¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes? parte 2

Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

El Evangelio Salva A Los Creyentes

Me parece pertinente resaltar que nuestra interrogante es: ¿cómo puede el evangelio salvar a los creyentes?, y no: ¿cómo puede el evangelio convertir a alguien en creyente? Es cierto que cuando el evangelio se comparte con poder del Espíritu Santo, este tiene la capacidad de abrir los ojos de la gente, de cambiar el corazón, de atraerlos a la fe y de salvarles. De hecho, eso es lo que ha estado sucediendo cada noche de martes y miércoles durante todo este verano. Son tan grandes el poder y la belleza del evangelio que las personas se sienten atraídas naturalmente hacia Cristo a través de él. Sin embargo, es mi interés resaltar lo dice Pablo en los versículos 16 y 17, que el evangelio“es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree”. Los creyentes necesitan ser salvos y el evangelio no es más que el instrumento que Dios usa con tal propósito. Por tanto, necesitamos saber de qué forma el evangelionos salva como creyentes, para así poder usarlo correctamente.

Nótese la relación que existe entre los versículos 15 y 16: “Así que, por mi parte, ansioso estoy de anunciar el evangelio también a vosotros que estáis en Roma”. ¿A quiénes se refiere Pablo con vosotros?

Los versículos 6 y 7 nos dicen: “...entre los cuales estáis también vosotros, llamados de Jesucristo; 7a todos los amados de Dios que están en Roma, llamados a ser santos”. Así que Pablo dice en el versículo 15 que él está “pronto a anunciar el evangelio” a estos llamados a ser santos y amados, cuya “fe se divulga por todo el mundo” (v. 8). ¿Por qué? Versículo 16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree [literalmente: aquel que está creyendo; o sea, vosotros]”. Esto quiere decir: vosotros, creyentes de Roma.

Ahora quisiera decirlo junto a Pablo: «Yo, John Piper, estoy pronto a anunciaros el evangelio a los creyentes (específicamente a vosotros) porque este evangelio tan cuidadosamente explicado en la carta a los Romanos, es poder de Dios para vuestra salvación. Vosotros como creyentes necesitáis oír el evangelio para ser salvos». Y es entonces que Pablo, con toda humildad y misericordia, se esfuerza por explicarnos en 16 capítulos, la esencia del evangelio y cómo salva a los creyentes.

Los Creyentes Se Encuentran En Una Dependencia Diaria Del Evangelio

Yo creo de todo corazón que la razón por la que Pablo siente tal deseo es porque sabe que cuando todos los creyentes seamos capaces de conocer, amar y vivir la esencia del evangelio, seremos de tal manera llenos, moldeados, dependientes, dirigidos, esperanzados y gozosos en y por el evangelio, que nadie tendrá que decirnos por qué o cómo debemos compartirlo. Sólo entonces seremos inundados por un profundo agradecimiento a Dios. Sólo entonces podremos vivir una vida tan llena de una dependencia diaria del evangelio como nuestra esperanza de vida eterna, para nuestra propia sanidad y estabilidad, ya sea que seamos casados o solteros. Dependeremos tanto del evangelio que nos será imposible no saber que por qué la gente necesita del evangelio y cómo satisface sus grandes necesidades; precisamente porque sabremos que lo necesitamos y por qué, y sabremos cómo satisface nuestras más grandes necesidades día a día.

Una de las grandes razones por las que Pablo, al igual que yo, está tan deseoso de predicar el evangelio a los creyentes ( v.15), es porque si crecemos diariamente en el evangelio y éste se convierte en el instrumento que Dios usa cada día y cada minuto de nuestras vidas para salvarnos, entonces la manera en que testificaremos a nuestra familia, amigos y a otras personas dejará de ser un esquema artificial para convertirse en el latido profundo de un corazón que piensa, ama y siente lo que predica, un corazón que pelea la batalla de la fe de todos los días.

Pablo estaba totalmente convencido, y nosotros debemos estarlo también, de que predicar el evangelio a los creyentes trae sus frutos. Volvamos al versículo 13: “Y no quiero que ignoréis, hermanos, que con frecuencia he hecho planes para ir a visitaros (y hasta ahora me he visto impedido) a fin de obtener algún fruto también entre vosotros, así como entre los demás gentiles” Cuando el evangelio es predicado entre los creyentes sí hay frutos. Todo tipo de frutos: justicia, paz y gozo (Romanos 14:17), y convierte el corazón de todo aquel que escucha y ve el evangelio en la vida de los hijos de Dios.

¿Cómo Puede El Evangelio Salvar A Los Creyentes?

He estado haciendo énfasis en el versículo 17 por tres semanas porque responde a la pregunta de: ¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes? Si los creyentes deseamos vivir el evangelio, así es como debemos actuar: una vez que aprendemos en la Palabra de Dios cómo nos salva el evangelio, podremos creerlo, sentirlo y rendirnos a él. Entonces podremos seguir cada día el plan de Dios para salvarnos de todo lo que puede destruirnos, en especial del “justo juicio de Dios” (Romanos 2:5) y de la ira venidera (Romanos 5:9). En esencia, esto es a lo que se refiere la “salvación” del versículo 16: el evangelio “es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree”. Todo aquel que cree continuamente, año tras año, será salvo de la ira por el poder de dios en el evangelio (ver Marcos 13:13).

Por tanto, la pregunta es: ¿cómo?, ¿cómo puede el evangelio salvar a los creyentes de la ira venidera y llevarnos salvos al gozo de Dios (Mateo 25:21,23)?

El versículo 17 nos lo describe: “no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela”. La semana pasada veíamos cómo Martín Lutero odiaba en principio este versículo porque pensaba que la revelación de la justicia de Dios no era sino malas noticias. Es la justicia de Dios lo que nos trae problemas: nosotros somos injustos y detenemos la verdad (Romanos 1:18). Por tanto somos condenados por la justicia de Dios.

Dios nos demanda justicia. Esa es su naturaleza y lo que rige sus estatutos. Él es justo. Pero nosotros no tenemos ninguna justicia que brindar. Por eso somos culpables y estamos condenados a perecer lejos de Dios y sin esperanza posible en el mundo. Por tanto, ¿cuál es la buena noticia? ¿De qué trata el evangelio? La buena noticia es que Dios nos regala la misma justicia que demanda de nosotros. Ese era el mensaje más importante de la semana pasada. Esa es la interpretación del versículo 17: el evangelio es el poder de Dios para salvar a los creyentes porque cada día de nuestra vida vemos revelado en el evangelio el regalo de la justicia divina, la justicia de la muerte y la resurrección de Cristo, la misma que Dios demanda de nosotros.

¿Qué Entendemos Por “Justicia De Dios”?

Cuando preguntaba al final del sermón de la semana pasada qué quería decir justicia de Dios, les mencioné tres posibles respuestas, según mi parecer. Por tanto, hoy quiero mostrarles a cuál de estas se ajusta Pablo y porqué.

Entendemos por justicia de Dios

  1. ¿La vindicación o demostración de su propia justicia al perdonar al pecado porque ya condenó al pecado en nuestro sustituto, Jesús?
  2. ¿O nuestra justificación ante Dios como pecadores perdonados y absueltos en su presencia, sin culpa?
  3. O ¿se refiere al cambio moral que ocurre en nosotros y nos vuelve hijos justos y obedientes de Dios?

Ahora bien, vamos a ver que todas estas son, de hecho, auténticas definiciones de la justicia de Dios en Romanos, y de los evangelios, los tres son la dádiva que obtenemos a través de la muerte de Jesús en nuestro lugar. Es posible que Pablo las haya tenido en mente al escribir el versículo 17: la justicia de Dios (de las tres maneras) se revela por fe en el evangelio, y es por eso que es poder de Dios para la salvación de los creyentes Es cierto que cada día vemos en el evangelio, todo lo que es necesario para que Dios sea justo, y para que nos declare justos, y para volvernos progresivamente en individuos justos. Eso es lo que el evangelio nos revela cada día. De esto nos sostenemos por la fe. Esto es lo que nos mantiene creyendo y nos ayuda a pelear la batalla de la fe y perseverar para al fin ser salvos.

Nuestra Justa Condición Delante De Dios

Pero existen varias razones por las que creo que la intención principal de Pablo en el versículo 17 es reflejar “la justicia de Dios” desde nuestra posición de justificados ante él, como pecadores perdonados y absueltos, sin culpa. En otras palabras: somos justificados o declarados justos porque la justicia de Dios nos ha sido imputada. Es en Cristo que ahora tenemos una justa condición delante de Dios. Dios nos imputa su propia justicia cuando todavía somos indignos, él da por sentado que ya tenemos su justicia. Creo que es eso lo que nos da a entender el versículo 17. Es esto lo que se revela en el evangelio.

Estas Son Mis Razones:

1. Dios confiere su justicia al hombre

Véase la conexión que existe entre la primera parte del versículo 17 y la última, que es una cita de Habacuc 2:4: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe”. Entonces viene una frase del Antiguo Testamento introducida por un “como está escrito”. En otras palabras: lo que acaba de decir acerca de la justicia de Dios revelada en el evangelio es exactamente lo que está a punto de citar de Habacuc 2:4: “mas el justo por la fe vivirá”.

¿Ha podido usted notar lo que sucedió con la palabra “justicia” (o “rectitud”, que es lo mismo en griego)? En la primera parte del versículo, se nos habla de la justicia de Dios (“la justicia de Dios revelada”), mientras que la segunda se refiere a la justicia del hombre (“mas el justo por la fe vivirá”) ¿Cómo es posible que Pablo cite el Antiguo Testamento para ilustrarnos lo que quiere decir cuando existe una diferencia tan grande en el uso de las palabras que quiere comparar? La respuesta es que no existe una gran diferencia. Esta cita del AT nos muestra que lo que Pablo tiene en mente al decir que el evangelio revela “la justicia de Dios” no es esencialmente que Dios es justo, sino que Él imputa o confiere su justicia al hombre para que este pueda ser llamado “justo” o “recto”. “El justo”, dice Pablo (quien ahora es justo por el regalo de la justicia de Dios) “por la fe vivirá.”

Por tanto, en el versículo 17 Pablo nos quiere decir que en el evangelio, la justicia de Dios se revela en el sentido de que esta es dada a los pecadores de modo que podamos ser justificados, o sea, que podamos tener una condición justa delante de Dios. Él nos imputa lo que no podemos obtener por nosotros mismos, para que seamos perdonados, absueltos y justificados en su presencia. Ahora, existe otra razón para esta interpretación del versículo 17. Así que debemos añadir a esta la siguiente.

2. La justicia de Dios se manifiesta a través de la fe

Esta es la segunda razón que tengo para pensar que esto es lo que Pablo tiene en mente en el versículo 17. Volvamos a Romanos 3:20. El paralelo entre estos versículos y Romanos 1:17 es tan evidente que no puedo evitar que dirijan la manera en que interpreto Romanos 1:17.

Romanos 3:20: “porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.” Observemos que el énfasis aquí está en cómo los pecadores son “justificados.” ¿Cómo podremos entonces alcanzar una posición justa delante de Dios, cuando no tenemos ninguna justicia que ofrecer? ¿Cómo es que podremos salir absueltos en la corte cuando somos pecadores y por tanto culpables? Es entonces que Pablo explica en Romanos 3:21, con unas palabras muy similares a las de Romanos 1:17: “Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios (note la misma frase de Romanos 1:17) ha sido manifestada (muy similar a la palabra “revelado” en 1:17) , atestiguada por la ley y los profetas”. Así que Pablo dice que la justificación (v.20) es una manifestación de la justicia de Dios (v.21). Y continua diciéndolo en los versículos del 22 al 24, lo que contribuye a traer luz sobre la revelación de la justicia de Dios de Romanos 1:17.

Pablo dice (por favor, tratemos de ver los versículos 22-24 como un conjunto) que esta justicia que se ha manifestado es “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción; 23por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, 24siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús”. Según el pensamiento de Pablo, la frase “siendo justificadosgratuitamente por su gracia” del versículo 24 es la confirmación y explicación de lo que quiso decir en el 22: “la justicia de Dios por medio de la fe”. Por tanto, el mismo acto divino de justificar a los pecadores lo vemos repetido en los versículos 20 y 24, alternando con dos referencias a la manifestación de su justicia a través de la fe (20,22).

Por eso creo que es esto lo que Pablo quiere decir: En la muerte de Jesús (24-25), Dios ha manifestado su propia justicia, manifestándola y confiriéndola a los pecadores, declarándolos justos con su propia justicia. A esto llamamos justificación. Esta idea de haber manifestado su justicia aparte de la ley (21-22) es tan similar a la revelación de la justicia de Dios en Romanos 1:17, que me parecen lo mismo.

Y esta es la segunda razón por la que digo que Romanos 1:17 se refiere a la justicia de Dios entregada al hombre en la justificación o el acto de declarar justos a los pecadores a través de la fe en Jesucristo.

Sin Separaciones Artificiales

No es mi interés forzar ninguna separación artificial entre estas dos maneras de ver la justicia de Dios.

El evangelio revela que Dios demuestra su atributo de justicia al justificar a los pecadores que confían en Jesús (Romanos 3:25-26); es por eso que Jesús tenía que morir, para demostrar que el pecado fue tratado de manera justa, para mostrar que Dios es ambas cosas: “a fin de que El sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús” (3:26).

tambiénrevela que a través de la muerte de Jesús alcanzamos, no sólo la declaración de nuestra justicia delante de Dios, sino también el desarrollo de una correcta manera de vivir en su presencia. Romanos 8:3-4 dice: “Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne [y es eso lo que sucedió en la cruz: el pecado fue castigado, ejecutado. Veamos ahora el propósito que la persigue] 4para que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Ahora tenemos el poder y la libertad para cumplir el modelo moral de Dios por el poder del espíritu Santo, porque nuestros pecados han sido condenados de una vez y para siempre en la muerte de Jesucristo. Charles Wesley escribió: “Él rompe el poder del pecado cancelado” [“Con lenguas mil”; “O For a Thousand Tongues”].

El Evangelio Nos Revela La Obra De Dios Por Nosotros

Pero por todo esto, que estaremos viendo más profundamente en las próximas semanas, disfrute de la gloria del mensaje central del versículo 17. ¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes? ¿Cómo lo salva a usted el evangelio? El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree (Romanos 1:16), porque en él está siendo revelada, para nuestro aliento y permanencia en la fe, la preciosa verdad que Dios da y a la vez exige de nosotros: su propia justicia. Él nos ve como justos en una justicia perfecta, o sea, la suya. Él nos perdona, absuelve y justifica a través de nuestra fe.

Es así como el evangelio nos salva, revelándonos estas verdades para que podamos verlas y creer. Lo que necesitamos diariamente, para trazar nuestro camino hacia el cielo, es ver, recibir y alimentarnos de este regalo de justicia imputada. Es así como Dios salva a los creyentes. Y los niños pueden y deben entender esto. En otras palabras, todos hacemos lo malo y somos malos porque nuestras malas obras provienen de una maldad enraizada profundamente en nosotros. Lo malo que hacemos viene de nuestros malos corazones. Pero Dios dice que debemos ser buenos, de otra manera le sería imposible aceptarnos porque nuestra maldad arruinaría su santidad. Por tanto, lo que necesitamos es que Dios tome nuestra maldad y la condene en la muerte de Jesús, y entonces tome la santidad de Jesús, la suya propia, y la haga nuestra.

Aliméntese A Diario Del Evangelio

Encuentre diariamente esta verdad en el evangelio. Que sea ella quien lo anime y alivie, le dé coraje y le imparta cada día poder a su vida. Usted está viviendo por una justicia que es sobrenatural. No por lo que haya hecho, sino por lo que Dios ha hecho. Es por este evangelio que vivimos y por él compartiremos durante esta semana con nuestra familia y amigos. Y este es el evangelio que nos salvará y llevará gozosos al hogar eterno junto a Dios.