¡Cuidado cómo escuchas! parte 2

Habiéndose congregado una gran multitud, y los que de varias ciudades acudían a El, les habló por parábola: 5 "El sembrador salió a sembrar su semilla; y al sembrarla, una parte cayó junto al camino, y fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron. 6 Otra parte cayó sobre la roca, y tan pronto como creció, se secó, porque no tenía humedad. 7 Otra parte cayó en medio de los espinos; y los espinos, al crecer con ella, la ahogaron. 8 Y otra parte cayó en tierra buena, y creció y produjo una cosecha a ciento por uno." Y al hablar estas cosas, Jesús exclamaba: "El que tiene oídos para oír, que oiga." 9 Sus discípulos le preguntaban qué quería decir esta parábola, 10 y El dijo: "A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de Dios, pero a los demás les hablo en parábolas, para que VIENDO, NO VEAN; Y OYENDO, NO ENTIENDAN. 11 La parábola es ésta: la semilla es la palabra de Dios. 12 Y aquéllos a lo largo del camino son los que han oído, pero después viene el diablo y arrebata la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. 13 Y aquéllos sobre la roca son los que, cuando oyen, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíz profunda; creen por algún tiempo, y en el momento de la tentación sucumben. 14 Y la semilla que cayó entre los espinos, éstos son los que han oído, y al continuar su camino son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y su fruto no madura. 15 Pero la semilla en la tierra buena, éstos son los que han oído la palabra con corazón recto y bueno, y la retienen, y dan fruto con su perseverancia. 16 Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz. 17 Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz. 18 Por tanto, tened cuidado de cómo oís; porque al que tiene, más le será dado; y al que no tiene, aun lo que cree que tiene se le quitará."

La Parábola del Sembrador Trata Acerca del Oír

El mensaje de hoy es la conclusión y la aplicación práctica del mensaje de la semana pasada sobre la parábola del sembrador en Lucas 8:4-18. La semana pasada mi punto era que esta parábola y su interpretación hecha por Jesús habla sobre escuchar y no sobre predicar. Repasemos en el texto por qué digo eso.

Al final de la parábola, en el verso 8, Jesús dice, "El que tiene oídos para oír, que oiga." Aquí es donde se menciona "oír" por primera vez. Nos advierte que hay algunas personas que tienen oídos pero no "oídos para oír." Así que hay una gran urgencia en la voz de Jesús: Tengan cuidado de tener oídos que oigan, y no simplemente oídos.

Entonces, en el verso 9, los discípulos le preguntan a Jesús el significado de la parábola del sembrador. Él sorprendentemente les responde citando a Isaías 6:9-10 explicándoles por qué él habla en parábolas. Él les dice, "A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de Dios, pero a los demás les hablo en parábolas, para que viendo, no vean; y oyendo, no entiendan." Esta es la segunda referencia de oír: Jesús usa parábolas, entre otras razones, porque ellas mantienen a ciertas personas en oscuridad.

La semana pasada dije que esta era una forma de juicio. El tiempo se les había acabado a algunos en los días de Jesús. Dios los había entregado a la oscuridad de sus mentes (Romanos 1:24,26,28). Oyendo, ellos no oirían. Estas son personas que no tienen oídos para oír. Así que la urgencia aumenta. ¿Estamos nosotros entre los que oyen las parábolas y dicen, "¡Para mí esto no tiene ningún tipo de sentido!"? ¿O estamos entre aquellos a los cuales les son dados los misterios del reino? Es un asunto de oír.

Entonces notamos que, en el verso 11, Jesús dice que la semilla sembrada en la parábola es "la Palabra de Dios." Esto es predicar, pero la predicación no es el tema. El tema es el oír. Vemos esto en cada tipo de terreno. Cada terreno es descrito como un tipo diferente de oír en los versos 12-15. El oír es mencionado en cada versículo. En el verso 12: un oír donde Satanás arrebata la Palabra. En el verso 13: un oír donde la prueba destruye la Palabra que no tiene raíz. En el verso 14: un oír donde las preocupaciones, riquezas y placeres ahogan la Palabra. Y finalmente, en el verso 15: un oír con un corazón bueno y honesto donde la Palabra produce fruto en perseverancia. El asunto es oír: ¿Cómo oyes la predicación de la Palabra de Dios?

Entonces saltamos los versículos 16-17 y vimos la referencia final del oír en nuestro texto, en el verso 18: "Por tanto, tened cuidado de cómo oís; porque al que tiene, más le será dado; y al que no tiene, aun lo que cree que tiene se le quitará." Si tienes oídos para oír, y si tienes un buen y honesto corazón, entonces te será dado entendimiento y te será dada una vida de fructificación. Pero si no tienes oídos para oír y no tienes una buena tierra, entonces aún lo que crees que tienes te será quitado: la semilla es arrebatada por el diablo en el verso 12; es arrebatada por las pruebas en el verso 13; es arrebatada por las preocupaciones, riquezas y placeres en el verso 14.

¡Así que ten cuidado de cómo oyes! Es un asunto de gran importancia. La salvación depende de ello. (mira la última palabra del verso 12). Oír es un gran llamado. No viene naturalmente. Es un regalo. Pero puede ser buscado. Si no fuera así Jesús no hubiese dicho en el verso 18, "Tened cuidado de cómo oís."

Ahora volvamos a los versos 16-17 que saltamos la semana pasada. La razón por la que incluyo estos versos con la parábola del sembrador es que la conclusión de la parábola viene en el verso 18 después de estos dos versos. Así que Lucas los incluye con la parábola del sembrador. De hecho, él hace de la conclusión de la parábola (verso 18) una inferencia directa de estos dos versos. Leámoslos:

Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz. Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz.

Con estas palabras Jesús hace por lo menos dos cosas.

Fruto y Luz

  1. Él declara que el "fruto" del verso 15 es la "luz" del verso 16. Y la razón de ser de esta luz es ayudar a las personas a ver su camino para "venir al" reino de Dios. Él cambia imágenes de fruto (verso 15) por luz (verso 16). Pero esto no es de sorprender porque sabemos por otras enseñanzas del Nuevo Testamento (Colosenses 1:10; Lucas 3:8-9) que producir fruto significa hacer buenas obras de fe para lo gloria de Dios. Y sabemos que, en Mateo 5:16, Jesús llamó "luz" a estas buenas obras que ayudan a las personas a entrar al reino: "Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." En otras palabras el fruto que crece en la buena tierra del verso 15 son las buenas obras de fe en la Palabra de Dios que fue predicada. Y esas buenas obras son llamadas aquí (como en Mateo 5:16) luz que ayuda a las personas a entrar al reino - ayuda a las personas a reconocer la gloria y la verdad de Dios, y a confiar en él.

Esta es la primera cosa que hace Jesús en estos versos: él declara que el fruto del oír de la buena tierra es una vida de buenas obras que brilla en el mundo de tal modo que las personas que "entran" pueden ver y conocer la forma de entrar.

La Clandestinidad del Evangelio

  1. Ahora la segunda cosa que Jesús hace en los versos 16-17 es poner en claro que la clandestinidad del evangelio, mencionada atrás en el verso 10, no es para entorpecer la demostración y proclamación clara y pública de la Palabra de Dios. Recuerda que él dice en el verso 10: "A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de Dios, pero a los demás les hablo en parábolas, para que 'viendo, no vean; y oyendo, no entiendan.'" Esto parece una limitación de la apertura y universalidad de la oferta de la Palabra de Dios. Pero no lo es. Y eso es lo que dejan claro los versos 16-17.

Cuando tu lámpara es encendida por la Palabra de Dios, y tu vida se vuelve una luz de fe y gozo y buenas obras, ¡no lo escondas! El verso 16 dice: "Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz." Puede ser que haya cierta clandestinidad sobre esto en mi vida terrenal durante un tiempo, dice Jesús, pero (al ponerlo claro ahora en el verso 17) las cosas van a cambiar: "Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz" En mi justicia, puedo tener propósitos sabios y soberanos para ocultar de algunos el misterio durante un tiempo, pero ese no es tu trabajo. Tomas lo que te doy y lo das a conocer a lo ancho y a lo largo. Como dice Jesús en Mateo 10:27, "Lo que os digo en la oscuridad, habladlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas."

Así que al final, el punto de la parábola del sembrador no es solo que nuestra salvación y fructificación dependen de cómo oímos la Palabra de Dios, sino que el éxito de cómo la Palabra de Dios se propague en el mundo también depende de cómo oímos.

Escuchar - oír - es un gran llamado en la iglesia Cristiana porque tu salvación depende de ello (verso 12), y tu fructificación depende de ello (verso 15), y la propagación de la luz en el mundo depende de ello (verso 16-17). Y al final la gloria de Dios depende de ello (Mateo 5:16). Así que (verso 18), "Tened cuidado de cómo oís."

Ahora bien, ¿cómo debemos hacer eso al prepararnos para oír la Palabra de Dios predicada en nuestra iglesia Belén?

¿Cómo te Preparas Para Oír la Palabra de Dios el Domingo?

Traigo diez exhortaciones, la mayoría son muy cortas, pero son dignas de mucha más reflexión de lo que se les puede dar aquí. Puedes tomarlas y volver sobre ellas. Espero que las anotes y hables sobre ellas con tu familia o quizás en la reunión de grupos pequeños esta noche. La pregunta que estoy tratando de responder es, ¿Cómo te preparas para oír la Palabra de Dios en la adoración del Domingo en la mañana? Específicamente, quiero significar ¿qué puedes hacer el sábado en la noche y el domingo en la mañana y de camino a la iglesia y cuando entras a este salón? Ese es el período de tiempo que tengo en mente.

  1. Ora que Dios te de el corazón bueno y honesto descrito en el verso 15

Existen muchas cosas que podemos hacer con nuestras voluntades - y que debemos hacer. Pero nuestras voluntades están gobernadas por nuestros corazones y por lo que aman nuestros corazones. Así que debemos tener un nuevo corazón si vamos a hacer lo que debemos hacer, y hacerlo con gozo, de la manera en que Dios nos demanda (Salmo 100:2). Y la Biblia nos enseña que este nuevo corazón es obra de Dios. "os daré un corazón nuevo," Ezequiel 36:26. "Y les daré un corazón para que me conozcan," Jeremías 24:7. Así que debo pedírselo a Dios. "Oh Señor, dame un corazón para ti. Dame un corazón bueno y honesto. Dame un corazón suave y receptivo. Dame un corazón humilde y manso. Dame un corazón fructífero. Dame un corazón para ti."

Aparta algo de tiempo antes de irte a la cama el sábado por la noche, y entonces ora otra vez así cuando te levantes el domingo en la mañana.

  1. Medita en la Palabra de Dios. Lee porciones de tu Biblia con una visión de producir hambre por Dios.

¿Cuántos de ustedes han escuchado la palabra "aperitivo"? Casi todo el mundo. Pero ¿qué hay de la palabra "aperitar"? ¿No? Es porque no está en el diccionario. Bueno, ¡por eso creé la palabra! Un aperitivo es algo que aperita. Aperitar es lo que despierta el apetito. Y para eso sirve un aperitivo. Así que si el sermón es la comida, el aperitivo es la porción de la Palabra sobre la que meditas el sábado por la noche y el domingo en la mañana. Esto es crucial. Necesitas cultivar un gusto espiritual antes de venir si quieres disfrutar y beneficiarte al máximo de la comida del Espíritu. Si tu paladar es mundano, no tendrás el mismo gusto por las cosas espirituales, y no oirás como debes. Así que "aperita" tu corazón meditando en la Palabra de Dios el sábado por la noche y el domingo en la mañana. Planéalo. Esta es la forma en que tú "¡tienes cuidado de cómo oyes!"

  1. Purifica tu mente alejándote del entretenimiento mundano

Santiago 1:21: "Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, recibid con humildad la palabra implantada, que es poderosa para salvar vuestras almas." ¿Cómo recibes la palabra implantada? Desechando toda inmundicia y todo resto de malicia. Esto es lo que hace la Palabra "inrecibible." Me sorprende cómo muchos cristianos ven los mismos programas de Televisión banales, vacíos, tontos, triviales, titilantes, sugestivos, inmodestos que ven la mayoría de los creyentes - y entonces se preguntan por qué sus vidas espirituales son débiles y su experiencia de adoración es superficial sin ninguna intensidad. Si realmente quieres oír la Palabra de Dios de la forma en que debe ser oída en verdad, gozo y poder, apaga la televisión el sábado por la noche y lee algo verdadero y grandioso y bello y puro y honorable y excelente y digno de alabanza (mira Filipenses 4:8). Entonces observa cómo tu corazón se desencoge y comienza a tener hambre de la Palabra de Dios.

  1. Confía en la verdad que ya posees

En nuestro texto, el Segundo terreno falló al oír de la forma que debía porque no tenía raíz. ¿Cuál es la raíz que necesitamos al oír la Palabra de Dios? Jeremías 17:7-8 dice, "Bendito es el hombre que confía en el SEÑOR, cuya confianza es el SEÑOR. Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente." La raíz que nutre al oír fructífero es la raíz de la fe. El oír engendra fe y la fe engendra un mejor oír. Confiar en la verdad que ya posees es la mejor manera de prepararte para recibir más. Así que cuando ores y medites y apagues la Tele, concientemente enfoca tu corazón en las promesas de Dios y confía en él el sábado por la noche y el domingo en la mañana.

  1. Descansa bien la noche del sábado

Sé que muchos de ustedes trabajan toda la noche del sábado, salen a las 7 AM y se bañan y comen algo y vienen directo a la iglesia. Benditos sean. Dios tiene gracias especiales para ustedes y ustedes deben buscar de su ayuda especial. Confíen el él. Él los ayudará. Pero les hablo al resto de nosotros que podemos elegir a qué hora acostarnos. Mi consejo es: decide cuando debes levantarte para que te de tiempo a comer, vestirte, orar y meditar en la Palabra, preparar la familia, y venir a la iglesia; y entonces calcula para atrás ocho horas (o las que seas que sabes que necesitas) y asegúrate de estar en la cama 15 minutos antes de eso. Lee tu Biblia en la cama y duérmete con la Palabra de Dios en tus labios y en tu mente.

Se requiere de más disciplina para ir a la cama a tiempo que para levantarse a tiempo. No hay tantas presiones como cuando vamos a la cama. Y dormir es tan aburrido comparado con jugar o salir o ver la Tele. Especialmente exhorto a los padres a enseñarles a sus adolescentes que el sábado no es la noche para pensar en quedarse hasta tarde con los amigos. Si hay una noche para acostarse tarde, que sea el viernes, no el sábado. Es una cosa terrible enseñarles a los niños que la adoración es tan opcional que no importa si estás exhausto cuando vienes. Lo que sucede aquí es más importante que los exámenes de admisión de la Universidad, y trabajamos duro para que nuestros niños duerman bien antes de un examen importante.

Sin sueño suficiente, no estamos alertas; nuestras mentes están embotadas, nuestras emociones están bajas y sin energía, nuestra inclinación a la depresión es más alta y nuestros fusibles están cortos. "Tened cuidado de cómo oís" significa que descanses bien durante la noche antes de que oigas la Palabra de Dios.

  1. Tolérense unos a otros sin queja ni criticismo

Dice el Salmo 106:25, "sino que murmuraron en sus tiendas, y no escucharon la voz del SEÑOR." Las quejas del sábado por la noche y del domingo en la mañana y las controversias y discusiones pueden arruinarle el servicio de adoración a una familia. Mi sugerencia es esta: Cuando haya algo de lo que estés molesto o algún conflicto que genuinamente pienses que necesita ser hablado, tolera, y posponlo hasta más tarde el domingo después del servicio de adoración. No te sumerjas la noche del sábado o la mañana del domingo.

Y cuando vengas a adorar, no vengas como los hipócritas pretendiendo que no hay problemas. Todos los tenemos. Ven diciendo: Señor, muéstrame la viga de mi ojo. Humíllame y límpiame y muéstrame tanto de ti que yo sepa cómo lidiar con esto en una forma más semejante a Cristo de lo que ahora siento. Debes sorprenderte de cuántas crisis han cambiado bajo la luz de la Palabra y la adoración.

  1. Ven en un espíritu manso y enseñable

No de credulidad. Tienes tu Biblia y tienes tu cabeza. Pero Santiago dice "recibid con humildad la palabra implantada" (1:21). Si venimos con un chip sobre nuestros hombros que piensa que no hay nada que podamos aprender o que no podemos obtener ningún beneficio, comprobaremos que somos infalibles en ambas cosas. Pero si nos humillamos ante la Palabra de Dios, oiremos y creceremos y daremos fruto.

  1. Estate quieto al entrar al salón y enfoca en Dios la atención de tu mente y el afecto del corazón

I would like to recommend that as we enter the room here we "come on the lookout for God and leave on the lookout for people." That is, come quietly and go hard after God in prayer and meditation. Then leave with a view to taking risks as you extend your welcome and love to other people. We will not be an unfriendly church if we are aggressive in our pursuit of God during the prelude and aggressive in our pursuit of visitors during the postlude.

Quisiera recomendar que al entrar al salón en el que estamos aquí "vengamos mirando a Dios y salgamos mirando a la gente." Esto significa que vengas calladamente y te esfuerces en buscar a Dios en oración y meditación. Entonces sal con una visión de tomar riesgos mientras extiendes tu bienvenida y amor a los demás. No seremos una iglesia odiosa si somos agresivos en nuestra búsqueda de Dios durante el preludio y agresivos en nuestra búsqueda de visitantes después del servicio.

¿Están conmigo en esto? Esto es algo diferente a la forma en que muchas iglesias conciben la atmósfera pre-servicio. Para muchos, mientras más escándalo mejor, porque connota vida y amistad. Eso es legítimo en algunos contextos, pero se pierde algo muy grande, un sentido de la grandeza y santidad y maravilla de Dios. Casi no hay ocasiones en nuestras vidas cuando juntos nos ponemos realmente ansiosos por Dios y nuestro encuentro con su grandeza. Que el domingo en la mañana sea una de esas veces. "Estad quietos, y conoced que yo soy Dios" (Salmo 46:10). ¿Adónde hacemos eso? Hagámoslo justo antes del servicio en este salón. Que el Pueblo sea abunde en efusivos saludos. ¡Pero que este salón reverbere con un poder eléctrico de pasión silente por la gloria de Dios! Ora, medita en el texto que será predicado, pondera las palabras de las canciones. Esfuérzate en ir tras Dios.

  1. Cuando comienza el servicio de adoración, piensa ansiosamente sobre lo que será cantado y orado y predicado.

Pablo dice a los Corintios, "Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar; más bien, sed niños en la malicia, pero en la manera de pensar sed maduros." (1 de Corintios 14:20). Y le dice a Timoteo, "Considera lo que digo, pues el Señor te dará entendimiento en todo." (2 Timoteo 2:7). Cualquier cosa digna de oír es digna de pensar. Si un mensaje no requiere que tu mente se involucre, probablemente no te va a llevar a ningún lado más lejos de donde estás ahora. Pero probablemente esa no sea una predicación bíblica. Si te cuidas de cómo oyes, piensa en lo que oyes.

  1. Desea la verdad de la Palabra de Dios más de lo que deseas las riquezas o la comida

Mientras te sientas en silencio a orar y meditar en el texto y las canciones, recuérdate a ti mismo lo que dice el Salmo 19:10-11 sobre las palabras de Dios: "deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal. Además, tu siervo es amonestado por ellos; en guardarlos hay gran recompensa." Así que como la Palabra de Dios es mayor que todas las riquezas y más dulce que toda miel, ten cuidado de cómo oyes. Deséala más de lo que deseas todas las cosas.

Como dice Proverbios 2:3-5, "porque si clamas a la inteligencia, y alzas tu voz al entendimiento, si la buscas como a plata, y la procuras como a tesoros escondidos, entonces entenderás el temor del SEÑOR, y descubrirás el conocimiento de Dios."

Que Dios nos haga personas que oyen la Palabra de Dios y producen fruto a ciento por uno para que la lámpara de nuestras vidas sean candelero que ilumina a todo el que entra al reino de Dios. ¡Tened cuidado de cómo oís! Amén.