busque escucharlo a medida que predico.

El Evangelio de Pablo Viene de Cristo, No de los Hombres

Pablo está asombrado. Los gálatas están a punto de abandonar el evangelio porque algunos que se llaman cristianos habían venido entre ellos predicando la necesidad de la circuncisión para salvación. La salvación que solamente es por gracia, por medio de la fe, y basándose en Cristo, estaba en juego; y Pablo no podía creer lo que estaba oyendo. Versículo 6: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente”.

Luego les dice que no existe otro evangelio que pueda salvar del pecado y del infierno, y si alguien les dice que sí existe…bueno, escuchen sus palabras en el versículo 9: “Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”. En lenguaje callejero, y muy literalmente: Que se vaya al infierno.

Después Pablo argumenta que su evangelio es realmente de Jesucristo, no de algún hombre o de su propia cabeza. Versículo 11-12, “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; 12pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.

Después defiende esta asombrosa afirmación recordándoles cuan increíblemente su vida había cambiando. En los versículos 13-14 les recuerda cuan celoso perseguidor de la iglesia había sido fue. En los versículos 15-17 describe el cambio en su vida y explica que dicho cambio sobrevino sin ir a Jerusalén: “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, 17ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco”. Entonces (v.18) después de tres años subió a Jerusalén en un viaje de quince días para visitar a Pedro y a Jacobo el hermano del Señor; luego desaparece por 14 años en Siria y Cilicia.

La intención de todo era decir: ‘Mi evangelio proviene de Cristo y no de los hombres. No soy un apóstol de segunda mano. Mi autoridad y mensaje no son derivados de otros, vienen del Jesús quien resucitó, no de Pedro y Jacobo’.

Ahora en el capítulo dos, continúa enfatizando esto, pero añade un énfasis en su unidad con los doce apóstoles originales. Pablo sabe que si su evangelio y su apostolado son rechazados por los doce apóstoles originales, habría una herida intolerable en los cimientos de la iglesia de Cristo y él estaría corriendo en vano. Así que tiene que establecer su independencia y su unidad con los doce apóstoles originales. Esa es la intención de (2:1-10).

Versículo 1-2

“Después, pasados catorce años [un largo período de tiempo para dejar clara su independencia], subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito [un gentil incircunciso convertido, llevándole al mismo seno del legalismo judío conservador, como prueba de su evangelio de libertad]. 2Pero subí según una revelación [Cristo le dijo que fuera, esto no fue una estrategia humana], y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles”

El evangelio de Pablo debía ser coherente con el evangelio que los doce apóstoles predicaban o la unidad del apostolado se quebraría, y con ella la iglesia.

Versículos 3-5

“Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; 4y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, 5a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros”. Las cosas se ponían se ponían muy tensas a medida que los partidarios de la circuncisión (¡él los llama falsos hermanos!) trataban de forzar el tema de la necesidad de la circuncisión. Pero Pablo no cedería porque el evangelio estaba en juego. Este es el “otro evangelio diferente” que había llamado maldito en el capítulo 1 versículo 8.

Versículos 6-9

Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron [continúa enfatizando su independencia, su evangelio proviene de Jesús, no de los hombres]. 7Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 8(pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), 9y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión

Ese fue uno de los momentos más importantes de la historia ¡de toda la historia! Se alcanzó la unidad entre los apóstoles fundadores de la iglesia cristiana, y el evangelio fue salvaguardado de sus primeras amenazas. Pienso que sería justo decir que para el primer y más grande misioneros a los gentiles lo más esencial en las misiones era llevar el evangelio correctamente –con exactitud. De otra manera estaría esforzándose en vano.

Versículo 10

Entonces, finalmente, Pablo añade el versículo 10. Hay otra cosa en la que estamos de acuerdo: “Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer”. Pablo estaba de acuerdo con los apóstoles que una compasión financiera y tangible hacia los pobres era parte crucial del ministerio apostólico.

Ahora bien, demos la vuelta y regresemos a través de este texto y enfoquémonos esta vez solo en tres cosas: los pobres, el evangelio, y el llamado; y terminemos  con el llamado que ustedes tienen. Oremos para que Dios lo muestre claramente a medida que predico.

Los Pobres

Primero, los pobres. Quiero que veamos cuatro cosas: Que los apóstoles pensaban lo mismo acerca de esto; que esto era lo suficientemente importante como para mencionarlo junto con la pureza del evangelio; que Pablo no solo tenía la voluntad de hacerlo sino que procuraba hacerlo con diligencia; y finalmente, que esta pasión y prioridad por los pobres venía del mismísimo Cristo. Las primeras tres están clara como el agua a partir del versículo 10: “Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer”. Están de acuerdo, mencionan esto explícitamente junto con el evangelio que comparten, el entusiasmo de Pablo es dejado claro: “lo cual también procuré con diligencia hacer”. No es una carga sino una bendición. Amo bendecir a los pobres.

Pero, ¿de dónde viene esta pasión y este nivel de prioridad? Para Pablo, pienso, debemos decir que mana del corazón que el evangelio formó dentro de sí (2 Corintios 8:9). Un corazón perdonado es un corazón compasivo. Pero, en cuanto a los doce apóstoles originales tenemos que decir que no solo tienen un nuevo corazón compasivo, también tienen recuerdos de cómo vivió Jesús.

La visión del juicio en Mateo 25 (35-36) donde Jesús dice, “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”

Zaqueo entrega la mitad de sus posesiones a los pobres y Jesús dice, “Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham” (Lucas 19:9). La evidencia de la salvación es una compasión financiera y práctica por los pobres.

Las palabras de Jesús hacia el hombre que lo había convidado a un banquete, “Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; 14 y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos” (Lucas 14: 13-14).

Y el comienzo del ministerio de Jesús en Lucas 4:18, “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres”

Y muchos otros lugares podrían ser citados. El punto es: Los apóstoles estaban de acuerdo acerca de la importancia del ministerio a los pobres porque esto salía del centro del evangelio (la cruz) y porque Jesús lo desarrolló. Estaban ansiosos por bendecir a los pobres. Esto formaba parte de su ministerio fundacional. Por tanto, asumo que ello debe ser un compromiso crucial en la iglesia de hoy (en las misiones y en el ministerio en curso de la iglesia).

No es sólo a los pobres que sean cristianos. Gálatas 6:10 dice, “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”. Sí, cuiden de los suyos. Pero el corazón de Jesús no niega a los incrédulos. Pablo dice en Romanos 12:20, “si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber”. Los cristianos que tienen el corazón de Jesús y siguen los senderos de los apóstoles, deben recordar a los pobres para hacerles tanto bien como podamos.

El Evangelio

Entonces demos nuestro segundo paso retrocediendo a través del texto hacia el centro y la pureza del evangelio en el versículo 5: “a los cuales [aquellos que insistían en la circuncisión para la salvación] ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros” Cuan atractivo puede parecer a veces (especialmente en las misiones) alterar el evangelio y adaptarlo a la situación para no ofender a nadie. Pero Pablo no hace esto, la expectativa judía cristiana de muchos, cultural y religiosa, era que la circuncisión era necesaria. ¿No podía Pablo admitir eso por el bien de la paz? Pablo no solo se rehusó a someterse “ni por un momento”, sino que hasta los llamó “falsos hermanos” (en el versículo 4). Esto es algo realmente fuerte. Un ligero ajuste a la justificación que es solo por la fe, y Pablo llama al cambio anatema en Gálatas 1:8 y llama a las personas falsos hermanos.

Así que el punto es: El evangelio que nuestros misioneros llevan a las naciones es realmente importante. ¡Nuestros misioneros deben estar completamente claros de lo que el evangelio es! Espero que ninguno diga que la doctrina no importa, que ninguno diga que pequeños cambios al evangelio no pueden dañar a alguien, que todo misionero que se encuentre presionado a comprometer el evangelio diga como el apóstol Pablo, “ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros”. Esto es el rudo amor paterno en el hogar para el beneficio de las naciones.

Y eso incluye a los pobres. Espero que todo misionero enviado a los pobres pueda decir con Pablo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres” (Lucas 4:18). Las verdaderas Buenas Nuevas de que la justificación es solo por la gracia, solo por la fe, solo basada en la sangre y justicia de Cristo, y solo para la gloria de Dios. Estas son las Buenas Nuevas por las que vale la pena morir.

El Llamado

Finalmente, retrocedamos un tercer paso en el texto para estudiar el llamado de Pablo (consideren el suyo propio). La gran promesa y esperanza del evangelio es Romanos 10:13: “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. Esto es cierto en una cárcel de Filipinas, donde un carcelero gentil escucha a dos judíos que están encadenados, cantando a media noche. Es cierto en los proyectos internos de la ciudad de Bangkok. Es cierto en los escombros de las montañas pakistaníes y en las aldeas guatemaltecas. Es cierto en los refugiados somalíes en Minneapolis. Es cierto en México, en Kazajistán, en Kenya, en Camerún, en Rusia, en Papúa Nueva Guinea, en Filipinas, en Senegal, en Japón, en Bosnia, en Alemania, en Etiopía, en Perú, en Bolivia, en Ecuador, en Brasil, en la República Checa, en Austria, el Siria, en la Costa de Marfil, en Turquía, en China, en Omán, en los Emiratos Árabes Unidos, en Inglaterra, en Uzbekistán, en Indonesia, en la India, y en Zambia. El evangelio de Jesucristo el Hijo de Dios salva a todo aquel que lo invoque de verdad.

Pero Pablo pregunta en Romanos 10:14, “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”.

Esto es lo que Dios hizo con Pablo. Le llamó y envió, es lo que Dios hace hoy: Dios envía personas. Lo hace de miles de formas. Es asombroso como lo hace. Él lo está haciendo ahora, pienso yo, en esta habitación. A algunos solo les despierta, a otros les trae a una profunda convicción.

Observen lo que le ocurrió a Pablo en Gálatas 1:15-16: “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles…”. Note como Pablo lo dice: ‘Dios reveló a su hijo en mí para que yo le predicase’. La forma en que Pablo se encontró con Jesús y en que conoció a Jesús se convirtió en su llamado para ser misionero, Dios reveló su hijo en mí y el efecto fue: Me volví misionero. Crucé la cultura desde el judaísmo fariseo hasta todas las formas de impurezas de los gentiles en el mundo Romano.

No sé cómo Dios está haciendo con usted. Él tiene sus formas de despertarnos hasta llevarnos a saber que debemos movernos. Debemos aventurarnos. Debemos ir hacia los inalcanzados y los pobres, y ustedes saben que ‘inalcanzados’ y ‘pobres’ son casi sinónimos. El 85% de los más pobres de los pobres vive en la ventana 10-40 (desde África Occidental hasta los países que dan al margen del Pacífico, desde los 10 grados Norte hasta los 40 grados Norte). El 95% de los menos alcanzados vive en la ventana 10-40. En otras palabras, globalmente hablando, los menos alcanzados y los más pobres son casi los mismos.

Un llamado hacia los menos alcanzados es casi lo mismo que un llamado hacia los más pobres de los pobres. Oh, quisiera que Dios levantare más y más de entre nosotros para ir.

En un momento quisiera invitar a todos los creen que Dios los está moviendo hacia una obra misionera intercultural de una largo plazo, que desarrollarán más tarde o más temprano (no solo unas cuantas semanas sino por algunos años), a venir al frente, y permítanme orar por ustedes y darles una tarjeta para que la llenen, de modo que nuestros líderes de misiones puedan estar en contacto con ustedes y servirles en cualquier forma que puedan ayudarles. Estoy pensando en chicos que sean lo suficientemente mayores para haber pensado en pasar por esto, en jóvenes, y en adultos casados o solteros, en personas de mediana edad y en retirados, Dios tiene sus formas de liberarles de las raíces que les retienen. Si pueden discernir lo que él esta haciendo, espero que vengan al frente.

Esto significaría un amor por los pobres, confianza en el evangelio, y tener la sensación de que Dios les está guiando y suministrando. Permanecer en sus asientos espero que signifique: volver a consagrarme a ser un buen emisor, un buen sustentador de otros. Oremos.