El glorioso evangelio del Dios bendito

Una encomienda a Jason Meyer

Jason, al aceptar la Declaración de Fe de fe de los Ancianos en la Bethlehem Baptist Church, y al invitar a Tom Schreiner y a mí a ser parte del servicio de investidura, has aceptado tu linaje ministerial y teológico. La característica de este linaje es expresada en 1ra a Timoteo 1:11, en la frase apostólica: "según el glorioso evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado".

La frase "glorioso evangelio" (to\ eujagge÷lion thvß do/xhß) aparece solo otra vez en la Biblia, a saber, en 2da a los Corintios 4:4, en la frase el "evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios". Así que sabemos que el "glorioso evangelio del Dios bendito", es el evangelio de la gloria de Cristo que es la imagen de Dios. El glorioso evangelio de Dios es el evangelio "de la gloria de Dios en la faz de Cristo" (2da a los Corintios 4:6).

Lo que interpreto que significa que la gloria de Dios llega a su expresión más magnífica en los actos producidos por el evangelio, a saber, la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesús. El propósito final de todas las cosas, dice Pablo, es la "alabanza de la gloria" de la gracia de Dios (Efesios 1:6). Es decir, la gracia de Dios es el clímax de la gloria de Dios. Y para sorpresa de los ángeles, el clímax de la gracia de Dios, es la inmolación del Cordero de Dios. "Digno eres [¡glorioso eres, hermoso eres!] de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado" (Apocalipsis 5:9).

Así que el clímax de la gloria de Dios es la gloria de Su gracia, y el clímax de la gloria de Su gracia es la muerte de Su Hijo. Y esta gloria, la exaltación de esta gloria, el aprecio de esta gloria por encima de todas las cosas, es la característica de nuestro linaje teológico.

Por tanto, Jason, tú has aceptado un llamado a un linaje. Es el linaje del "glorioso evangelio del Dios bendito". Y mi encomienda a ti es que aprendas las profundidades, y ames las alturas, y vivas el gozo santo de este linaje.

Para inspirarte a ello, y para aclarar la ascendencia espiritual de este linaje, solo voy a permitir que 21 de sus representantes (desde Moisés hasta Thomas Schreiner) derramen sobre ti su pasión por la gloria de Dios. Éste es el linaje del evangelio de la gloria del Dios bendito.

Moisés

Proclamando la Palabra de Dios a los israelitas que escapaban: "he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que entren a perseguirlos; y me glorificaré en Faraón y en todo su ejército. . . . Entonces sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando sea glorificado en Faraón, en sus carros y en su caballería" (Éxodo14:17–18)

Josué

Llamando al desobediente Acán a ajustar cuentas con el Dios omnisciente. "Hijo mío, te ruego, da gloria al Señor, Dios de Israel, y dale alabanza" (Josué 7:19).

Job

Inclinándose ante la justicia de Dios y dejando que Dios tenga la última palabra: "¿Me condenarás para justificarte tú? ¿Acaso tienes tú un brazo como el de Dios, y truenas con una voz como la suya? Adórnate ahora de majestad y dignidad, y vístete de gloria y de esplendor” (Job 40:8-10).

David

Elevándose una y otra vez en los Salmos, con la grandeza de la gloria de Dios: "¡Oh Señor, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra, que has desplegado tu gloria sobre los cielos!" (Salmo 8:1).

"Los cielos proclaman la gloria de Dios, y la expansión anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1).

"Todas las naciones que tú has hecho vendrán y adorarán delante de ti, Señor, y glorificarán tu nombre” (Salmo 86:9).

"Contad su gloria entre las naciones, sus maravillas entre todos los pueblos. Porque grande es el Señor, y muy digno de ser alabado; [...] Tributad al Señor, oh familias de los pueblos, tributad al Señor gloria y poder. Tributad al Señor la gloria debida a su nombre; traed ofrenda y entrad en sus atrios" (Salmo 96:3, 7–8).

"Tributad al Señor la gloria debida a su nombre; adorad al Señor en la majestad de la santidad” (Salmo 29:2).

"No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria" (Salmo 115:1).

Isaías

Proclamando el celo de Dios por Su gloria incomparable: "Yo soy el Señor, ése es mi nombre; mi gloria a otro no daré, ni mi alabanza a imágenes talladas” (Isaías 42:8).

"Trae a mis hijos desde lejos, y a mis hijas desde los confines de la tierra, a todo el que es llamado por mi nombre y a quien he creado para mi gloria” (Isaías 43:6–7).

Jeremías

Advirtiéndonos para que no negáramos la gloria de Dios: "Escuchad y prestad atención, no seáis altaneros, porque el Señor ha hablado. Dad gloria al Señor vuestro Dios antes que haga venir las tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen sobre los montes oscuros" (Jeremías 13:15–16).

Ezequiel

Advirtiendo a Sidón que tendría que responder ante el glorioso Dios: "aquí, estoy contra ti, Sidón, y seré glorificado en medio de ti; y sabrán que yo soy el Señor" (Ezequiel 28:22).

Daniel

Permitiendo que Nabucodonosor relatara la locura de jactarse ante el Dios Soberano. "“¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado como residencia real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad?”. . . En aquel mismo instante. . . Fue echado de entre los hombres, comía hierba como el ganado y su cuerpo se empapó con el rocío del cielo hasta que sus cabellos crecieron como las plumas de las águilas y sus uñas como las de las aves. Pero al fin de los días, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y recobré mi razón, y bendije al Altísimo y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su dominio es un dominio eterno, y su reino permanece de generación en generación” (Daniel 4:29–34).

Habacuc

Anunciando una de las mayores promesas en toda la Biblia: "Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas cubren el mar” (Habacuc 2:14).

Hageo

Pregonando el mandamiento de Dios a edificar una casa para Su gloria: "Subid al monte, traed madera y reedificad el templo, para que me agrade de él y yo sea glorificado—dice el Señor" (Hageo 1:8).

Zacarías

Concluyendo el Antiguo Testamento con el propósito de Dios de que Su gloria fuera el centro: "“Y yo seré para ella”—declara el Señor— “una muralla de fuego en derredor, y gloria seré en medio de ella”" (Zacarías 2:5).

Jesús

Enseñándonos a orar para la gloria de Dios: "Vosotros, pues, orad de esta manera: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre"" (Mateo 6:9).

Y enseñándonos a vivir para la gloria de Dios: "Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5:16).

Mientras resucitaba a Lázaro de entre los muertos, para la gloria de Dios: "Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por medio de ella" (Juan 11:4).

Y a pesar de Su poder omnipotente, camina hacia la hora de su propia muerte, para la gloria de Dios: "Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. . . y ¿qué diré: “Padre, sálvame de esta hora”? Pero para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica Tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: “Y le he glorificado, y de nuevo le glorificaré”" (Juan 12:23, 27–28).

Y, finalmente, ora sobre Sus anhelos más profundos para Sus seguidores: "Padre. . . Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera. Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera. . . Padre, quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria" (Juan 17:1, 4-5, 24).

Pablo

Celebrando el propósito misionero de la venida de Cristo: "para demostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas dadas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia" (Romanos 15:8-9).

Orando por la unidad de la iglesia " para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 15:5-6).

Exhortándonos a vivir en la gloria de la adquisición de Cristo: "Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo" (1ra a los Corintios 6:20).

Y en todo lo que hacemos: "Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquiera otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1ra a los Corintios 10:31).

Y revelando el glorioso modo en que somos transformados en esta vida: "Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria" (2da a los Corintios 3:18).

Y exultándose en la sobreabundante habilidad de Dios para obrar en nosotros más de lo que entendemos: "Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos. . . a El sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén" (Efesios 3:20–21).

Y dejando en claro que la gloria de Cristo redundará, al final, para la gloria del Padre: "Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo. . . para que [...] toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre" (Filipenses 2:9-11).

"Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre" (Romanos 11:36).

"Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén" (1ra a Timoteo 1:17).

Pedro

Mostrándonos cómo servir con la fuerza de Dios y para la gloria de Dios: "el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén" (1ra de Pedro 4:11).

Judas

Reconociendo que si somos guardados hasta el fin, es debido a la gloria de Dios: "Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída y para presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén" (Judas 1:24–25).

Juan

Una y otra vez y otra vez, exultándose de nuevo en la dignidad infinita de Dios y el Cordero: "Al que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con su sangre. . . a El sea la gloria y el dominio por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 1:5-6).

"El Cordero que fue inmolado digno es de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza" (Apocalipsis 5:12).

"Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:13).

"¡Amén! La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén" (Apocalipsis 7:12).

Entonces, siguiendo el linaje fuera de las Escrituras inspiradas...

Agustín

Resaltando el día más importante de Su vida, su conversión: "Oh Señor, mi Ayudador y mi Redentor, ahora contaré y confesaré para la gloria de tu nombre, cómo me libertaste de las cadenas de la lujuria. . . y de mi esclavitud a las cosas de este mundo" (Confesiones Libro VIII.).

Calvino

Poniendo en una frase el propósito central de su vida: "Establecer delante [del hombre], como el motivo primario de su existencia, un celo por ilustrar la gloria de Dios" (John Dillenberger, John Calvin, Selections from His Writings, [Scholars Press, 1975],* 89)*.

Edwards

Con palabras sin paralelo en su exultación en la centralidad de la gloria de Dios: "Todo lo que alguna vez se ha dicho en las Escrituras como propósito supremo de Dios está incluido en ésa única frase: la gloria de Dios. . . El resplandor brilla sobre y hacia la criatura, y es reflejado de vuelta en la luminaria. Los rayos de la gloria provienen de Dios y son algo de Dios y son reintegrados nuevamente a su original. Así que todo es de Dios, y en Dios, y para Dios, y Dios es el principio, medio, y fin en este asunto".

(Jonathan Edwards, The Dissertation Concerning the End for Which God Created the World, in The Works of Jonathan Edwards, vol. 8, ed. Paul Ramsey [New Haven, Conn.: Yale University Press, 1989], 526, 531).

Tom Schreiner

Tu mentor, cuya obra de la vida y mejores libros irradian con el latido de este linaje: "El propósito en todo lo que Dios hace es dar honor a sí mismo y a Jesucristo. El Nuevo Testamento está radicalmente centrado en Dios. Pudiéramos decir que el Nuevo Testamento trata sobre Dios exaltándose a Sí mismo mediante el Espíritu. . . . La historia redentora es fundamental para comprender el mensaje del Nuevo Testamento, sin embargo, el propósito supremo de Dios no es la culminación de Su plan. Él debe tener un propósito, una intención, una meta en un plan semejante. Aquí emerge el propósito de toda la historia de la salvación. Dios obra su plan salvador para ser exaltado en Cristo, de modo que Su nombre sea honrado. . . . Así, lo más importante en la vida es que el nombre de Dios sea honrado y santificado. . . . El propósito supremo para la misión es la gloria de Dios, de modo que Su nombre sea exaltado entre todos los pueblos". (Thomas Schreiner, New Testament Theology: Magnifying God in Christ [Grand Rapids: Baker academic, 2008], 13-14, 126, 144)

Jason, este es el legado al que has entrado. Lo que nos trae ahora a este momento en que serás investido como pastor para la predicación y la visión de Bethlehem Baptist Church. En esta investidura, aceptas la Declaración de Fe de los Ancianos de Bethlehem Baptist Church. Y haciéndolo, no solo afirmas que harás que la gloria de Dios en Cristo (el "glorioso evangelio del Dios bendito") sea la meta suprema de nuestro ministerio, también aceptas la verdad del evangelio de que esta meta es alcanzada en el gozo teocéntrico de este pueblo.

Escucha el gozo de tu constitución:

Declaración de Fe de los Ancianos de la Bethlehem Baptist Church

Párrafo 3.1: Creemos que Dios, desde la eternidad, a fin de mostrar la plena extensión de su gloria para el gozo eterno y siempre creciente de todos los que le aman, mediante al consejo más sabio y santo de su voluntad, ordenó y previó libre e inmutablemente todo lo que ocurre.

Párrafo 4.1: Sin deficiencias en sí, ni movido por alguna incompetencia en su gozosa suficiencia, Dios se deleitó en la creación, para mostrar su gloria para el gozo eterno de los redimidos, de cada tribu, lengua, y pueblo y nación.

Párrafo 12.1: Creemos que el propósito supremo de la iglesia es glorificar a Dios en el gozo eterno y creciente de la adoración.

Párrafo 14.3: Creemos que el final de todas las cosas, en esta época, será el comienzo de una felicidad eterna, creciente, en el corazón de los redimidos, mientras Dios muestra más y más de su grandeza infinita e inagotable y de su gloria para el gozo de su pueblo.

Por tanto, mi encomienda a ti Jason, es que aprendas las profundidades, y ames las alturas, y vivas el gozo santo de este linaje. Te ha sido encomendado "el glorioso evangelio del Dios feliz".