El libre albedrío del viento

Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos.”Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él. Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?  Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.  Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te asombres de que te haya dicho: “Os es necesario nacer de nuevo.” El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va;  así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede ser esto? Jesús respondió y le dijo: Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas?.

Voy a enfocarme en un versículo, a saber, en el versículo 8, y hablaré acerca de la libre voluntad del viento o del libre albedrío del Espíritu Santo en la forma en que hace que ocurra el nuevo nacimiento. La razón de tener un enfoque tan estrecho (cuando tenemos 10 versículos), es que hace 17 meses prediqué 2 sermones sobre estos versículos cuando exponíamos la serie de mensajes sobre el nuevo nacimiento. Pero no me detuve mucho en el versículo 8, con sus inmensas implicaciones vinculadas a cómo comprendemos el libre albedrío, y por qué el libre albedrío de Dios en nuestra conversión es una noticia tan buena y que hace una diferencia tan inmensa con relación a cómo vivimos.

En el versículo 8, Jesús dice: "El viento sopla donde quiere [ese es el libre albedrío del viento], y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va;  así es todo aquel que es nacido del Espíritu." En esto nos vamos a enfocar. Pero debemos ver este texto en su contexto, y por esa razón haré seis declaraciones concisas, fundamentadas en aquellos dos sermones, para ayudar a orientarnos en este pasaje. En aquellos sermones usted puede encontrar los argumentos para estas declaraciones concisas, o en el libro Finally Alive.

Seis Declaraciones Concisas

Primero, versículos 1-3: Nicodemo era un hombre religioso, pero no había nacido de nuevo. De modo que usted puede ser religioso sin haber nacido de nuevo. Aunque Nicodemo dice en el versículo 2: "Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro," Jesús le dice en el versículo 7: "Os es necesario nacer de nuevo." Por tanto, es posible que usted vea a Dios obrando en Jesús sin que Dios esté obrando en usted. Usted puede ser impresionado religiosamente sin haber nacido de nuevo.

Segundo, versículos 3, 5, y 7: Necesitamos nacer de nuevo para ver y entrar al reino de Dios, es decir, a fin de ser rescatados del juicio de Dios (Juan 3:36), y ser traídos a vida eterna. Versículo 3: "En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.” Esta no es una experiencia religiosa opcional. Es absolutamente necesaria si queremos ser salvos.

Tercero, versículo 5: Cuando Jesús dice: "el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios," (versículo 5), no se refiere al bautismo, como muchos interpretan. Mas bien es una alusión a Ezequiel 36:24-28. Y el énfasis es que necesitamos una nueva vida espiritual (obrada por el Espíritu) y una limpieza (representada por el agua).

Cuarto, versículo 6: Cuando Jesús dice en el versículo 6: "Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es", quiere decir que somos simplemente carne, es decir, simplemente humanos, y muertos espiritualmente en nuestro primer nacimiento, pero somos vivificados espiritualmente en nuestro segundo nacimiento.

Quinto, versículos 7 y 10: Cuando Jesús dice: "Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas?" (versículo 10), demuestra que esta enseñanza no es totalmente nueva, sino que alguien que conozca bien el Antiguo Testamento debiera comprender mejor que Nicodemo lo que Jesús dice.

Sexto, hace 17 meses, cuando estábamos trabajando en este pasaje, fuimos a la primera carta de Juan para ver muy claramente cómo se relacionaba el nuevo nacimiento con Jesús y con la fe. En 1 Juan 5:11, Juan dice: "Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo”. Así que la vida que obtenemos del Espíritu en el nuevo nacimiento, la obtenemos porque el Espíritu nos une al Hijo de Dios, quien es vida. Y en 1 Juan 5:1, él dice: "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios." En otras palabras: sabemos que hemos nacido de Dios, hemos nacido de nuevo por el Espíritu en unión con Jesús (si es que ahora estamos creyendo). Cuando el Espíritu Santo crea nueva vida espiritual en nosotros, el efecto simultáneo es ver a Jesús, tan precioso, recibiéndole como realmente es, y es creer en él por sus promesas.

Para confirmar esta afirmación en el Evangelio de Juan, vuelva a Juan 1:12-13. "Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” En otras palabras, Dios nos hace nacer de nuevo con nueva vida espiritual, y el efecto simultáneo es que vemos y recibimos a Jesús como quien realmente es y confiamos en él con nuestras vidas.

El Viento del Espíritu

Ése es el contexto. Ahora llegamos al versículo 8. Jesús está comparando la obra del Espíritu de Dios en el nuevo nacimiento con la forma en que se mueve el viento, y con la manera en que el viento afecta al mundo sin ser visto y sin ser controlado por nosotros. En el versículo 6, Jesús dijo: "Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es." Así que está diciendo con claridad que el nuevo nacimiento es obra del Espíritu. Cuando usted ha nacido de nuevo, ha nacido por el Espíritu. La nueva vida espiritual que viene en el nuevo nacimiento, viene por el Espíritu Santo. Esto queda realmente claro en Juan 6:63. "El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha." Así que el nuevo nacimiento, y la nueva vida que viene con él, son resultado de la obra del Espíritu.

Ahora, habiendo hecho esa aclaración, Jesús enseña en el versículo 8 cómo el Espíritu Santo realiza esta obra de regeneración.  "El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va;  así es todo aquel que es nacido del Espíritu." Aquí hay un juego de palabras, porque en griego, la palabra viento y la palabra Espíritu son la misma. Así que el viento es tratado como una imagen del Espíritu.

La Obra del Viento

Él dice cuatro verdades sobre la obra del viento que reflejan la obra del Espíritu. 1) "El viento sopla donde quiere," donde desea. Así que el viento (el Espíritu), es libre. Él (utilizaré el pronombre personal masculino porque el Espíritu es una persona, no una fuerza, y porque Juan utiliza el pronombre masculino en 14:26; 15:21; 16:13), el Espíritu no es restringido por nosotros. El énfasis cae sobre la voluntad del Espíritu, no sobre nuestra voluntad.

Entonces Jesús dice, 2)“. . . y oyes su sonido. . ." Esto significa que hay efectos perceptibles del viento invisible. Usted no puede ver el viento, pero sabe que hay viento por su sonido,  por la presión sobre su piel,  por las ramas y las hojas y el polvo volando en el aire. Así es con el Espíritu en la obra de regeneración: usted no le puede ver, pero puede ver sus efectos.

3) Jesús dice: “. . . pero no sabes de dónde viene...” Esto enfatiza que usted no origina el movimiento del Espíritu, ni controla su movimiento.. "…no sabes." Estas palabras significan que aquí hay un misterio. El Espíritu obra de maneras que no podemos comprender completamente.

Es como lo que Jesús dijo en Marcos 4:26-27: "El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra,  y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe." Así es el reino de Dios. Y Jesús dice en Juan 3:5 que usted no puede entrar al reino de Dios a menos que nazca de nuevo. Por eso es que dice: echamos la semilla de la palabra, y Dios provoca el nuevo nacimiento, no sabemos cómo.

Entonces, 4) Dice al final de esa primera oración en el versículo 8: “. . . [tú no sabes] ni adónde va.” Usted no puede determinar su origen, ni puede determinar su destino. El Espíritu es libre. Va a donde quiere.

Así que el mensaje, hasta ahora, es que el Espíritu es misterioso. Tiene voluntad propia, por así decirlo. Viene y va, según sus propias leyes. No lo controlamos. No podíamos entonces. Y no podemos ahora, 2000 años después. El viento es libre. No decidimos qué hace el viento. El viento hace lo que quiere.

La Obra Decisiva es del Viento, no Nuestra

Entonces Jesús hace la comparación con la obra explícita del Espíritu. Versículo 8: Usted ha oído cómo obra el viento. . . "así es todo aquel que es nacido del Espíritu." Literalmente: "De esta forma es todo el que es nacido por el Espíritu." Ustedes han oído cómo obra el viento. . . "así nace todo el que es nacido del Espíritu." El objetivo al enfatizar la libertad del viento para producir sus efectos, es dejar bien claro la libertad del Espíritu para hacer que las personas nazcan de nuevo.

Así que lo que nos enseña el versículo 8 es que de la misma forma en que no hacemos que el viento sople, tampoco hacemos que el Espíritu produzca el nuevo nacimiento.  O, para ser más específicos, la voluntad determinante en el nuevo nacimiento no es la nuestra. La voluntad del Espíritu es decisiva. Para estar seguros, nuestra voluntad se mueve en el momento del nuevo nacimiento. El cambio ocurre en nosotros. Hay efectos perceptibles del viento "oyes su sonido."

El efecto fundamental del viento (el Espíritu) es que somos espiritualmente vivificados (nacemos de nuevo), y ahora nuestra voluntad actúa. El actúa para recibir a Cristo y creer en Cristo. Pero actúa porque el viento está soplando, no al revés. No nos movemos primero. Nuestras voluntades son despertadas e inclinadas hacia Cristo, porque el Espíritu sopla donde quiere y da vida a quien quiere.

Gracia Soberana, Irresistible

Esto es lo que queremos decir cuando utilizamos términos como gracia soberana o gracia irresistible. Queremos decir que el Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, y por tanto, Él es omnipotente y soberano. Y por tanto, es irresistible e infaliblemente efectivo en su obra regeneradora. Esto no significa que no le resistamos. Lo hacemos. La Biblia es clara en ese aspecto (Hechos 7:51). El aspecto soberano de la gracia y del Espíritu implica que cuando Dios escoge, Él puede vencer la rebelión y resistencia de nuestras voluntades. Él puede hacer que Cristo se vea tan persuasivo que nuestra resistencia sea quebrantada y nosotros vengamos a él por nuestra propia voluntad, y le recibamos y creamos en él.

Y cuando lo hace, el Espíritu de Dios está manifestando su gracia y soberanía. Vea cómo es dicho en otras partes de la Biblia.

  • Jesús dice en Juan 6:44 y 65: "Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió,  y yo lo resucitaré en el día final.  . . . nadie puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre.”
  • En Hechos 13:48. Lucas dice: "y creyeron cuantos estaban ordenados a vida eterna.”
  • En Romanos 9:15-16, Pablo cita a Dios: "Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y tendré compasión del que yo tenga compasión. Así que no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” En otras palabras, el viento sopla donde quiere en la obra de regeneración.
  • En Filipenses 2:12-13, Pablo dice: "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito.” En otras palabras, nuestro deseo indispensable se debe a la obra decisiva de Dios.
  • O el texto muy conocido de Efesios 2:8-9: "Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe,  y esto no de vosotros, sino que es don de Dios.” El viento sopla donde quiere y da vida y fe.

Así que Juan 3:8 está enseñando, junto con muchas otras partes de la Biblia, que el nuevo nacimiento es, decisiva y supremamente, la obra de la voluntad del Espíritu, y tiene un segundo lugar dependiente, donde es un acto de nuestra voluntad.

¿Cómo Responderá Usted?

Terminemos preguntando: ¿Cómo responderá usted a esta enseñanza? Nicodemo, en el versículo 9, respondió diciendo: "¿Cómo puede ser esto?"  Él no pudo recibirlo. Era inescrutable. Pero al final del evangelio de Juan (Juan 19:39), Nicodemo arriesga su vida y utiliza su dinero para mostrar su amor por Jesús. Oro para que esto sea lo que ocurra también en usted.

Hoy hay dos respuestas básicas a lo que Jesús dice en Juan 3:8. Una es sentirnos amenazados por estas afirmaciones. Y la otra es sentirnos estimulados por ellas. Algunos se sienten amenazados porque quita nuestro control sobre el nuevo nacimiento, y nos hace sentir desamparados. Pero para otros es estimulante, porque  ya han descubierto que están desamparados.

Amenazados

Un grupo dice: "no me quiten el poder de mi voluntad para hacer que el viento sople. No me digan que soy absolutamente dependiente de la gracia soberana y libre de Dios para ver a Cristo como mi tesoro supremo y recibirle como Él es." La persona que siente que debe tener el poder decisivo de la voluntad, la última palabra, para mover al Espíritu (para hacer que el viento sople), se sentirá amenazada por Juan 3:8. Para esa persona, son malas noticias. Ellos preferirían escuchar un mensaje confirmando cuán decisiva es su propia autodeterminación. Serían las buenas noticias que quieren.

Estimulados

Pero hay otro grupo de personas. Son los desesperados que saben que están absolutamente desamparados. Saben que están muertos en delitos y pecados. Son duros y rebeldes y resistentes. Saben que si Dios les deja a sí mismos, y con su propia autodeterminación, o si Dios sólo les anima, en lugar de darles nueva vida, nunca verán a Cristo o creerán en Él. No hay sentido en animar a un cadáver. Usted puede llevarlo a la iglesia, pero eso no le hará vivir.

Para este grupo, Juan 3:8 tiene noticias muy buenas: "El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va;  así es todo aquel que es nacido del Espíritu". Este grupo escucha Juan 3:8 y dice: "Hay esperanza para mí. No me siento amenazado por no tener poder en mí mismo para forzar al Espíritu a producir el nuevo nacimiento. Ya lo sabía. He vivido desamparado por muchos años. Pero me siento estimulado si me dicen que Dios es libre y soberano en su gracia. Porque significa que todo mi desamparo, y toda mi mortandad, y toda mi rebelión, y toda mi dureza espiritual, y toda mi incapacidad moral, todos los años de mi pecado, no son un impedimento para el Espíritu omnipotente de Dios cuando Él desea darme vida mediante su Hijo crucificado y resucitado. Él sopla donde quiere, no donde merecemos que sople, y no donde impidamos su soplo. Su gracia es libre y soberana. Él no depende de mí en su obrar."

Jesús Cambia Nuestro Enfoque

Y justo en este momento, cuando nos sentimos absolutamente desamparados, Jesús deja de describir la obra soberana del Espíritu en el nuevo nacimiento dentro de Nicodemo (y de nosotros), y cambia el enfoque desde nuestro interior, hacia el Hijo del Hombre. Versículos 13-15:

"Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo.  Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en El vida eterna."

Mire al Cristo Crucificado

Cuando en su desamparo y mortandad, dice: "¿qué puedo hacer?" Jesús dice: "Deja de mirarte a ti mismo y comienza a mirar al Hijo del Hombre, levantado en una cruz para morir por tus pecados." La obra del Espíritu en el nuevo nacimiento es vivificarnos para que veamos la gloria de Cristo, crucificado y resucitado. Así que mírele. Mire al Hijo del Hombre.

Y cuando escuche a Jesús decir: "El viento sopla donde quiere," no le escuche como si él estuviese tratando de quitarle la voluntad que usted atesora, escúchele dándole ojos para ver a Cristo como su Tesoro.