Paz para aquellos en quienes Él se complace

Advent | Day 6

Y esto os servirá de señal: hallaréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Y de repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace. (Lucas 2:12-14)

¿Paz para quiénes? En medio de la alabanza de los ángeles, suena una nota sombría. Paz para aquellos en quienes reposa su favor. Paz entre los hombres en quienes Él se complace. Sin fe es imposible agradar a Dios. Por lo tanto, la Navidad no trae paz para todos.

Jesús dijo: «Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas». O como dijo el anciano Simeón cuando vio al niño Jesús: «He aquí, este Niño ha sido puesto para la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción... a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones». Oh, cuántas personas esperan una Navidad desolada y fría, y no logran ver más que eso.

«A los suyos vino, y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre». Jesús se dirigía solo a sus discípulos cuando dijo: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo».

Las personas que disfrutan de la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento son las mismas que dan a conocer sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego.

La llave que abre el cofre del tesoro de la paz de Dios es la fe en las promesas de Dios. Por eso es que Pablo ora así: «el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer». Cuando de verdad creemos en las promesas de Dios y tenemos gozo, paz y amor, Dios es glorificado.

Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres en quienes Él se complace —hombres que crean—.