Si alguno me ama, guardará mi palabra

Juan 14:15-24

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y El os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre; es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Un poco más de tiempo y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En ese día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré y me manifestaré a él. Judas (no el Iscariote) le dijo: Señor, ¿y qué ha pasado que te vas a manifestar a nosotros y no al mundo? Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que oís no es mía, sino del Padre que me envió.

Antes de orar permítanme explicar hacia dónde vamos en la predicación de este verano. Dios mediante. Hoy y el próximo fin de semana me gustaría terminar el capítulo catorce del Evangelio de Juan. Entonces, el 17 de Junio, espero abordar el tema de la homosexualidad y el, así llamado, "matrimonio" homosexual. Luego tendremos un huésped el día 24 de Junio, Ed Stetzer, predicando sobre 1ra de Pedro 4. Y en Julio y Agosto, una serie de mensajes de nueve semanas sobre Timoteo:

"A Él sea la gloria para siempre"
Orgullosos de Cristo y listos para sufrir
Un verano en Segunda a Timoteo

Mi plan es hacer cinco de esos nueve y luego estaré de vacaciones para que otros pastores hagan cuatro. El verano es para ver y disfrutar y mostrar a Cristo. Mantener a Cristo en el centro. Donde quiera que usted vaya, no rechace la adoración con el pueblo de Dios. El propósito del sermón de hoy, y mi experiencia en Bucarest y Ginebra y Hamburgo, es que Jesucristo estará con ustedes, y se manifestará a ustedes donde quiera que estén.

Disfrutando al Cristo resucitado

Sirvo a un Salvador resucitado,
Él está hoy en el mundo;
Sé que está viviendo,
No importa lo que digan los hombres;
Veo Su mano de misericordia;
Escucho Su voz de amor,
Y justo cuando lo necesito
Siempre está cercano

¡Él vive, Él vive, Cristo Jesús vive hoy!
Camina conmigo y habla conmigo
Por el estrecho sendero de la vida.
¡Él vive, Él vive, e imparte salvación!
Si me preguntas ahora cómo sé que vive:
l vive en mi corazón.

Mi oración es que cuando acabe este mensaje, usted pueda cantar esa canción con más convicción y gozo y con una experiencia de comunión más dulce que nunca con el Cristo resucitado.

Discípulos necesitando ánimo

Estas palabras en Juan 14:15-24, fueron dichas solo unas horas antes del mayor evento en la historia mundial, el mayor acto de amor en la historia, a saber, la muerte del Hijo de Dios encarnado en lugar de los pecadores, para que todo el que le recibiera y creyera en Él fuera perdonado y aceptado como justo por el Creador del universo, para vivir el gozo infinito de la vida eterna. Lo que Jesús dice aquí lo asume así. Él, como dijo en Juan 10:15, va a dar su vida por las ovejas.

Y estas ovejas, estos once preciosos amigos, apóstoles, están muy confundidos y temerosos, necesitando mucho ánimo por lo que están a punto de enfrentar ante la pérdida de Jesús. Y éso es lo que Jesús hace por ellos, y no solo por ellos, sino por ustedes, por cada persona que cree en Su nombre.

Y Su mensaje aquí para ellos, y para nosotros, es que cuando muera, vivirá de nuevo, y Él y el Padre y el Espíritu Santo vendrán a nosotros y estarán con nosotros para siempre, y nunca nos dejarán, no importan dónde estemos, o lo que nos esté ocurriendo.

El amor especial de Dios por los suyos

Hagamos dos observaciones introductorias sobre lo que Jesús dice aquí.

Primero, dice con claridad que los regalos que nos promete no son dados al mundo. O, para decirlo de otra forma, el amor que él nos promete aquí no es un amor que tiene por el mundo. Está el amor de Dios de Juan 3:16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna".

Pero aquí hay un amor (hay regalos) que Dios reserva para los suyos. Vea los versículos 16-17:

Y yo rogaré al Padre, y El os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre; es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce. Pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros.

Y el versículo 19: "Un poco más de tiempo y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis”.

Y el versículo 22: "Judas (no el Iscariote) le dijo: Señor, ¿y qué ha pasado que te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?"

Así que hay algo claro en los versículos 17, 19, y 20, que los regalos prometidos en estos versículos, regalos de intimidad y ayuda y amor, son algo que el mundo no puede ver, no conoce, y no le es dado, ni experimenta. Aquí se promete algo tan personal, tan íntimo, tan recíproco y relacional que el mundo no puede recibirlo.

Ésa es la primera observación introductoria.

El amor del pueblo amado por Su Hijo

La segunda es que los que reciben estos dones, estas promesas, este amor, no son llamados solo cristianos o creyentes, son descritos repetidamente como los que aman a Jesús.

Versículos 15-16: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y El os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre".

Versículo 21: "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre”. Este no es el amor de Dios por el mundo. Es un amor personal, íntimo, relacional, afectivo, comprometido, del Padre, solo por aquellos que aman a Jesús.

Versículo 23: "Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará”. Sabemos, por Romanos 5:8, que: "Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Dios no esperó que le amáramos antes de amarnos. Y sabemos que éso es lo que Juan también creía, porque en 1ra de Juan 4:19 dice: "Nosotros amamos, porque El nos amó primero". No hay duda de éso. Gloriosa verdad.

Y ahora aquí hay otra gloriosa verdad. Versículo 21: "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre”. O nuevamente, en el versículo 23: "Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará”. En otras palabras, el amor de Dios precede y habilita nuestro amor (Romanos 5:8, 1ra de Juan 4:19). Y Dios responde a nuestro amor con un amor único, personal, íntimo, afectivo, cariñoso, comprometido, que pertenece solo a los que aman a Su Hijo.

Esas son las dos observaciones introductorias. Las promesas de estos versículos no son para el mundo. Ellos no las pueden ver, conocer, o experimentar. Este amor es, más bien, para los que aman a Jesús.

Ahora, solo dos preguntas más. ¿Qué significa amar a Jesús? ¿Y qué se nos ha prometido si lo hacemos?

1. ¿Qué significa amar a Jesús?

Jesús nos dice, cuatro veces, que este amor es de tal naturaleza que produce la obediencia a los "mandamientos" de Jesús, o más generalmente, a Su "Palabra".

  • Versículo 15: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos”.

  • Versículo 21: "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama”.

  • Versículo 23: "Si alguno me ama, guardará mi palabra".

  • Versículo 24: "El que no me ama, no guarda mis palabras”.

Lo primero que debemos notar es que amar a Jesús no es lo mismo que guardar Sus mandamientos. Eso precede y da lugar a la obediencia a los mandamientos. Guardar Su Palabra es el resultado de amarle, no es lo mismo que amarle.

  • Versículo 15: "Si me amáis, [el resultado será que] guardaréis mis mandamientos”.

  • Versículo 23: "Si alguno me ama, [el resultado será que] guardará mi palabra".

Por tanto, ¿qué es este amor de Jesús que da lugar a la obediencia a los mandamientos de Jesús? Jesús no tiene defectos. No tiene demérito. Por tanto, no podemos y no nos atrevemos a no amarlo por gracia, como Dios nos ama a nosotros. No nos atrevemos a amarlo con un amor que venza algunas de las faltas o fealdades o pecados en Jesús para tratarle bien. No. El amor por Jesús es totalmente merecido. Él es infinitamente digno de ser amado. Él es perfectamente amoroso. Él es amado no a pesar de lo que es, sino por lo que es.

Esto significa que amor por Él es una respuesta a su belleza y grandeza y gloria. No es una respuesta a la necesidad o a la debilidad o al defecto, lo que también significa que el amor por Jesús es algo placentero. Es desearle porque Él es infinitamente deseable. Es admirarle porque Él es infinitamente admirable. Es atesorarle porque Él es infinitamente valioso. Es disfrutarle porque Él es infinitamente disfrutable. Es estar satifechos con todo lo que Él es porque Él es infinitamente satisfactorio. Es el reflejo del humano que ha nacido de nuevo, que ha despertado en su alma a todo lo que es bueno, y hermoso, y verdadero, personificado en Jesús.

En pocas palabras, amar a Jesús no es una cuestión de hacer cosas excelentes. Es un asunto de deleitarse en un Salvador excelente. Jesús dice que hacer cosas excelentes, manteniendo Su Palabra, es el resultado de deleitarse en el Salvador excelente. "Si alguno me ama, guardará mi palabra".

Amor: Querer, desear, disfrutar, preferir

Hay dos pistas que nos dicen que estamos en el camino correcto: La palabra amor, en el Evangelio de Juan, es usada así: Por ejemplo, Juan 3:19 dice: "los hombres amaron más las tinieblas que la luz". Es lo que ellos querían. Las desearon. Las disfrutaron. Las prefirieron. No amaron las tinieblas por obligación. Las amaron por deseo.

Ese mismo tipo de amor está en Juan 12:43: "Amaban más el reconocimiento de los hombres que el reconocimiento de Dios" Ellos lo querían. Eso es lo que significa amar. Lo añoraban. Ellos anhelaban el reconocimiento humano. Así es como lo "amaron".

O medite en el amor del Padre por el Hijo, Juan 3:35: "El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en su mano”. Recuerde las Palabras del Padre en el bautismo de Jesús y en Su transfiguración. "Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido" (Mateo 3:17). "Este es mi Hijo amado en quien me he complacido" (Lucas 3:22).

Este es el único modo de amar al Hijo: complaciéndose con Él, sintiendo placer en Él, estimándolo y admirándolo y disfrutándolo y atesorándolo, y contemplándolo con temor feliz asombrados de Él.

Ésa es una confirmación. La palabra "amor" es utilizada de esa forma. La otra es preguntar: ¿Cuáles son los mandamientos que Jesús tiene en mente cuando dice en Juan 14:15: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos"?

Los "mandamientos" en la mente de Jesús

Cuando usted lee todo el Evangelio de Juan, solo mirando los mandamientos específicos sobre el comportamiento moral, ¿qué encuentra? Usted descubre dos mandamientos explícitos que puede llamar mandamientos de comportamiento moral: el nuevo mandamiento de amarnos unos a otros como Jesús nos amó (Juan 13:34-35), y el mandamiento a Pedro: "Pastorea mis ovejas" (Juan 21:16).

Pero Jesús no dijo: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos de comportamiento moral". Dijo: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (versículo 15). Así que si usted lee nuevamente todo el Evangelio de Juan, encontrará muchos mandamientos como: Recíbeme (1:12). "Sígueme" (1:43). Levántate, paralítico (5:8). ¡Levántate de entre los muertos Lázaro! (11:43). "creed en la luz" (Juan 12:36). "Creed en Dios" (14:1). "Creed en mí" (14:1). "Permaneced en mí" (15:4). "Pedid lo que queráis" (15:7). "Permanecer en mi amor” (15:9). "Recibid el Espíritu Santo" (20:22). Estos son los mandamientos que están por todo el Evangelio de Juan.

Ahora, ¿cómo confirman ellos el modo en que hemos comprendido el amor por Jesús en Juan 14:15: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos"? Porque si los mandamientos en el Evangelio de Juan son predominantemente recibe, cree, pide, permanece, entonces tiene sentido perfecto que Jesús dijera: "Si ustedes me aman, si me desean y se deleitan en mí y me atesoran, entonces me recibirán y creerán en mí y permanecerán en mí".

En otras palabras, si hemos nacido de nuevo, de modo que atesoramos a Jesús por encima de todos los otros tesoros, y Él nos manda: "Recíbanme", "Tómenme", "Téngame como tesoro", lo haremos. Si hemos nacido de nuevo, de modo que le encontremos suprema y maravillosamente digno, y Él nos manda "confíen en mí", "crean en mí", lo haremos. Y si hemos nacido de nuevo de modo que anhelemos estar con Él, y Él nos manda "permanezcan en mí", lo haremos.

Así que mi respuesta a la primera pregunta: ¿Que significa amar a Jesús en Juan 14:15, 21 y 23?, significa atesorarlo por encima de todos los demás, desearlo, anhelarlo, disfrutarlo, estar satisfecho en todo lo que Él es.

2. ¿Qué se nos promete si lo amamos?

Ahora, la última pregunta es, ¿qué promete Jesús a tales personas, unas pocas horas antes de ir a morir por ellos?

El resumen de la promesa es: El Padre, el Espíritu Santo, y Yo, estaremos con ustedes para siempre. Nunca les abandonaremos, no importa dónde estén. Pero, al decirlo, Jesús apila un conjunto sorprendente de expresiones. Veámoslas y localicémoslas.

Versículo 16: "Y yo rogaré al Padre, y El os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre". Cuando le llama "otro consolador", quiere decir que este Consolador no es el Padre, y no soy yo, porque Yo soy el primer Consolador. Este segundo Consolador es el Espíritu Santo (versículo 26). Cuando Jesús regrese al cielo, el Padre dará el Espíritu Santo, otro Consolador. Él promete.

Versículo 17: "El Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros". El Consolador, el Espíritu Santo, es el Espíritu de verdad. Es decir, Él nos ayudará abriendo nuestra mente y corazón a la gloriosa verdad de Jesús. Él está con ustedes ahora, en mi presencia, y estará con ustedes en una nueva forma, cuando yo lo derrame después de mi ascensión.

Versículo 18: "No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”. No solo vendrá el Espíritu Santo. Jesús vendrá. Y Él nos dará lo que necesitan los huérfanos: protección, provisión, y guía. Jesús será todo eso y más, ahora, en esta vida. No nos dejará sin ayuda.

Versículo 19: "Un poco más de tiempo y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis”. En tres días resucitaré de entre los muertos. Pero no comenzaré nuevamente mi ministerio sobre la Tierra ante el mundo como he ministrado durante tres años. Me les apareceré a ustedes. Me verán, y aseguraré sus corazones mediante una resurrección corporal que ustedes verán. Y como yo vivo, ustedes vivirán.

Versículo 20: "En ese día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros". Tendrán seguridad. Se las daré, seguridad de que yo y el Padre somos uno. Y de que ustedes y yo estamos ligados para siempre, Yo en ustedes, y ustedes en mí. Si la muerte no pudo destruir esa ligadura, nada lo hará.

Versículo 21: "Y el que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré y me manifestaré a él". Mi Padre y yo tenemos un amor especial, por ti, familiar, íntimo. Y en ese amor Yo me manifestaré a ti. Te mostraré cosas de mí que el mundo no puede ver o conocer. Son experimentadas por los que me aman y atesoran y reciben y guardan mis mandamientos.

Versículo 23, en respuesta a la pregunta de por qué esta manifestación no será para el mundo, Jesús solo dice nuevamente: Es para los que me aman -"Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada”.

El cielo en la Tierra

Termino con esto. La palabra "morada" solo es usada en otra ocasión en Juan, es decir, en el versículo 2: "En la casa de mi Padre hay muchas moradas [la misma palabra "morada" que en el versículo 23]; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros". Lo que significa: Si ustedes me aman y guardan mi palabra, mi Padre y Yo vendremos a ustedes y, en todos sus sufrimientos y pruebas, les daremos el cielo sobre la tierra.

Estamos preparando una morada para ustedes en el cielo. Somos esa morada. Y si ustedes me tienen y guardan mi palabra, vendremos y seremos esa morada para ustedes ahora.

Ámenle, Recíbanle, Moren en Él

Por tanto, ámenle. Guarden Sus dulces mandamientos para recibirle y morar en Él. Sobreabunden en Su plenitud para otros en amor. Y Él vendrá a ustedes, y el Espíritu Santo vendrá y el Padre vendrá, y ellos les protegerán y proveerán para ustedes y les guiarán, no serán huérfanos. Y les confortarán, y amarán en un modo muy personal que el mundo no conoce, y se manifestarán a Jesús para ustedes, y les harán su morada.

Amén.