Los hijos de Abraham son herederos del mundo

Porque la promesa a Abraham o a su descendencia de que él sería heredero del mundo, no fue hecha por medio de la ley, sino por medio de la justicia de la fe. 14 Porque si los que son de la ley son herederos, vana resulta la fe y anulada la promesa; 15 porque la ley produce ira, pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.

¿Orar Para Que Los Judíos Sean Salvos?

¡Oh! ¡Cuán triste es la editorial del Star Tribune del sábado! El sábado se celebró el Rosh Hashnah, el año nuevo judío. La editorial fue una respuesta a la iniciativa de la Iglesia Bautista del Sur [Southern Baptist] de invitar a los cristianos para que oren durante estos días santos, a fin de que el pueblo judío reciba a Jesús como su Mesías y los judíos sean salvos. La el propósito esencial de la editorial fue sugerir que los cristianos éramos arrogantes. Se citaba a Abraham Heschel: “los cristianos deben abandonar la idea de que los judíos deben convertirse”. Esta idea, dijo Heschel, es “una de los mayores escándalos de la historia” (StarTribune, Sept. 11, 1999, p. A20).

Es triste porque distorsiona funestamente la enseñanza bíblica y cristiana acerca de la relación entre Israel y la Iglesia. No hay dudas de que muchos entre los cristianos, han tratado perversamente a los judíos durante siglos y han fomentado una horrible actitud antisemita. Nosotros repudiamos estos comportamientos, y por la misma razón repudiamos la editorial del sábado. Los dos ejemplos citados son incoherentes con las enseñanzas del Nuevo Testamento.

¿Qué relación tiene este asunto con el mensaje de hoy? Hoy asumo, partiendo de las enseñanzas de Pablo, que los gentiles como usted y yo, quienes confiamos en el Mesías Jesús, somos coherederos de la promesa de Abraham, porque de hecho, somos hijos de Abraham. Somos verdaderos judíos. Y también estoy asumiendo que los judíos étnicos que rechazan al Mesías Jesús, no serán vistos como verdaderos judíos y perecerán en incredulidad.

Este no es el propósito de este mensaje. Es el fundamento del mensaje. Ya hemos hablado sobre este tema, y hoy volveremos a abordarlo. Pero déjenme mostrarles el fundamento. Jesucristo es la consumación de todas las esperanzas de Israel. Él es el sí a todas las promesas de Dios (2da a los Corintios 1:20). Él es el Mesías (Marcos 14:61-62; Mateo 16:16; Juan 20:31; Hechos 9:22; 1ra de Juan 2:22; 5:1). Rechazarle a él es rechazar a Dios el Padre, y confesarle como verdad y Señor para nuestra vida es ser reconciliados con Dios. 1ra de Juan 2:23: “Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre; el que confiesa al Hijo tiene también al Padre”.

En otras palabras, los judíos que rechazan a Jesús como Mesías y Salvador pierden el derecho a sus promesas como judíos. Y los gentiles que aceptan a Jesús como Mesías y Salvador se vuelven herederos de esas promesas.

Esta idea no fue una creación del apóstol Pablo o de Juan. Ellos lo aprendieron del mismo Jesús. Por ejemplo, en Mateo 8:10-12, cuando el centurión gentil vino a Jesús buscando sanidad para su siervo, Jesús se conmovió tanto por la fe de este gentil que dijo: “En verdad os digo que en Israel no he hallado en nadie una fe tan grande. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. 12 Pero los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes”. En otras palabras, en aquel día, un gentil que cree en Jesús se sentará a la mesa de la herencia con Abraham, pero un judío que no cree será arrojado a las tinieblas de afuera.

Verdaderos Judíos – Coherederos con Abraham

Esto es lo que enseñaron Jesús y todos los apóstoles: los gentiles se convierten en verdaderos judíos por la fe en el Mesías Jesús, y los judíos pierden el derecho de su herencia como judíos si rechazan la fe en Jesús como Mesías. Se comete un gran error al decir que esta enseñanza es una presunción arrogante porque los cristianos solo queremos que los judíos abandonen su herencia. La manera bíblica de decirlo es: “la salvación viene de los judíos” (Juan 4:22), las promesas hechas a Abraham son la raíz que sustentan toda la salvación (Romanos 11:18), y la única manera de que algún gentil sea salvo es volviéndose en seguidor de Abraham al creer en el Mesías judío. La herencia judía es nuestra única esperanza.

El judaísmo es tan importante para el cristianismo que no hay salvación sin los judíos. Y Jesucristo es tan importante para el judaísmo que no hay salvación sin él. No es arrogante que los cristianos digan a los judíos: «no tenemos esperanzas sin la herencia que ustedes tienen y tampoco tenemos esperanzas sin su Mesías; ustedes tampoco». De hecho, aunque muchos judíos y el Star Tribune consideren que el llamado de la Iglesia Bautista del Sur a la oración, para que Israel crea en el Mesías, es ofensivo; este llamado es, realmente, un acto de amor profundo. Porque “El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida” (1ra de Juan 5:12).

Así que hoy fundamento el mensaje sobre esta gran verdad: los gentiles que creemos en Jesús el Mesías somos coherederos con Abraham y con él heredaremos el mundo. Juntos, los judíos y gentiles que creen en Cristo, son herederos del mundo. El texto está en Romanos 4:13-14: “Porque la promesa a Abraham o a su descendencia de que él sería heredero del mundo, no fue hecha por medio de la ley, sino por medio de la justicia de la fe. 14 Porque si los que son de la ley son herederos, vana resulta la fe y anulada la promesa”. La semana pasada vimos este texto, pero dejamos el tercer punto del mensaje para esta mañana ¿Qué significa ser “heredero del mundo”? A Abraham se le promete ser heredero del mundo, y, según el verso 14, los que son de la fe son también “herederos” con él.

Heredero del Mundo

¿Qué significa que somos herederos del mundo? ¿Y qué importancia tiene para nosotros ahora?

Comencemos preguntando de qué parte del Antiguo Testamento Pablo obtuvo la idea de que Abraham y sus verdaderos descendientes serían herederos del mundo. En ninguna parte del Antiguo Testamento se encuentran las palabras exactas utilizadas por el apóstol (“heredero del mundo”) ¿Cómo es que en Romanos 4:13, Pablo resume “la promesa de Abraham” diciendo que “él sería heredero del mundo”?

Recomiendo ver tres promesas hechas a Abraham que implican lo que Pablo dice aquí.

  1. En Génesis 17:8, Dios dice a Abraham: “Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán como posesión perpetua; y yo seré su Dios”. Dios no dijo solamente que las generaciones por venir obtendrían la tierra como posesión perpetua, sino que Abraham mismo obtendría la tierra: “Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti…”. Aquí vemos una pequeña indicación, o una evidencia, de que Abraham resucitará de entre los muertos y disfrutará su herencia. Así podrá ser heredero del mundo, porque vivirá para heredarlo.

  2. En Génesis 17:7, Dios hace la promesa más preciosa y poderosa de todas: “Y estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia después de ti, por todas sus generaciones, por pacto eterno, de ser Dios tuyo y de toda tu descendencia después de ti”. Yo seré tu Dios ¿Qué significa? Bueno, Jesús dijo que cuando se dice que Dios es Dios de Abraham, ello implica que Abraham no será derrotado por la muerte. Tener a Dios como Dios significa que no seremos derrotados por la muerte. En Mateo 22:32, Jesús tomó las palabras del Antiguo Testamento: “Yo soy el Dios de Abraham”, y comentó: “Él no es Dios de muertos, sino de vivos”. En otras palabras, para Jesús y para Pablo, es inconcebible siquiera decir que Dios es verdaderamente nuestro Dios y sin embargo seremos derrotados por la muerte. La promesa de que Dios sería el Dios de Abraham significa: Abraham resucitará de entre los muertos. Por eso puede ser heredero del mundo, no está muerto, y nunca podrá ser derrotado por la muerte, ni nosotros, si somos coherederos suyos por la fe.

  3. En Génesis 22:17 Dios promete a Abraham: “de cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos”. En el futuro no habrá enemigos que triunfen sobre los descendientes de Abraham. Todos sus enemigos serán subyugados.

Implicaciones de Ser Herederos

Abraham y sus descendientes heredarán la tierra; Abraham resucitará de entre los muertos y no puede ser derrotado por la muerte; Abraham y sus descendientes triunfarán sobre todos sus adversarios ¿Qué implican estas promesas? Pablo vio todas estas promesas cumplidas en el Mesías Jesucristo. El Mesías es el heredero en el sentido más completo. Esta revelación sobrecarga las promesas a Abraham con un cumplimiento mayor que el que Abraham conoció.

Jesús es el Señor de todas las naciones y tierras. Toda rodilla se doblará ante él (Filipenses 2:10). El Padre dice del Hijo: “Pídeme, y te daré las naciones como herencia tuya, y como posesión tuya los confines de la tierra” (Salmo 2:8).

No solo esto, Jesús, el Mesías, derrotó la muerte en su propia resurrección y Pablo dice, en 1ra a los Corintios 15:57: “[Dios] nos da la victoria [sobre la muerte] por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Y en 1ra a los Corintios 15:25-26, Pablo dice: “[Cristo] debe reinar hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y el último enemigo que será abolido es la muerte”.

Así que todas las promesas de Dios a Abraham son sí en el Mesías Jesucristo. Él es el heredero de todas las naciones, todo el mundo le pertenece. Él es Señor de vida y muerte. Él gobierna ahora a la diestra del Padre para poner a cada enemigo, incluyendo la muerte, bajo sus pies por amor de su pueblo.

Es evidente que somos herederos del mundo porque Jesús, el Mesías, es el heredero del mundo, y nosotros estamos en él. En otras palabras, de la misma forma en que nos volvemos hijos de Abraham, al creer en el Mesías, también nos volvemos herederos (con Abraham) del mundo, porque el Mesías es heredero del mundo. Él cumple todas las promesas de Dios, y nosotros nos volvemos coherederos con Abraham en él. En él somos judíos, y en él somos herederos de Dios.

Gálatas 3:29 es una declaración que muestra estas dos verdades con maravillosa claridad: “Y si sois de Cristo [el Mesías], entonces sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa”. Vemos las dos verdades: en Cristo somos descendientes de Abraham, y en Cristo somos coherederos con él. Así que si en esta mañana usted pertenece a Cristo, entonces ya es heredero del mundo.

¿Y qué significa que somos herederos?

Todas las Cosas Son Nuestras

Creo que el mejor comentario que explica el significado de nuestra herencia se encuentra en 1ra a los Corintios 3:21-23: “Así que nadie se jacte en los hombres, porque todo es vuestro: 22 ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o EL MUNDO, o la vida, o la muerte, o lo presente, o lo por venir, todo es vuestro, 23 y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios”.

Note primero, que todas las cosas son nuestras porque nosotros pertenecemos a Cristo y Cristo pertenece a Dios. Cristo es el heredero de Dios, y en él somos coherederos. Así lo dice Pablo en Romanos 8:17: “herederos de Dios y coherederos con Cristo”.

Note después que en Cristo todo es nuestro. Esto es lo que significa ser herederos del mundo. Hebreos 1:2 dice: “en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas”. Cristo posee todas las cosas. Son suyas y las puede usar como él quiera. Y él quiere compartir todas las cosas con el pueblo por el cual murió.

Así que el significado práctico de ser herederos del mundo es que, ahora mismo, si usted es un creyente en Jesucristo, todas las cosas son suyas en confianza, como si lo fueran, y serán verdaderamente suyas en el siglo venidero. Jesús lo decía de muchas formas diferentes, por ejemplo: “Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra” (Mateo 5:5). Uno de los ejemplos más interesantes está en Lucas 16:12. Jesús está hablando acerca del uso del dinero en esta época. Compara el uso de nuestras posesiones ahora con nuestras posesiones en el siglo venidero: “Y si no habéis sido fieles en el uso de lo ajeno, ¿quién os dará lo que es vuestro?”. En otras palabras, Jesús dice que nuestras posesiones actuales son “lo ajeno”.

Usted, ahora, es solamente un depositario, un administrador de las posesiones de alguien más. En realidad, en este siglo, usted posee nada. Todo es de Dios. Usted es un mayordomo, un agente, un intermediario. Tiene la responsabilidad de administrar los bienes de Dios para los propósitos de Dios. Este principio debería gobernar absolutamente todas sus elecciones acerca de lo que hará con los bienes de Dios: ¿Qué exaltará la verdad y la dignidad y la gloria de Dios?

Pero en el siglo venidero, en la resurrección, Jesús dice que se nos dará “lo que es vuestro”, “si no habéis sido fieles en el uso de lo ajeno, ¿quién os dará lo que es vuestro?”. “… lo que es vuestro” se corresponde al “mundo” en Romanos 4:13 y en 1ra a los Corintios 3:22. Usted es heredero del mundo, todas las cosas le pertenecen. Usted heredará lo que es suyo.

En el siglo venidero heredaremos todas las cosas, todo es nuestro, y esto es tan sorprendente que desafía nuestro idioma a describirlo apropiadamente. Ciertamente todas las cosas serán de Dios. Todo será de Cristo. Pero nuestra unión con Cristo será tan grande que hará la diferencia entre administrar las pertenencias de Jesús y tenerlas nuestras. Que serán “todas las cosas”.

¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede ser todo de Cristo, y mío? Vea Apocalipsis 3:21 como una analogía. Jesús dice a los creyentes en Laodicea: “Al vencedor, le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono”. Nos sentaremos con Cristo en su trono. Así que de alguna manera compartiremos su gobierno real y su posesión del mundo. Cristo pierde nada, pero nosotros lo ganamos todo.

Sin embargo, todavía preguntamos, ¿cómo puede ser esto? ¿Cómo pueden “todas las cosas” ser mías, y “todas las cosas” ser de ustedes también? Bueno, así es también (más o menos) en el matrimonio. Un esposo y una esposa, juntos, tienen una casa. No poseen partes de la casa, sino toda la casa, son copropietarios. Así que en el siglo venidero habrá tanta unidad y armonía entre nosotros, que todos los hijos de Dios tendrán toda la herencia de Dios así como están unidos a Cristo, el heredero de todas las cosas. Esto no será un problema porque en el siglo venidero, nuestro mayor gozo estará en dar gozo a otros dándoles y compartiendo, y usando todo para el mayor gozo de todos los pueblos. Habrá sabiduría perfecta actuar así en un mundo perfecto donde no habrá futilidad o frustración. Todos diremos a los demás: “todo es vuestro, 23 y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios”. Y con solo hablar decir esta frase sobreabundará el gozo.

¿Qué Debe Hacer Esta Verdad En Nuestras Vidas?

Una última pregunta: ¿qué debe hacer esta verdad (que somos herederos del mundo) en nuestra vida?

  1. Permita que esta verdad le inunde de gozo. Romanos 5:2: “nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. Romanos 12:12: “gozándoos en la esperanza”. Nuestra esperanza de que somos herederos del mundo debe producir un gozo indomable en nuestras vidas. Si no le parece cierto, esfuércese en la oración y la meditación hasta que Dios le muestre la realidad de esta verdad. Esto no es un sueño. Un sueño es vivir ahora la vida como si poseyéramos todas las cosas y como si éste mundo fuera lo más importante.

  2. Debemos asegurarnos y fortalecernos en esta esperanza, especialmente en medio del sufrimiento y la aflicción. Romanos 5:3-5: “nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza 5 y la esperanza no desilusiona”. En todos nuestros miedos, temores y quebrantamientos, permitamos que el cimiento de esta promesa sea el fundamento bajo nuestros pies: soy un heredero del mundo. Cuando los planetas de nuestra vida parezcan salirse de la órbita y amenacen con alejarse hacia el olvido, permitamos que esta esperanza sea el sol poderoso en el centro del sistema solar de nuestras vidas, y que sostenga todo en su órbita: soy un heredero del mundo.

  3. En esta esperanza, aventúrese a hacer algo nuevo en Dios. Permita que esta seguridad absoluta, como heredero del mundo, le haga volverse un poquito loco en esta breve vida. Arriésguese por Jesús. Actúe como si fuera heredero del mundo y como si fuera a heredar todas las cosas al morir. Dé algún nuevo paso por el ministerio. Únase a los grupos pequeños. Apúntese para participar en algún ministerio. Comience un nuevo ministerio en el trabajo, o en la escuela, o en su vecindario. Venda su negocio y vaya a las naciones. Cambie la forma en que vive. En Romanos 12:11, antes de decir “gozándoos en la esperanza”, dice “sirviendo al Señor”. Como heredero del mundo, aventúrese en algo para Dios. “Espere grandes cosas de Dios”, dijo William Carey (y ahora tenemos todo el derecho de esperar grandes cosas de Dios) “haga grandes cosas para Dios”.

  4. Dé gloria a Dios confiando que él dará la herencia que prometió. Todo es le pertenece a Dios y él ha prometido darlo a quienes tienen la fe de Abraham. Sea como Abraham en Romanos 4:20 quien “no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21 y estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo”.

Gócese en la esperanza.
Siéntase seguro en la aflicción.
Aventúrese en el ministerio.
Dé gloria a Dios.

Porque usted es heredero del mundo.