Hacer de tu boca una fuente de gracia

Efesios 4:29–30

No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento (deja que esa salga de tu boca), para que imparta gracia a los que escuchan.

Recuerdo una vez cuando era niño en que mi madre me lavó literalmente la boca con jabón. Me llevó al lavamanos del baño, y me la restregó. Luego me la enjuagó y me mandó a mi habitación. ¿Saben lo que había dicho? Creo que dije: "¡Cállate!" a mi hermana.

¿Por qué mi madre tuvo que lavarme la boca con jabón cuando le dije "cállate" a mi hermana? Lo hizo porque ella creía a Jesús cuando dijo: "No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre" (Mateo 15:11).

Me contaminé cuando le dije a mi hermana que se callara y ella tenía un fervor muy fuerte por mi pureza, así que utilizó una lección inolvidable con un objeto, creo que ella hizo lo correcto y he crecido para llamarla y bendecirla por su cumpleaños la semana pasada.

"¡Pero bueno!" Podría decir alguien, "¿Qué importancia tiene el que hayas mandado a callar a tu hermana?, no es una maldición, no has utilizado el nombre del Señor en vano, ni es una vulgaridad. ¿Por qué habría que exaltarse?, ¿qué es lo que es tan malo en ello?"

La respuesta es: cuando le dije “cállate” a mi hermana, fue con maldad. No había afecto, buena voluntad ni amabilidad. Era desagradable. No había belleza moral, santidad o amor. Por utilizar la frase del apóstol Pablo en Efesios (4:29) era una palabra “corrompida”. Venía de una pila de basura de orgullo, auto exaltación, ira y resentimiento -algo que es muy normal entre hermanos, pero también muy pecaminoso. Cuidado, ¡no sea que se acostumbren a pecar porque es muy normal!

Pero lo que agradezco a Dios más que el que mi madre fuese intensamente moral es que fuese intensamente cristiana. Ella sabía que aquel jabón en mi boca no podría tocar la suciedad en mi corazón, si hubiese pensado que podría, no habría llorado.

Ella me enseñó el verdadero significado de Efesios 4: 22-24: “Debéis poner a un lado vuestro viejo hijo auto afirmativo, malo y descuidado porque está corrompido con deseos engañosos. Y poner el nuevo manso y amable ser creado por Dios en su propia imagen en justicia y en santidad. En otras palabras, hijo, necesitas ser profundamente renovado en el espíritu de tu mente."

Al final la batalla por la pureza de la boca se lleva a cabo en el corazón porque “de la abundancia del corazón habla la boca”. Si no le gusta lo que sale de su boca, escuche cuidadosamente esta mañana porque el apóstol Pablo se esmera en este texto para limpiar nuestra boca desde adentro hacia fuera.

Palabras Corruptas, Podridas, Malignas, Malsanas.

Miremos el versículo 29. Hace un momento dije que Pablo usa el término “corrompida”. La RSV la traduce como: "No permitas que palabra maligna salga de tu boca." NIV y NASB utilizan la palabra “malsano”, por otra parte, la versión KJV dice: "No permitas que ninguna comunicación corrupta salga de tu boca." ¿Qué hay detrás de las palabras maligna, malsana y corrupta?

La palabra griega (sapros) es utilizada sólo en otro contexto más en el Nuevo Testamento, específicamente se encuentra en Mateo y Lucas donde Jesús dice: "No es buen árbol el que da malos frutos" (Lucas 6:43; Mateo 7: 17 sgtes.; Mateo 12:33). El término para fruto “malo” en este versículo es el mismo referente para maligno, malsano o corrupto en Efesios 4:29: -“No salga de vuestra boca ninguna palabra mala”. La imagen en la mente de Pablo es probablemente la de deterioro, putrefacción, es decir, algo que está arruinado.

Este tipo de lenguaje corrompido debe ser quitado como las viejas vestiduras. Forma parte del antiguo ser del versículo 22, que necesita ser quitado cuando la persona se convierte en Cristiana. El vestido de la boca corrompida debe ser quitado y lanzado al fuego, tal como los Efesios quemaron sus viejos libros de magia en Hechos 19:19.

Cuatro Tipos de Lenguaje que Pueden Estar en Mente

¿En qué clase de conversaciones piensa Pablo cuando dice: "No salga de vuestra boca ninguna palabra mala"? Permítame sugerir al menos cuatro tipos de lenguaje que creo que Pablo catalogaría como "corrompidos", "deteriorados" o "estropeados."

1. Tomar el Nombre del Señor en Vano

Primeramente, sería el lenguaje que toma el nombre del Señor en vano. Es una gran contradicción para quien somos como cristianos cuando decimos: ¡Dios!, ¡Dios mío!, ¡Dios todopoderoso!, ¡Cristo!, o ¡Jesús! sólo porque estamos molestos, sorprendidos o asombrados. Nadie que esté felizmente casado machacaría el anillo de matrimonio para expresar que está molesto. Al contrario, representa algo precioso y puro, y también lo es el nombre de Dios y Jesucristo.

2. Trivializar Realidades Terribles

El segundo tipo de lenguaje que Pablo llamaría corrompido sería el lenguaje que trivializa con realidades terribles -como el infierno, la condenación y la santidad. ¿Qué hay de malo con decir: "¡Cómo diablos!", "¡Demonios, no!", o "¡ Vete al infierno!", "¡Maldición!", "¡Malditamente correcto!", "¡vaca sagrada!" o "¡sagrada caballa!"?

Este tipo de expresiones, entre muchas otras, trivializan con asuntos de seriedad. Simplemente es una contradicción el creer en la realidad horrible del infierno y usar esa palabra como una expresión cualquiera para enfatizar cuando alguien habla sobre política o deportes. Lo mismo se aplica para maldecir. Si el mandamiento divino “sé santo porque yo soy santo”, conlleva el mismo peso para usted que el que llevaba para Moisés, Jesús y los apóstoles. Simplemente encontrará que esa “santa vaca” o lo que sea se le atragantará en la garganta porque trata algo infinitamente precioso como insignificante.

3. Referencias al Sexo y al Cuerpo en Forma Vulgar

La tercera clase de lenguaje que creo que Pablo incluiría en su mandamiento de no permitir que ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca son las que hacen referencia al sexo y al cuerpo humano. Con este tipo de lenguaje las personas toman las cosas buenas que Dios hizo y las usan como lodo para manchar cualquier cosa con las que estén molestas. La verdadera intención detrás del uso de palabras vulgares de cinco letras, es que ellas expresan menosprecio, desdén, odio. ¿Cómo sucede esto?

Por ejemplo, el acto de las relaciones sexuales, creado por Dios como algo bueno para realizarse en el matrimonio -¿cómo es posible que ahora se traduzca en una palabra de cinco letras que transmite odio y menosprecio? La respuesta es fácil. Primero, sacas a Dios de tu mente. Eso es esencial para todas las vulgaridades. Luego sacas la santidad de su creación fuera de la mente. Y después, remplazas la ternura y el amor del matrimonio que se encuentran en la mente con la fuerza de la violación, y allí se obtiene esa palabra que hace verbalmente lo mismo que la violación realiza físicamente. Expresa egoísmo, abuso sin cariño. (Incidentalmente, esta es la razón por la que les digo a las mujeres cristianas que no pierdan dos minutos con un hombre que usa este lenguaje: la violación y el lenguaje corrompido provienen de la misma raíz).

4. Hablar con Mal Espíritu

La cuarta clase de lenguaje que creo que Pablo llamaría corrompido es el lenguaje que tiene un mal espíritu -por ejemplo: "¡Cállate!" Las palabras en si mismas son limpias. Sin embargo, su utilización es cruel y sin amor.

Cuatro Implicaciones de Tal Lenguaje

Estos son los cuatro tipos de lenguaje que creo que Pablo clasificaría como “corrompidos”. Ahora, retrocedamos un poco y preguntémos qué quiso decir Pablo cuando llamó al lenguaje maligno, corrupto, malsano o podrido. Si pensamos en frutas malas o dañadas, como hizo Jesús, vienen a la mente cuatro implicaciones:

1. No Edifican

Primero, la frutas dañada no alimenta. Tampoco lo hace el mal lenguaje. No fortalece, mejora o ayuda. Simplemente no útil como alimento. No es bueno sino para echarlo al suelo y ser pisoteado por los hombres.

2. Probablemente Hará que Enfermes

Segundo, probablemente las fruta dañada hará que enfermes si intentas comerla. Y el lenguaje corrupto puede hacer que las personas enfermen también. En otras palabras, no sólo fracasa en aportar alimento positivo, sino que pueden causar daño negativo. Las palabras pueden herir profundamente a las personas, estas pueden ser como un virus que transmite la enfermedad de la mezquindad o vulgaridad de padres a hijos, o de compañeros de cuarto a compañeros de cuarto, o de colega a colega. El lenguaje corrompido hace que las personas enfermen si son obligadas a comerlo.

3. Huele Mal y Hace la Atmósfera Desagradable

Tercero, la fruta podrida huele mal y hace desagradable la atmósfera. Recuerdo a un par de hombres en la escuela de graduados en Alemania que parecían cargar el aroma de la vulgaridad sobre ellos. Parecía que sólo se reían de toda insinuación sexual. Lo más lamentable de ello era que mientras más se acercaban a la alcantarilla más se reían. Con sus bocas crearon una atmósfera tan desagradable como un casillero maloliente, era desagradable para todos excepto ellos mismos. Esto hacía imposible todo pensamiento noble y admirable ya que es difícil degustar la belleza desde un contenedor de basura. ¿Puedes permanecer en una librería para "adultos" y mirar por la ventana (si hay alguna) y ser movido por la belleza del ocaso del sol?

4. Probablemente Proceden de un Árbol Enfermo

La cuarta implicación que nos viene a la mente es que cuando pensamos en fruta dañada y un lenguaje corrompido es que estos provienen de un árbol enfermo. Si la fruta está dañada, tan pronto como aparece en la rama (apenas las palabras salgan de la boca) entonces el árbol está enfermo.

Jesús dijo, "De la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, de su buen tesoro saca buenas cosas; y el hombre malo, de su mal tesoro saca cosas malas. Y yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado"(Mateo 12:34-37, LBLA).

Por lo tanto, si una persona toma el nombre del señor en vano o trivializa con las realidades del infierno y lo santo, cambia sexualidad por vulgaridad o convierte las palabras en armas destructivas, egoístas y de mezquindad. Entonces podemos decir con seguridad que "Hay corrupción dentro del árbol, y por ende, en el exterior". Si la fruta está dañada, la raíz está mala.

Una Manera Completamente Nueva de Pensar Sobre el Lenguaje

Si observamos esto, no nos sorprenderemos con lo que viene a continuación en el texto. No es lo que cabría esperar. Podríamos esperar que Pablo nos amonestara para limpiar nuestro lenguaje. Podríamos esperar que nos contara acerca de palabras que no son vulgares, corrompidas o dañadas sino puras, sanas, creativas y claras. Sin embargo, Pablo no hace lo que se esperamos.

En vez de proponernos limpiar el lenguaje, propone una forma completamente nueva de pensar sobre el lenguaje. En lugar de decirnos: "No necesitas ese lenguaje inapropiado para comunicar tus intenciones," dice "Lo esencial es si tu intención es el amor." En otras palabras, el punto para Pablo en realidad no es el lenguaje en absoluto, lo que importa es el amor. La cuestión no es si nuestra boca puede evitar el lenguaje inapropiado; lo que importa es si nuestra boca es un medio de gracia. Ustedes ven que el va de lo externo de la fruta a la raíz interna. Va de lo que decimos al por qué lo decimos. Esto es lo que importa.

Leamos el versículo 29.

No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación [literalmente: bueno para edificar en la necesidad, -el afrontar una necesidad específica es la visión], según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.

¿Se ve el cambio? Él no dice: "No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, al contrario, salgan palabras limpias y frescas de nuestra boca." Él dice: "No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, pero pregúntense esto: ¿es mi boca un medio de gracia?, ¿estoy encarando una necesidad con las palabras que salen de mi boca?, ¿estoy fortaleciendo la fe en las personas que me escuchan?"

La Fe Cristiana que Todo lo Alcanza y Todo lo Envuelve

Esta es una forma revolucionaria de pensar sobre nuestra boca, así como el versículo 28 (última semana) fue una forma revolucionaria de pensar sobre vuestro trabajo secular. ¿Ven el paralelismo?

En el versículo 28 pablo dice: "El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno,". Luego, cambia del qué al porqué: "a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad." En otras palabras, no es cristiano simplemente parar de robar. No es cristiano simplemente trabajar de forma honesta para tener sus cosas. Es Cristiano trabajar para tener y poder dar -para afrontar necesidades. Todo nuestro trabajo debe ser una demostración de gracia.

Esto es exactamente lo que Pablo pretende en el versículo 29: "No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena", nuevamente él va del qué al porqué, "para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan." No es cristiano simplemente el dejar de decir vulgaridades, ni remplazar estas por un buen lenguaje. Es cristiano preguntase internamente algo más profundo: ¿estoy hablando ahora para edificar?, ¿es su boca un medio de gracia?

Todo nuestro trabajo secular ha de ser demostración de gracia y todos nuestros discursos también. ¿Pueden ver cómo ha de ser de envolvente y en alcance la fe cristiana? Estos son versículos increíbles que abordan la gracia de Dios en nuestras vidas.

Si mi madre no me hubiese lavado la boca con jabón y nunca hubiese orado y trabajado para lavar mi poco amoroso corazón con el evangelio de la gracia de Dios, hoy podría tener una boca antiséptica, pero probablemente no sería un cristiano.

Un cristiano es una persona cuya raíz corrompida ha sido hecha nueva por la gracia a través de la fe en el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. La gracia de Dios ha tomado el odio, la rabia y el resentimiento que fluían en un lenguaje malo, vulgar e irreverente, y las ha cubierto con la sangre de Cristo y las ha eliminado junto al viejo e incrédulo ser.

Sellado para el Día de la Redención

¿Y sabe usted qué ha dejado la gracia de Dios en lugar de aquella rabia, el odio y el resentimiento? Ha dejado esperanza. Este es el significado del versículo 30. Dice: "Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención."

¿Qué significa? Quiere decir que un cristiano es una persona en la que el Espíritu Santo de Dios mora y el Espíritu sella al creyente para el día de la redención. En otras palabras, el Espíritu de Dios pone el sello de su propia imagen (4:24) en la vida del creyente y garantiza que este perseverará hasta el día de la redención. El sello del Espíritu es la garantía de una esperanza segura.

La esperanza de todo creyente, garantizada por el sello del Espíritu, es que al final de la historia vendrá a un día de redención en lugar de un día de condenación. ¿Qué es pues este día de la redención?


Este será el día cuando la larga batalla contra el pecado terminará. Este el día cuando los más profundos anhelos de nuestro corazón serán saciados con la visión de la gloria de la gracia de Dios en el rostro de Jesús. No habrá más gemidos con imperfección, ni espera o deseos frustrados. Nuestra redención estará completa.

La Relación del Versículo 4:30 Con Nuestro Lenguaje

¿Cuál es entonces el propósito de Efesios 4:30 en relación al lenguaje corrompido y el lenguaje de gracia?

El punto es este: Pablo dice que el Espíritu ha sido dado para sellarnos y asegurarnos para un futuro infinitamente maravilloso. En otras palabras, ¡el sello del Espíritu tiene el objetivo de darte esperanza!. Entonces ¿cómo haces contristar a este Espíritu? ¡Lo contristas cuando no tienes esperanzas en el día de la redención! por no esperar en su poder para cuidarte, ayudarte y mantenerte. Si el Espíritu Santo ha sido enviado para darte esperanza en Dios y en lugar de esperar en él, te estremeces por tus problemas y te enojas, eres amargo y resentido, entonces entristeces al Espíritu Santo de Dios ya que actúas en contra del mismísimo propósito para el cual fue enviado.

Y el lenguaje que sale del corazón y que no espera en la voluntad de Dios, no impartirá gracia a quienes oyen. ¿Cómo puede su boca ser un medio de gracia para otros cuando no espera en la gracia de Dios para sí mismo? Es de un corazón desesperado, de desaliento y frustración, rabia, amargura y resentimiento de donde de todo lenguaje corrompido e hiriente sale.

Pero si como creyente se detiene y piensa por un momento que Cristo murió por sus pecados, que Dios ha prometido trabajar sobre todas las cosas para su bien, que él le ha dado su propio Espíritu Santo con el propósito específico de sellarle para el día de la redención, entonces seguramente una esperanza cierta y profunda será la raíz de su vida. Y hacia arriba a través de esa raíz fluirá la savia de la gracia, y de las ramas de su vida saldrá el fruto de una completamente nueva forma de hablar.

La pregunta para su boca no es únicamente la cuestión moral de: ¿Estoy evitando las palabras sucias? sino también la pregunta cristiana: ¿Estoy contribuyendo a la fe de otros con lo que digo? ¿Es mi boca un medio de gracia? ¿Estoy asustado, ansioso y molesto con mi vida o estoy lleno y rebosando con la esperanza de que el Espíritu de Dios me mantendrá seguro para el día de la redención?