Orando en el aposento y en el espíritu

Este es el primer domingo de nuestra Semana Anual de Oración de inicio de año. El mismo hecho de que tengamos una Semana de Oración, da lugar a la pregunta con que quiero lidiar hoy. Pero la pregunta es mucho mayor que la Semana de Oración. Hoy nos preguntamos, cuál es la relación entre la disciplina y la libertad y la espontaneidad en la oración.

Disciplina

Al hablar de "disciplina," me refiero a planificar ciertas acciones con relación a la oración, como...

  • tener una semana de oración,
  • u orar antes de las comidas,
  • u orar antes de las reuniones de ancianos,
  • o arrodillarnos en oración en la noche de bodas justo antes de hacer los votos,
  • o al comienzo de un sermón,
  • o temprano en la mañana antes de que el desayuno sea digerido, mientras tenemos la calefacción conectada.
  • o con el cónyuge, justo antes de ir a la cama a dormir,
  • o a la hora de almuerzo en nuestro cubículo,
  • o los martes y miércoles en la mañana en la iglesia,
  • o tres veces al día sobre las rodillas como Daniel (Daniel 6:10),
  • o siete veces al día como el salmista (Salmo 119:64),
  • o e las vigilias de la noche (Salmo 119:148),
  • o durante y después de leer la Biblia en la mañana.

A todas estas costumbres les llamo "disciplinas" de oración, porque no surgen repentinamente de nuestro interior. Usted piensa en ellas y decide que es bueno hacerlas, y entonces, las realiza intencionalmente. Hay cierto grado de intencionalidad. Algunas personas son muy intencionales, y les podemos llamar "disciplinadas." Otras son un poco intencionales. Y otras, para nada son intencionales. Y hay cientos de variaciones graduales entre todas ellas. Todos somos muy diferentes.

Libertad

Además, pensamos en la "espontaneidad." Algunas veces usamos la palabra "libertad" para resaltar una diferencia con la disciplina. Pero no quiero mencionar a la libertad en el mismo nivel con la disciplina, porque ello sólo implicaría que no puede haber libertad en la disciplina. Lo cual no es cierto.

Usted puede planificar orar en su boda, y preparar todos los detalles desde cómo le ayudará a ella con su vestido de boda, y cómo se agarrarán de las manos, y sin embargo, en ese momento, sentir una abrumadora y gozosa libertad de espíritu; lo cual significa que usted está haciendo exactamente lo que planeó hacer y que le está gustando. Ése es el significado que doy a "libertad," hacer algo bueno y gustarle mientras lo haga.

El mismo principio es cierto en cada uno de esos actos de disciplina que mencioné. En ellos, puede haber una maravillosa libertad y gozo.

Pero también es cierto que algo que haya sido planificado, y que hagamos con cierta intencionalidad, puede hacerse independientemente del disfrute que en ello tengamos. Usted puede ser frívolo cuando se arrodilla a orar en su boda de tal manera que, en su corazón, desea que ese momento termine lo antes posible. No es a ésto a lo que generalmente llamamos "libertad." Usted no está disfrutando este momento, y difícilmente pueda procesar lo que el pastor está diciendo.

O quizás quiera planificar orar con sus compañeros de cuarto cada noche, y entonces, el gozo desaparece en el momento de orar por las tensiones que hay entre ustedes. O quizás quiera continuar la tradición de orar antes de las comidas, y se aleja tanto de Dios que las oraciones se convierten en palabras vacías, y son realizadas más por una máquina que por un amoroso hijo.  Lo que no sería libertad.

Así que no pongo la palabra libertad al mismo nivel que la palabra disciplina como antagónicos. La libertad puede estar maravillosa y poderosamente presente en cada acto de disciplina. Ése es nuestro anhelo.

Espontaneidad

Pero en el mismo nivel de una oración disciplinada, como las que mencioné, pongo espontaneidad. La espontaneidad es diferente a la disciplina. La "espontaneidad" se refiere a algo que usted no planifica, pero surge en el corazón, y lo hace sin algún plan específico o sin alguna intencionalidad previa. Algo en la situación, o de parte del Espíritu Santo, despierta el deseo a orar. Hay intención, pero aparece en el momento, espontáneamente. Quizás usted...

  • susurra un agradecimiento a  Dios después de evitar un accidente en la autopista
  • o pide ayuda a Dios en medio de un examen,
  • o confiesa su pecado a Dios después de decir algo hiriente a un amigo,
  • u ora en la iglesia durante un tiempo de oración congregacional,
  • o adora a Dios por un hermoso atardecer,
  • o, en silencio, le pide sabiduría en medio de una difícil conversación por teléfono,
  • o le pide fuerzas cuando está listo para desmoronarse y abandonar su labor,
  • u ora por un misionero cuando abre su correo electrónico y se percata de que ahora mismo necesita ayuda,
  • o se detiene muchas veces durante una reunión de ancianos, para agradecer a Dios y buscar su guía en algún asunto difícil que la iglesia esté enfrentando.

Ninguna de estas oraciones puede ser planeada específicamente. Son espontáneas.

Tendemos a sentirnos más libres en nuestras oraciones espontáneas, y, a menudo, no nos sentimos tan libres en nuestras oraciones disciplinadas, planificadas.

¿Una Oscilación del Péndulo?

Así que mi pregunta es: ¿qué dice la Biblia acerca de la disciplina, y de la espontaneidad, y de la libertad en la oración? Este año me sentí guiado hacia este tema, porque sentí que, al menos en la parte de la iglesia evangélica que veo más de cerca, creo que hay una oscilación del péndulo que va desde la disciplina hacia la espontaneidad, en nombre del evangelio de la libertad.

En otras palabras, hay un consenso a ser guiados por el evangelio, no por la disciplina. Y ello, a menudo, se expresa en términos de legalismo versus libertad. O ley versus gracia. En general, creo que esta forma de pensar es una buena señal. Si no vivimos el evangelio, es decir, la obra de Cristo por nosotros sobre la cruz, todas nuestras oraciones se volverán un obstáculo y un hedor repugnante para Dios.

¿Un Legalismo en Resistir la Disciplina?

Por otro lado, es posible ser personas medio-bíblicas, y sentirnos realmente libres y espontáneos en el evangelio, y perder contacto con el lugar que Dios ha asignado a la disciplina, o la intencionalidad. Nuestra experiencia con Dios puede ser tan superficial que la única manera en que podemos concebir la disciplina es en términos de legalismo (como si cualquier intencionalidad que nos haga hacer algo cuando no lo sentimos, sólo pudiera ser una obra de la ley), o como un acto de mérito, o una manera de ganar la salvación, o una estrategia para que Dios esté de nuestro lado.

Y, de hecho, cualquier acto de disciplina, no importa cuán bueno sea, puede serlo. Pero algunos yerran al no percatarse que esa firme oposición a la disciplina también puede reflejar un corazón legalista. Es posible convertir cualquier acción, o resistencia a un acto, en una realización legalista que no pasa la prueba del evangelio.

Lo que significa que si usted es una persona que se inclina hacia la disciplina, o una que se inclina hacia la espontaneidad, en ambos casos, es susceptible a confiar más en su propia justicia (su justicia de disciplina, o su justicia de espontaneidad) que en la justicia de Cristo.

La Esencia del Evangelio

La esencia del evangelio es que Cristo murió por nuestros pecados (1 Corintios 15:3). Es una forma abreviada de decir que lo único eficaz para estar bien con Dios es estar afirmados en quién es Cristo, qué ha hecho, y no en quiénes somos y qué hemos hecho. Vea otra forma de expresar el evangelio: Sólo Cristo es el fundamento de que Dios esté 100% a favor nuestro, a Él le recibimos y disfrutamos sólo por la fe. Usted no puede tener más favor de Dios del que ya tiene en  base a Cristo solamente, sólo por fe.

El fundamento bíblico es 2 Corintios 5:21: "Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él". Él tomó nuestro pecado. Nosotros nos volvimos su justicia. Y ello no ocurre, porque hagamos unas pocas obras, como la oración disciplinada, o la oración espontánea (anti-disciplina). Ocurre por fe sólo en Cristo. Como dice Pablo en Filipenses 3:9, quiero "ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe".

Los Peligros de la Disciplina y la Espontaneidad

Por tanto, en lo que se refiere a la oración y a nuestra posición con Dios, la disciplina en nada cuenta, y la resistencia en nada cuenta, sino la fe que obra por el amor (Gálatas 5:6). Y esa fe puede ser expresada en amor mediante actos de disciplina, o mediante una advertencia contra la disciplina legalista. Y esa fe puede estar comprometida al convertir la disciplina de la oración en obras para que Dios esté más a nuestro favor, o al convertir la batalla contra la disciplina legalista en una obra para que Dios esté más a nuestro favor.

Lo opuesto al legalismo no es espontaneidad. Y lo opuesto a la fe no es disciplina. La espontaneidad puede ser legalista. Y la disciplina puede ser un acto de fe.

Orando en el Aposento y en el Espíritu

Dejemos, por tanto, que la Biblia nos enseñe sobre la disciplina de la oración y sobre la espontaneidad y libertad de la oración.

Titulé este mensaje "Orando en el Aposento y en el Espíritu," y la idea del título es expresar que las dos formas son buenas y necesarias. El texto de Mateo 6 se refiere a la oración en nuestro aposento. Los textos que se refieren a orar "en el Espíritu" están en Efesios 6:18 y Judas 1:20.

Efesios 6:18: "Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos."

Judas 1:20: "Pero vosotros, amados, edificándoos en vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo."

Espontaneidad en el Espíritu

¿Qué significa orar "en el Espíritu"? Hay una buena pista en 1 Corintios 12:3, donde Pablo dice: "Por tanto, os hago saber que nadie, hablando por el Espíritu de Dios, dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir: Jesús es el Señor, excepto por el Espíritu Santo."

A mí me parece claro que "por el Espíritu" significa bajo la guía del Espíritu, o energizado y ayudado por el Espíritu. Por esta razón es que nadie puede decir: "Jesús es anatema" cuando habla "por el Espíritu." Y nadie puede decir: "Jesús es el Señor" (con todo el significado que encierra en sí), a menos que esté hablando "por el Espíritu."

Así que entiendo que orar "en el Espíritu" significa orar bajo la guía y con la ayuda y energía del Espíritu. El Espíritu está moldeando nuestras oraciones y ayudándonos a orar.

Así es como oramos cuando estamos viviendo en el evangelio. Esta es la oración proveniente de la fe, en el evangelio. Cuando estamos confiando en Dios para que nos ame y acepte y ayude por amor de Cristo solamente, está obrando el Espíritu Santo. Él está obrando en y a través de esa fe.

¿Cómo nos Guía el Evangelio a la Oración Espontánea?

El versículo clave es Gálatas 3:5: "Aquel, pues, que os suministra el Espíritu y hace milagros entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por el oír con fe?" La respuesta es que Dios suministra el Espíritu por el oír con fe. Es decir, el Espíritu se mueve en nuestras vidas y nos ayuda a orar y hacer todo lo demás que Dios nos manda a hacer. No nos ayuda al ser coaccionado por las obras, sino porque estamos confiando en Dios sobre el único fundamento de Cristo para recibir su ayuda. No nos abrimos paso hacia el Espíritu. Confiamos en Dios para que, a causa de Cristo (a causa de la sangre y la justicia de Cristo), el Espíritu venga a ayudarnos y a guiarnos.

Así es como el Evangelio se relaciona con nuestra oración en el Espíritu. No merecemos esta ayuda del Espíritu. ¿Cómo la obtenemos? ¿Por obras, o por fe? Gálatas 3:5 dice: por fe. Miramos hacia Dios, no como nuestro enemigo. O como a nuestro padre frustrado que nunca puede ser complacido, sino como a nuestro Padre, quien está 100% a nuestro favor solo por causa de Cristo. Por tanto, confiamos en Él, para que por causa de Cristo (de su muerte y de su justicia), Él nos dé el Espíritu, y todo lo demás que necesitemos.

Así es como oramos "en el Espíritu." Ése es el significado de ser sustentados por el evangelio. Esto es orar el evangelio.

Disciplina en el Aposento

Ahora, ¿qué podemos decir sobre orar en nuestro aposento? Jesús lo dice en Mateo 6:5-6:

Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Jesús dice en el versículo 6: "entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto." Ahora, ir al cuarto y cerrar la puerta requiere algo de movimiento. Usted tiene que ser intencional. Se requiere un esfuerzo para abandonar a las personas y encontrar un lugar privado, donde no sea escuchado por otros. Jesús dice que es bueno hacerlo. Hágalo.

Este simple mandamiento es aplicable a cientos de formas en que podemos planificar orar, o ser disciplinados. Ésta es solo una: asegúrense de que la oración privada, a solas con Dios, sea parte de sus costumbres de oración. Tomen las medidas necesarias para asegurarse este tipo de oración en sus vidas. Y, si este tipo de intencionalidad, puede ser un fruto del evangelio, también lo pueden ser los otros tipos de intencionalidad que menciona la Biblia.

¿Cómo nos Guía el Evangelio Hacia una Oración Disciplinada?

Y mi mensaje es que esta intencionalidad, esta disciplina de oración privada donde nadie más nos puede escuchar, es, de hecho, un fruto del evangelio. Es un fruto de fe en el amor de Dios por nosotros sólo sobre la base de Cristo.

Usted puede verlo en tres modos simples.

1) Obedeciendo a Nuestro Salvador

La fe basada en el evangelio confía en Cristo, de modo que si Él nos dice que algo es bueno para nosotros, le creemos y lo hacemos. No razonamos para dudar de su palabra. Él murió por nosotros para probarnos que Él y su Padre están 100% a nuestro favor. Así que si Él dice que vayamos a nuestro aposento y oremos al Padre, confiamos en Él, no para que Él esté de nuestro lado, sino porque Él está de nuestro lado.

2) Deseando Recibir Más

La fe basada en el Evangelio ha probado y ha visto que el Señor es bueno; y siempre desea recibir tanto de Cristo como podamos. Así que cuando Él nos reta a ir al aposento para ser recompensados por nuestro Padre, vamos con gran expectación de que Él tendrá un don para nosotros: más de sí mismo.

En el evangelio, hemos visto que Cristo no sólo es el fundamento de todo lo que necesitamos, también es la suma de todo lo que necesitamos. Por lo que hemos visto en la obra de Cristo, nos hemos decepcionado de la alabanza de los hombres y ahora anhelamos el valor excepcional de Cristo. Venimos al aposento para tener todo lo que es Dios para nosotros en Cristo. Él es nuestra recompensa. Ésto es lo que hace la fe a causa del evangelio. Busca más de Cristo, más de Dios en oración privada. No nos satisface lo que el hombre puede darnos, sino la recompensa de Dios mismo. Ésta es la fe del evangelio, comprada por sangre.

3) Sabiendo que Todas Nuestras Necesidades son Satisfechas

Finalmente, por el evangelio, porque Cristo murió por nosotros, sabemos que todo lo que necesitamos ha sido adquirido para nosotros. "El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas?" (Romanos 8:32). "Pues tantas como sean las promesas de Dios, en Él todas son sí" (2 Corintios 1:20).

En otras palabras, cada respuesta a la oración que pudiera ser buena para nosotros, fue adquirida por Cristo mediante su sangre. Nosotros no la adquirimos, ni tampoco podemos. Por tanto, cuando vamos a nuestro aposento, no vamos a hacer una adquisición. No vamos a negociar. Vamos, porque Dios nos ha ordenado que lo que Cristo obtuvo para nosotros, lo recibamos pidiendo.

Intencionalmente Enraizada en el Evangelio

Si usted estuviera hambriento, y la comida de vida estuviera en un envase cerrado, y Cristo murió para abrir el contenedor, usted no sería legalista si caminara cinco kilómetros y estuviera de pie todo el día en una cola para recibir su comida con lágrimas de expectación y agradecimiento. Saber que Él ya ha asegurado absolutamente nuestra comida, al costo de su vida, puede darnos confianza y humildad y gratitud, pero no nos hará decir: "no necesito pararme en la cola. No creo en esa disciplina".

"Sólo esperaré hasta que espontáneamente caiga en mi boca". No. Hay una disciplina simple. Simple e intencionalmente enraizada en el evangelio. Pedid, y se os dará;  buscad, y hallaréis;  llamad, y se os abrirá (Mateo 7:7). "cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mateo 6:5-6).

Para Obtener Más de Jesús

Por amor a su propia alma. Por amor a su familia. Por amor a su iglesia. Por amor a su vocación. Por amor a las naciones. Planifíquese en el 2010. Sea intencional en este aspecto. Porque Cristo murió por usted y mediante la oración Dios le dará lo que necesite, fundamentalmente más de sí mismo.