Amándoos los unos a los otros con amor fraternal

Romanos 12:10

"Amándoos los unos a los otros con amor fraternal en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros".

Nuestro enfoque en esta ocasión está en las dos exhortaciones del versículo10. "Amándoos los unos a los otros con amor fraternal en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros". Estas exhortaciones están dirigidas a la iglesia. La frase "unos a los otros" no se refiere a todos, sino a nuestros colegas de fe en la iglesia. Esto no significa que usted no deba sentir amor por un incrédulo. Ciertamente puede. Y tampoco significa que usted no debiera honrar a los incrédulos. Ciertamente debiera (1ra de Pedro 2:7). Pero el enfoque aquí está sobre la iglesia. No importa en qué otro lugar usted sienta amor, pero siéntalo en la iglesia. Y no importa a qué otra persona usted honre, pero honre aquí.

Tres preguntas sobre el amor y la honra unos a otros

Tengo tres preguntas: ¿Qué? ¿Por qué? Y, ¿cómo? ¿Qué es este amor hacia los demás creyentes, y qué significa honrarnos unos a otros? ¿Por qué es ordenado? ¿Por qué es importante? Y finalmente, ¿cómo experimentarlo? ¿Cómo se siente amor por un creyente que quizás ni siquiera nos caiga bien? ¿Cómo honrar a creyentes que hacen cosas deshonrosas?

1. ¿Qué?

¿Qué es este afecto? Y, ¿qué es esta honra? Las dos palabras (en v. 10a), "amor" y "amor fraternal", son palabras cargadas de emociones. Inmediatamente arruinan la noción estoica cristiana de que las personas no tienen que gustarnos, aunque debemos amarlas. Por supuesto, es cierto que usted puede amar a alguien (en un sentido) que no le agrada. Es decir, usted puede hacer algunas buenas obras para ellos. Puede ayudarles y tratarles respetuosamente, aun fríamente. Pero ese no es el tipo de amor del que Pablo habla aquí.

Hay dos implicaciones en estas dos palabras para amar. Una (philostorgoi=amor), es el amor confortable hogareño que usted siente con su viejo sweater favorito, o con su perro de 13 años de edad, o con la silla en que usted se ha sentado por décadas, o con un amigo con quien se siente tan confortable que no tiene el más mínimo pensamiento de descubrirse a sí mismo si no logra que la conversación continúe, o con quien no tiene que preocuparse por los momentos de silencio.

La otra palabra "amor fraternal" (philadelphia), es exactamente lo que dice. Es el afecto de una familia que viene con gran familiaridad y profundos lazos. Por supuesto, usted puede tener conflictos y enojarse, pero si un bravucón fuerza a su hermano, inmediatamente el afecto familiar mostrará su lado más poderoso. O si alguno de los miembros de la familia tiene una enfermedad que amenaza su vida, o incluso muere, aparecerán un tipo de lágrimas que no vienen por otros.

Esto es lo que se supone que sintamos unos por otros en la iglesia. No reaccione diciendo: "Yo no puedo hacerlo. Hay demasiados raros y estúpidos e inadaptados emocionales en la iglesia" ¿Desde cuando los mandamientos de Dios deben ser realizados en nuestras fuerzas? "Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible" (Mateo 19:26).

¿Qué podemos decir acerca de honrar? El versículo 10b dice: "en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros" (RVA) ¿Qué es eso? La honra es diferente del amor. Usted puede honrar a una persona a quien no ama. Pablo no quiere que usted escoja entre amar y honrar. Dice: Hagan las dos. Pero son diferentes. Honrar a alguien es tratarle con nuestras obras y palabras como a alguien digno de nuestro servicio. Quizás no sea digno de él. Pero de todas formas podemos hacerlo. Algunas honras significan tratar a las personas mejor de lo que merecen.

Por ejemplo, Pablo dice a los esclavos cristianos: "Todos los que están bajo yugo como esclavos, consideren a sus propios amos como dignos de todo honor" (1ra a Timoteo 6:1). Quizás los amos sean unos sinvergüenzas, pero usted puede considerarles como dignos de honra. Usted puede tenerles como dignos, así como Dios nos tiene a nosotros como justos. Esto no significa que usted no vea sus faltas. Pero actúa y habla para honrarles.

Otro ejemplo está en 1ra a los Corintios 12:23. Él hace una comparación entre los miembros débiles de la iglesia y algunas partes del cuerpo humano: "y las partes del cuerpo que estimamos menos honrosas, a éstas las vestimos con más honra". Así que honrar no siempre es una reacción a algo o alguien que es honorable.

¿Qué significa "en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros"? Creo que implica que debemos "preferir honrar que ser honrados". Si usted trata de honrar a alguien, entonces quiere decir que usted se deleita en honrar en lugar de en ser honrado. Usted disfruta exaltar a los demás para honrarles más que lo que disfruta ser exaltado para ser honrado. Por tanto, no dedique sus energías a mostrar que usted puede ser honrado, sino a mostrar que usted puede honrar. Desee honrar ardientemente. Cultive el deleite de honrar a los demás.

Y tenga cuidado de honrar solo a un tipo de personas (de una raza, o de una clase socio-económica, o de un nivel educacional, o de un sexo, o de cierta edad, o que usan un tipo de ropa, o que tienen cierto peso corporal, o que tienen cierto tipo de personalidad). Dios se enoja grandemente cuando ve este tipo de deshonor en la iglesia. Por ejemplo, Santiago 2:1-6 muestra el tipo de fallo al honrar que realmente desagrada a Dios.

"Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con una actitud de favoritismo. 2Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia, 3y dais atención especial al que lleva la ropa lujosa, y decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado; 4¿no habéis hecho distinciones entre vosotros mismos, y habéis venido a ser jueces con malos pensamientos? 5Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que El prometió a los que le aman? 6Pero vosotros habéis menospreciado [!] al pobre".

Por tanto, Bethlehem, prefiramos honrar en lugar de ser honrados. Y cuidémonos de hacerlo con parcialidad.

2. ¿Por qué?

Ahora, en segundo lugar, ¿por qué es tan importante? ¿Por qué es tan importante que tengamos amor unos por otros y que prefiramos honrarnos unos a otros?

Estoy asumiendo que importa porque la Biblia nos dice que lo hagamos. Así que ahora estoy tratando de meterme en la mente de Dios, según es revelado en Las Escrituras, y comprender por qué ordena el amor y la honra.

2.1. Primero, Dios ordena que nos amemos con afecto y que nos honremos unos a otros porque estas dos experiencias (junto con las demás experiencias de Romanos 12) muestran la realidad de nuestra nueva naturaleza en Cristo. En otras palabras, estos son comportamientos que son naturales y adecuados en los que han nacido de nuevo y tienen la morada del Espíritu Santo, y son justificados por fe, y están atesorando a Cristo y tienen sus esperanzas en la gloria de Dios. Estos son comportamientos adecuados, y naturales, y apropiados. Vienen como frutos. No lea diciendo: si es natural y viene como un fruto entonces no debiera ser ordenado.

El amor es natural porque el nuevo nacimiento significa que todos hemos nacido en la misma familia. Tenemos un Padre, y todos somos hermanos y hermanas. 1ra de Juan 5:1 dice: "todo aquel que ama al Padre, ama al que ha nacido de El”. En otras palabras, el amor por el Padre se muestra a sí mismo en el amor por los hijos. El amor por Dios produce amor por sus hijos. Dedicaremos la eternidad unos junto a otros en las relaciones interpersonales más dulces imaginables. No habrá sospechas ni animosidad o resentimiento o desaprobación en los cielos. Dios nos ordena vivir en la luz de esa familia ahora mismo.

Y la preferencia a honrar a otros en lugar de ser honrados es también un fruto natural y una demostración de que también hemos sido tan increíblemente honrados por Dios que esa naturaleza está en nosotros. No somos honrosos en relación a Dios. En nosotros mismos somos infinitamente deshonrosos ante Dios. Hemos traído gran descrédito a Dios por lo poco que le amamos y lo mucho que preferimos otras cosas en lugar de a él. Sin embargo, Dios ha dado a su Hijo para nuestro bien mientras aun éramos pecadores (Romanos 5:6), mientras aun le deshonrábamos, y nos ha honrado al rescatarnos del pecado y la muerte y del infierno y de Satanás y al darnos un lugar en su mesa. Y más allá de toda comprensión natural, el soberano Hijo de Dios no solo nos honró al lavar nuestros pies mientras estaba aquí en la tierra (Juan 13:1ss), sino que en Lucas 12:37, se ilustra así su segunda venida: "se ceñirá para servir, y los sentará a la mesa, y acercándose, les servirá".

Hemos sido tan inmensurablemente honrados en la misericordia que no preferir honrar como hemos sido honrados, es traicionar porque no hemos probado el tesoro de nuestra salvación.

Amar con afecto y preferir honrar es importante porque muestra nuestra nueva naturaleza en Cristo. Así es como los hijos de Dios se tratan unos a otros. Está en su ADN espiritual.

2.2. Segundo, Dios demanda que amemos con afecto y prefiramos honrarnos unos a otros porque así nos fortalecemos y confirmamos la fe de aquellos a quienes amamos afectuosamente y honramos. Cuando usted recibe afecto y honra misericordiosa en el cuerpo de Cristo, experimenta la confirmación de que realmente pertenece a la familia. Dios tiene el propósito de que todas las cosas sean hechas para la edificación de esa confianza y gozo (1ra a los Corintios 14:26). Amar con afecto y preferir honrar son dos maneras de confirmar y fortalecer la fe de los demás.

2.3. Tercero, Dios ordena que amemos con afecto y prefiramos honrar en lugar de ser honrados porque así mostramos la gloria de Cristo, porque él es el único que nos capacita para vivir de esta manera y para que así mostremos su propio carácter. Efesios 4:32 dice: "Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo”. La misericordia en nuestras relaciones está fundamentada en la misericordia de Dios en Cristo. Y cuando exaltamos a alguien al volvernos su siervo, estamos haciendo una representación de la forma en que Cristo fue con nosotros. Así que amar afectuosamente y preferir honrar es una forma de mostrar la gloria de Cristo.

2.4. Cuarto, Dios ordena que amemos con afecto y nos honremos unos a otros porque este es un señuelo para que el mundo le ame a él y a todo lo que él es para ellos en Cristo. Cuando usted exalta a Cristo por amar a afectuosamente a los cristianos, y prefiere a los demás al honrarles, el mundo verá y se sentirá más inclinado a glorificar a Dios (Mateo 5:16). Cuando usted lee la History of Christian Missions por Stephen Neill (Penguin Books, 1966), se percata de que el sorprendente crecimiento de la iglesia primitiva en el Imperio Romano se debía, bajo la mano de Dios, especialmente al tipo de comunidad que ellos crearon, no en comunas, sino en redes de relaciones leales, humildes, afectuosas, respetuosas, sacrificadas. Los paganos temerosos y fragmentados lo vieron y fueron atraídos (pp. 41-43).

En otras palabras, hay razones por las cuáles Pablo nos ordena amarnos unos a otros con afecto y preferirnos unos a otros con honra. Estas actitudes no son adornos como los de navidad sobre el árbol de la fe. Son como ramas, o frutos, sobre el árbol de la fe. Pertenecen a la misma esencia del quienes somos en Cristo.

3. ¿Cómo?

Finalmente la pregunta: ¿Cómo? ¿Cómo se siente amor por un creyente que quizás ni siquiera nos caiga bien? ¿Cómo honrar a creyentes que hacen cosas deshonrosas?

Todo en la Biblia está escrito para responder a esta pregunta. Todo lo que predico tiene el propósito de responder esta pregunta. Porque todo lo que Dios hace lo hace para hacer que sus hijos sean como debemos ser. Por tanto, reciban todo de parte de Dios, como un medio de gracia para hacerles amar con afecto y honrar a otros.

Pero permítanme bosquejar algunas verdades prácticas. Las más básicas las resumiré en una oración. Para volvernos el tipo de persona que ama a los creyentes con amor fraternal y prefiere honrar en lugar de ser honrado, necesitamos conocer que Dios lo ordenó; necesitamos saber que estas cosas pertenecen a la misma naturaleza de nuestra novedad de vida en Cristo (son frutos, no adornos); necesitamos admitir que no podemos ser este tipo de personas sin la capacitación divina (usted no puede crear un amor real, o una honra real); y necesitamos, por tanto, honrar fervientemente para que Dios haga lo que tenga que hacer a fin de convertirnos cada vez más en este tipo de personas amorosas y honradoras. Estos son los fundamentos bíblicos. Prácticamente, yo añadiría. . .

3.1. Predíquese a sí mismo que los demás creyentes, no importa cuán imperfectos sean, son hijos de Dios, su Padre. Dígase la verdad de que ellos son sus hermanos y hermanas en Cristo, para siempre. Recuérdese que Cristo derramó su sangre por ellos. Ellos son perdonados por todo lo que a usted le puede enojar. Son justificados solo por fe. No anuncie esa doctrina de palabra negándola con sus hechos. Si Dios les ha vestido con la justicia de Cristo, usted debe vestirles con la justicia de Cristo. Sí, hacen más obras. Sí, tienen malas actitudes. Sí, son inmaduros, y molestos. Pero no deshonre la sangre de Cristo que les cubre sus imperfecciones. Glorifique la obra consumada de Cristo en la forma en que las aplica a ellos. Y entonces deje que crezca el amor.

3.2. Busque las evidencias de la gracia en sus vidas imperfectas. Cada creyente tiene evidencias de gracia. Dios está obrando en cada santo. No deshonre la obra de Dios quejándose solamente por las obras de la carne. Busque las evidencias de la gracia. Es lo que Dios estará haciendo por nosotros en el juicio final. Él reunirá todas nuestras Ds y Fs de nuestra vida y las quemará. Entonces esparcirá nuestras Cs y Bs y se regocijará en las evidencias de gracia sobre nuestra vida. (no creo que habrá muchas As y ciertamente no habrá ni un solo A+). Haga hoy por los demás lo que Dios hará ese día por usted. Regocíjese en cada evidencia de gracia. Lo hacemos con nuestros hijos. Hagámoslo unos con otros. Que la amplitud de la gracia produzca más y más amor.

3.3. Recuerde que usted estuvo antes excluido totalmente de Dios y sin Dios y sin esperanza (Efesios 2:12). Usted era inmerecedor de todo amor divino y de toda honra divina. Pero Dios le ha dado amor y honra en Jesucristo. En Filipenses 2:3 Pablo dice que la humildad o sencillez (tapeinophrosune) es la clave para que podamos considerar "al otro como más importante que" a nosotros mismos, es decir, para considerarlos dignos de nuestro servicio. "con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo". Por tanto, nunca olvide su posición inmerecedora. Es la semilla del verdadero amor por los demás.

Quizás la respuesta más importante a la pregunta: ¿Cómo puedo convertirme en este tipo de persona?, sea: despierte y dese cuenta y sienta cuán preciosa es la misericordia de Dios hacia usted personalmente.

Recuerde cómo comienza este capítulo: "Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios" (Romanos 12:1). Sí, por las misericordias de Dios, nos amaremos unos a otros como amor fraternal. Por las misericordias de Dios, preferiremos honrarnos unos a otros. Cuando una persona ha sido salvada de un edificio en llamas, o de un barco que se hundía, o de una enfermedad terrible, todo luce más precioso, especialmente las personas. Oh, cuán amorosos somos con las personas de la orilla justo cuando hemos sido salvados. Bien, esa es nuestra verdadera condición. Percátese de ello. Deléitese en ello. Deléitese en la misericordia. Y crecerá su amor por la gente de Dios y amará honrarles.