Jesús: igual a Dios

Veo al menos tres detalles importantes en Juan 5:1-24. La vez anterior que miramos este texto, vimos uno de estos tres detalles importantes, me refiero a la sanidad de este hombre en el estanque de Betesda, y la declaración de Jesús de que el propósito de la sanidad no era gratificar a los buscadores de señales, sino conquistar el pecado.

1) Una Sanidad para Conquistar el Pecado

Entonces, en los versículos 8-9: " Jesús le dijo: Levántate, toma tu camilla y anda. Y al instante el hombre quedó sano, y tomó su camilla y echó a andar." Jesús se va muy rápidamente a fin de evitar el enfoque excesivo en el milagro que, cuando las autoridades cuestionan al hombre sanado, por llevar su cama en el día de reposo, él  ni siquiera supo quién le sanó. Versículo 13: "Pero el que había sido sanado no sabía quién era, porque Jesús, sigilosamente, se había apartado de la multitud que estaba en aquel lugar".

Así que nos preguntamos: ¿Es éste un milagro aleatorio que Jesús hizo y luego escapó sin que se supiera quién era Él, o por qué lo hizo? La respuesta viene en el versículo 14: "Después de esto Jesús lo halló en el templo y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor.” En otras palabras: te he buscado para decirte el propósito de lo que te hice. Sané tu cuerpo con el objetivo de que tu alma fuera sanada. Conquisté tu enfermedad con la meta de conquistar tu pecado. Te sané para que fueras santo.

Los Milagros de Jesús No Son un Fin en Sí Mismos

Ninguno de los milagros físicos que Jesús realizó era un fin en sí mismo. Todos señalan algo más acerca de Él, y acerca del reino de Dios y acerca de las transformaciones espirituales y morales que Él hace. Cuando alimentó a los cinco mil con unos pocos panes y un pez, su propósito era mostrar que Él mismo es el verdadero pan del cielo. Pero en Juan 6:26, tuvo que decir a la multitud, "En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no porque hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado." (Juan 6:26). No comprendieron el carácter espiritual del milagro; sólo vieron la cobertura física.

Así que ahora está diciendo al hombre sanado en Juan 5: "No olvides lo que señalaba tu sanidad. Tu sanidad era para tu santidad. Para eso vine. Por tanto, pon tus ojos en mí y aléjate del pecado."

Ese es uno de los tres detalles importantes que pueden verse en este texto. Y al final volveremos a él.

Los otros dos detalles importantes tienen que ver con la manera en que se relacionan el Padre y el Hijo, y con el hecho de que este milagro de sanidad fuera hecho en el día de reposo. Tomemos, por tanto, un detalle a la vez, y veamos cómo se relacionan entre sí y cómo se relacionan con la sanidad y su propósito en la santidad del hombre.

2) La Relación Interpersonal de Jesús con el Padre

Un tema dominante en este pasaje es la forma en que Jesús se relaciona con Dios el Padre. El versículo 16 dice que los judíos estaban persiguiendo a Jesús porque Él había sanado a este hombre en el día de reposo: "A causa de esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en el día de reposo."

Así que Jesús respondió con una explicación en el versículo 17: "Pero Él les respondió: Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo." Deje por un momento el asunto del día de reposo y enfóquese, simplemente, en la relación de Jesús con Dios. Es lo que hicieron los judíos, y ello elevó el nivel de persecución que tenían contra Jesús hasta el punto de planificar matarle. Vea lo que escucharon decir a Jesús sobre Su relación interpersonal con Dios: Versículo 18: "Entonces, por esta causa, los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios Su propio Padre, haciéndose igual a Dios."

Jesús les Dejó Pensar Así

Ahora, lo crucial no es por qué llegaron a esa conclusión, sino que Jesús les dejó seguir pensando así. Ellos estaban allí. Nosotros no. Pudieron ver y oír la forma en que habló de Dios como Su Padre. Y, obviamente, había indicadores suficientes en lo que dijo y en la forma en que lo dijo, que pensaron: Esto es el colmo. Este hombre, en la manera en que habla sobre Dios,  realmente se está haciendo a Sí mismo igual a Dios.

Jesús les dejó con ese pensamiento, y comenzó a mostrar las implicaciones. Dice que 1) El Hijo no sigue−de hecho, el Hijo no puede seguir− Su propio camino, sino que permanece a un paso perfecto junto al Padre; y 2) el Padre no sigue Su propio camino, sino que actúa a un paso perfecto con el Hijo. 3) Luego da dos implicaciones de esto para nosotros. Tomemos una a la vez.

Jesús Sólo Hace lo que el Padre Hace

Primero, el Hijo sólo hace lo que el Padre hace. Actúan en sincronía perfecta. Versículos 19-20: "Por eso Jesús, respondiendo, les decía: En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por Su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre;  porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera.  Pues el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que Él mismo hace."

La declaración más importante en estos versículos está en la segunda mitad del versículo 19: "todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera."  No dice que: Jesús escoge hacer algunas cosas que ve hacer al Padre, y por eso sólo hace lo que el Padre está haciendo. Dice: "todo lo que hace el Padre," Jesús lo hace.  Cuando el Padre actúa, Jesús actúa. Este es el tipo de declaraciones que los judíos oyeron de Jesús. Y concluyeron correctamente, diciendo: Hablas como si fueras igual que Él. Hablas como si el obrar de Dios fuera tu obrar, como si hubiera algún tipo de conexión o unión esencial entre ustedes.

El Padre Actúa Junto con Jesús

Segundo, en el versículo 22, Jesús parece ir en otra dirección, que el Padre actúa junto con el Hijo. Versículo 22: "Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo.” Ahora, cuando usted lee este texto, no puede olvidar todo lo que leyó en el versículo 19, como si repentinamente hubiera dejado de ser cierto. El versículo 19 dice: "el Hijo no puede hacer nada por Su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre." Entonces, el versículo 22 dice: "ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo," este versículo no puede significar que el Hijo no ve al Padre juzgando, sino que juzga de cualquier manera." Y Juan 3:36 dice claramente que si alguien no cree en Jesús, " la ira de Dios permanece sobre él." Es decir, Dios juzga.

Así que creo que el versículo 22 significa: "ni aun el Padre juzga a nadie [por sí mismo]". El Padre no actúa por Sí solo, sin correlación con el Hijo, y juzga al mundo. Él no juzga así. Otro aspecto que el versículo 22 parece implicar es que el Hijo de Dios, no el Padre, es el límite, el criterio histórico de quién viene a juicio. Ésa es la idea del versículo 23: "El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.”  En otras palabras, el juicio de si Dios es deshonrado con alguna acción, está determinado por la persona histórica de Jesús. Si las personas le honran por quien realmente es, entonces, Dios el Padre es honrado por quien realmente es. Por tanto, en ese sentido, todo juicio es dado al Hijo.  El juicio final de las personas dependerá de cómo consideren al Hijo.  Pero será porque lo que hagan de él será lo que harán de Dios.

Así que me parece que esa parte del versículo 22 ("ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo"), significa que el Padre no es el criterio histórico limitante de juicio, sino que está en armonía perfecta con el juicio del Hijo, porque el que no honra al Hijo, no honra al Padre.

Dos Implicaciones

Dije que había dos implicaciones para nosotros en el hecho de que el Hijo permanece a un paso perfecto con el Padre, y que el Padre actúa a un paso perfecto con el Hijo. Acabamos de ver una de esas implicaciones. En el mundo del siglo XXI, colmado de pluralismo, con religiones y cosmovisiones y culturas y estilos de vida compitiendo por nuestra fidelidad, el versículo 23 llega como una granada devastadora: "El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.”

En otras palabras, si usted quiere saber si alguien en otra religión, o no-religión, honra a Dios (si tiene una verdadera relación de adoración con Dios), ésta será la prueba que usará para saber: ¿Honra a Jesús por todo lo que realmente es, como el divino Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador del mundo, crucificado y resucitado, el Señor del universo, y juez de todos los seres humanos? Si no, entonces no ama a Dios. Esa es la primera implicación.

La segunda está en el versículo 24: "En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna  y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.” Si escuchamos el mensaje de Jesús en el Evangelio de Juan, tomado en su totalidad (no sólo una parte distorsionada), y si mediante ese mensaje, y esa Persona, llegamos a confiar en Dios como quien le envió para nuestra salvación, habrá dos consecuencias sorprendentes.

1) No sólo tendremos vida eterna, sino que ya la tenemos, y 2) no sólo no vendremos a juicio de condenación, sino que ya hemos pasado el juicio y estamos seguros al otro lado. Jesús se ha convertido en ese juicio para nosotros. Cuando somos unidos a Él por fe, su muerte se vuelve nuestra muerte, y su crucifixión, nuestra crucifixión, y su maldición sobre la cruz, nuestra maldición sobre la cruz, y su resurrección, nuestra resurrección. ¡Ya hemos "pasado de muerte a vida"! Éstas son noticias gloriosas más allá de toda palabra. Gloríese en esto. Sepa esto acerca de sí mismo como creyente. Llénese radicalmente de valor por estas realidades.

Así que el primer asunto principal en el texto es la sanidad del hombre y su propósito de guiar al hombre a santidad. Y el segundo propósito fundamental en este texto es la forma en que el Padre y el Hijo son iguales, de modo que cuando uno actúa, el otro también lo hace, con la implicación doble de que si no honramos al Hijo, no honramos al Padre, y que si creemos en el Padre, mediante la Palabra de Jesús, ya hemos pasado de muerte a vida y estamos al otro lado de la condenación.

3) El Asunto del Día de Reposo

Así nos queda un asunto importante más que tratar en el texto, el problema del día de reposo. Ahora, en lo que hemos visto sobre la relación de Jesús con el Padre, tenemos fundamentos para comprender la respuesta de Jesús a la crítica de los judíos. Recuerde que el versículo 16 dice: "A causa de esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas [es decir, esta sanidad] en el día de reposo."

Ahora, ¿cuál es la explicación de Jesús? Él había explicado al hombre la razón por la cual le había sanado, es decir, Jesús estaba buscando su santidad. Yo conquisto tu enfermedad para mostrarte que quiero conquistar tu pecado. Y ahora tiene una explicación para los líderes judíos, quienes critican el hecho de que ocurriera en el día de reposo. Dice, en el versículo 17: "Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo."

¿Qué Está Diciendo Jesús?

¿Qué está diciendo? Pienso en algo así: Mi Padre y yo creamos un mundo perfecto, un paraíso, y entonces descansamos, no porque estuviéramos cansados, sino para mirar y disfrutar la perfecta demostración de nuestra propia gloria, revelada en nuestra obra creadora.  Para eso es el día de reposo, para el disfrute descansado y enfocado de Dios.

Pero, entonces, entró el pecado en el mundo, y mediante el pecado vino la enfermedad y la calamidad y la muerte. Y, desde ese momento, mi Padre y yo hemos estado trabajando nuevamente. Hemos estado trabajando (en muchas formas que ustedes no comprenden), para restaurar un paraíso sabático en el universo. Hemos estado trabajando para vencer el pecado y la enfermedad y la muerte.

Aun la ley de ustedes, que contiene el mandamiento del día de reposo , era parte de nuestra obra para conquistar el pecado y detener las miserias de la injusticia y señalar hacia nuestro Mesías, un Salvador, quien vendría y realizaría actos decisivos de restauración y transformación a fin de crear cielos nuevos y tierra nueva.

Cuando sano a un hombre, e intencionalmente lo hago en el día de reposo, les estoy mostrando algo sobre mí mismo. En el estanque de Betesda, mi Padre y yo revelábamos el mundo que se acerca. Es un mundo en el cual no habrá enfermedades y un mundo donde no habrá pecado. "Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo."

Arrepentimiento y Regocijo

"¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!" (Romanos 11:33). Sea que ustedes comprendan o no, ésta es mi respuesta a sus acusaciones por haber quebrantado el día de reposo.

Yo y mi Padre somos uno. Creamos el mundo y el día de reposo. Como el pecado y la enfermedad entraron al mundo, mi Padre ha estado trabajando, y yo he estado trabajando, para restaurar el gozo sabático y la plenitud y descanso del mundo. Es lo que estoy haciendo aquí, ahora, en los meses que me quedan en la Tierra. Daré la victoria decisiva en la cruz. Y vendré nuevamente para completar mi obra redentora. Y, en ese reino, no habrá enfermedad, y no habrá pecado. Por tanto, arrepiéntanse, y regocíjense porque un hombre ha sido salvado de estos dos males en un día de reposo. Amén.