El que Ama Vive en la Luz

Introducción: Amar y vivir en la luz

Hay un nexo directo entre el texto de la semana pasada y el de hoy. La semana pasada, en 2:4 Juan dijo: "El que dice 'Yo he llegado a conocerle' y no guarda sus mandamientos es un mentiroso, y la verdad no está en él". Hoy en 2:9, Juan dice: "El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz".

En otras palabras, la semana pasada, Juan habló de la obediencia a los mandamientos en general, como la manera de probarnos a nosotros mismos. Esta semana, habla de la obediencia al mandamiento de amar en particular, como la manera de probarnos a nosotros mismos.

El texto de hoy se desarrolla en dos mitades. En la primera mitad, los versículos 7 y 8 nos dicen qué mandamiento específico Juan cree que debemos usar para evaluar la realidad de nuestro nuevo nacimiento. En la segunda mitad, los versículos 9-11 describen la forma en que la prueba sería llevada a cabo en dos casos. En uno de los casos (versículos 9-11) equivale a una advertencia - ¡los que declaran ser cristianos y odian están condenados a la oscuridad! El otro caso (versículo 10) equivale a una promesa - los que aman viven en la luz, y verdaderamente son nacidos de nuevo.

Por lo tanto, toda la esencia del pasaje (versículos 7-11) es que debemos obedecer el mandamiento de amar y así confirmar nuestro lugar en la luz de Dios. La preocupación de Juan es aún la misma que en 2:3: "Y en esto, sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos". Quiere darle seguridad a los que obedecen, quienes deben tenerla, y quitársela a los que no obedecen, quienes no deben tenerla. Por lo tanto, en los versículos 7-11, impone el mandamiento de amar como la prueba específica de la obediencia. Esta es prácticamente la misma que en 3:14: "Sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a nuestros hermanos". El amor es la evidencia viva del nuevo nacimiento y de la vida eterna.

Lo que debemos hacer mientras estamos ante una parte de la Palabra de Dios como ésta, es esforzarnos en considerar los pensamientos de Dios a su manera. Si nos esforzáramos en pensar en la realidad como lo hace Dios, entonces nuestra voluntad y nuestros deseos no se adecuarían al mundo sino a Dios. Amaríamos lo que Él ama y haríamos lo que Él hace. Y nuestra luz brillaría tanto ante los hombres que ellos verían nuestras buenas obras y glorificarían a Nuestro Padre que está en el Cielo.

"Por tanto, tened cuidado de cómo oís, porque al que tiene más le será dado; y al que no tiene, aún lo que cree que tiene se le quitará" (Lucas 8:18).

I versículos 7 y 8: cuatro preguntas

Primero, formulemos cuatro preguntas sobre los versículos 7 y 8:

  1. ¿A qué se refiere el mandamiento en ambos versículos?
  2. ¿En qué sentido es antiguo?
  3. ¿En qué sentido es nuevo?
  4. ¿Por qué Juan se esfuerza en enfatizar lo antiguo y lo nuevo?

1 ¿A qué se refiere el mandamiento en ambos versículos?

El versículo 7 comienza: "Amados, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo". Y en el versículo 8 dice: "Por otra parte, os escribo un mandamiento nuevo". ¿Cuál es el mandamiento?

El hecho de que Juan empiece hablando de amor y odio, en los versículos 9-11, sugiere que el mandamiento que tiene en mente en los versículos 7 y 8, es el mandamiento a amar de Juan 13:34, donde Jesús dijo: "Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros".

Pero, la evidencia inequívoca de que éste es el caso, y que Juan está hablando sobre un mandamiento y no dos, es 2 Juan 1:5. Allí, el cita el "nuevo mandamiento" y dice que no es nuevo: "Y ahora, te ruego señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos los unos a los otros" El lenguaje se parece mucho al versículo 7 de nuestro texto, pero aquí en 2 Juan 1:5, se cita al mandamiento. Por lo tanto, sabemos que el mandamiento de 1 Juan 2:7-8, que en cierto sentido es nuevo y antiguo, es el mandamiento de amar, el cual Jesús le dio a sus discípulos, específicamente: "Ámense unos a otros como Yo los he amado".

2 En qué sentido es antiguo este mandamiento?

El versículo 7 enfatiza lo antiguo de este mandamiento: "Amados, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que habéis tenido desde el principio, el mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído".

Juan dice que el mandamiento de amar es antiguo en el sentido de que ya lo habían tenido "desde el principio" ¿Desde el principio de qué? La frase siguiente dice: "El mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído". Por tanto, "el principio" evidente es el comienzo de la vida cristiana, cuando por primera vez escucharon la palabra. Esto se confirma en 2:24: "Si lo que oísteis desde el principio permanece en vosotros, vosotros también permaneceréis en el Hijo". Por lo tanto, ellos habían tenido este mandamiento de amar desde el principio, cuando empezaron a escuchar la palabra por primera vez.

Juan pretende que esto sea muy alentador. No escribe para darles a los nuevos creyentes la carga de un nuevo deber. No dice nada nuevo. Es la misma vieja "palabra" que recibieron cuando escucharon el evangelio por primera vez. Era parte del mensaje esencial del evangelio. No es la etapa dos. No es un consejo de perfección para monjes y monjas. El mandamiento de amar es "la palabra que habéis oído".

Es parte de lo que Juan quería decir en 1:3: "Lo que hemos visto y oído, os proclamamos también a vosotros". Y 1:5: "Este es el mensaje que hemos oído de Él y que os anunciamos: Dios es luz". En otras palabras, el mandamiento de que los creyentes deben amarse unos a otros era parte del mensaje original del evangelio. Está tan claramente implícito en la verdad básica de que "Dios es luz" que Juan simplemente puede decir al final de versículo 7: "El antiguo mandamiento es la palabra que habéis oído".

O como él dice igual de claramente, en 3:11: "Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros".

Este es un reproche extraordinario hacia la típica predicación y testimonio del evangelio que se hace hoy. Para Juan, ¡el mandamiento de amar se relaciona con lo que la gente debe oír desde el principio! No es un nivel dos opcional en el crecimiento cristiano. Lo que la gente tiene que escuchar, cuando se predica el evangelio, es que Cristo murió por los pecadores y que Dios ofrece perdón, esperanza y el poder de cambiar la vida para todos los que confían en Él. El evangelio contiene no solo el mandamiento de confiar en Cristo, sino también, por el poder de esa confianza, el mandamiento de convertirse en una persona que ama.

Por tanto, Juan dice: "Cuando yo les pido que obedezcan el mandamiento de amar para mantener la confianza (2:3-4), no les estoy pidiendo nada nuevo. Es un mandamiento antiguo. Es parte de la palabra que habéis oído desde el principio".

3 ¿En qué sentido es nuevo el mandamiento?

El versículo 8 enfatiza, sin embargo, que el mandamiento es nuevo: "Por otra parte, os escribo un mandamiento nuevo, el cual es verdadero en Él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando y la luz verdadera ya está alumbrando".

Concéntrense por un momento en la palabra "ya". La luz verdadera ya está alumbrando. ¿Qué significa eso? Debe significar que una luz que se esperaba en un futuro lejano no es más una esperanza. Ya ha empezado a brillar.

Si le preguntáramos a Juan cuán distante estaba la esperanza, sin duda, se remitiría a la promesa del Antiguo Testamento y citaría un texto como el de Isaías 60:19-20:

"Ya el sol no será para ti luz del día,
ni el resplandor de la luna te alumbrará;
sino que tendrás al Señor por luz eterna
y a tu Dios por tu gloria.
Nunca más se pondrá tu sol
ni menguará tu luna,
porque tendrás al Señor por luz eterna
y se habrán acabado los días de tu luto"

El Antiguo Testamento anhelaba un día en el que todo sería luz. Sin pecados. Si miserias. Todo sería justicia y alegría en la luz de Dios.

Ahora, Juan dice que la verdadera luz ya está alumbrando. No tomen esto fuera de contexto. Noten que Juan conecta esto con la frase anterior. Vamos a parafrasear el versículo 8 para ver más claras las conexiones: "Les escribo un mandamiento nuevo de amor y la verdad de este amor se está haciendo realidad en Él (es decir, Jesús) y en ustedes, porque los días oscuros se están acabando y la verdadera luz ya está brillando". O, si lo decimos al revés: "Como la verdadera luz ya está brillando, el resultado es que el mandamiento de amar se ha hecho realidad en Cristo y se está haciendo realidad en ustedes".

De esta conexión de pensamientos podemos aprender que la gloria de la luz de Dios incluye el amor. En 1:5, Juan dice que Dios es luz y en Él no hay tinieblas. En 2:8, dice que la verdadera luz ya está brillando en el mundo. ¿Y dónde la vemos? La vemos en el amor - específicamente, en el amor que se ha hecho realidad en Jesús y en su pueblo convertido. La luz de Dios es la luz del amor.

Juan dice: "Dios es luz" (1:5). Jesús dice: "Yo soy la luz del mundo" (Juan 9:5). Y él dice: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mateo 5:14). Juan dijo: "Dios es amor" (4:7). Jesús dijo: "Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos" (Juan 15:13). Y Él dijo: "Amaos los unos a los otros, así como yo os he amado" (Juan 15:12).

El rayo de luz, que emana de Dios a través de Jesús y a través de nosotros al mundo, es el rayo del amor. Algún día esta luz cubrirá esta tierra como el agua cubre el mar. Pero, por ahora, ha empezado a brillar en Jesús y en aquellos que "andan como Él anduvo" (2:6). A tal punto que el evangelio ha avanzado en el mundo y convierte a la gente en personas que aman como lo hizo Jesús, a ese nivel los días oscuros se están acabando y la verdadera luz ya está brillando.

Por lo tanto, la razón por la cual el mandamiento de amar es mencionado como nuevo en el versículo 8 es que es un mandamiento para ser la nueva luz del mundo. Cuando Juan dice que la luz que se esperaba en el lejano futuro del reino de Dios ya está brillando, quiere decir que es NUEVA. Provino primero de Jesús. Ahora, Juan exige que emane en la vida de cada creyente.

Imagínense un amanecer. El Día de Luz va a iluminar el mundo entero. Los primeros rayos de esa luz son el amor de Dios en Jesucristo. El glorioso reino de Dios se asomó en el horizonte y un rayo de luz invadió la oscuridad - Jesús de Nazaret. Él constituyó una iglesia y dijo: "Sois la luz del mundo". O para decirlos de otra manera, dijo: "Amaos unos a otros como yo os he amado". El mandamiento de amar es nuevo porque es un mandamiento para convertirnos en espejos de la nueva era, la cual está brillando sobre el horizonte en el amor de Jesucristo.

4 ¿Por qué Juan enfatiza lo antiguo y lo nuevo del mandamiento de amar?

Creo que enfatiza lo antiguo (versículo 7) para distinguir su enseñanza de las nuevas enseñanzas de los falsos profetas. El grupo que ha dejado la iglesia (2:19) estaba evidentemente insatisfecho con el viejo mensaje de Juan. Tenían algunas cosas nuevas que decir sobre lo que es no tener pecado (1:8,10), la seguridad (2:3-4) y sobre la encarnación (4:2). De acuerdo a 2 Juan 1:9, ellos "se desviaron y no permanecieron en la doctrina de Cristo". Eran "progresistas" en el peor sentido de la palabra. Por otro lado, el consejo de Juan a la iglesia fue que el mensaje original permaneciera en ellos (2:24).

Por eso, enfatiza que el nuevo mandamiento de amar era el mismo antiguo mandamiento nuevo que habían oído desde el principio. Era parte de su presentación original del evangelio, no de algún ajuste posterior.

La razón por la cual Juan continua enfatizando lo nuevo del mandamiento (en el versículo 8) es que si la iglesia no entiende cómo el mandamiento de amar se relaciona con lo nuevo de la luz que provino de Cristo, no van a ser más capaces de cumplirlo más de lo que lo fueron los santos del Antiguo Testamento. En realidad, lo van a convertir en legalismo, de la misma manera que Israel convirtió la ley en legalismo.

Sería tan fácil para cualquiera transformar las enseñanzas de Juan en legalismo. Legalismo es la expectativa de que al cumplir ciertas leyes ganamos, merecemos o somos dignos del premio de la vida eterna. Juan escribe el versículo 8 de una manera tal que el mandamiento de amar no puede ponerse al servicio del legalismo.

"os escribo un mandamiento nuevo, el cual es verdadero en El y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya está alumbrando"

En otras palabras, cuando el mandamiento de amar se hace realidad en Jesús y en nosotros, es porque la verdadera luz ya está alumbrando. Por lo tanto, nuestro amor no puede ganar la luz de Dios; es la luz de Dios. El amor se hace realidad en nosotros porque la luz verdadera ya está alumbrando - alumbrando en nosotros.

El amor no puede ganar la luz del reino. Es la luz del reino - ¡que ya alumbra! (2:8).

El amor no puede ser digno de la vida eterna. Es la vida eterna - ¡ya otorgada! (3:14).

Nuestro amor no puede merecer el amor de Dios. Es el amor de Dios - ¡ya perfeccionado en nosotros! (4:12).

Unan dos versículos: 5:11 y 3:14. En 5:11, Juan dice: "El testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna". La vida eterna es un regalo que ya nos ha dado Dios. Luego en 3:14, Juan dice: "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos". Dicho de otro modo, el amor es la evidencia de la vida eterna en nosotros, y esto es un regalo de Dios. Por consiguiente, de ninguna manera podemos considerar la obediencia al mandamiento de amar como ganar, ser digno de o merecer la vida. Es la vida. Es Dios dentro de nosotros.

Por eso, Juan destaca lo nuevo del mandamiento de amar. Cuando lo obedecemos, damos evidencia de que una nueva luz y una nueva vida han entrado en nuestros corazones. O podemos cambiar ligeramente la imagen (para preparar el camino para los versículos 9-11) y decir que, cuando obedecemos el mandamiento de amar, damos evidencia de que se nos transfirió a un nuevo ámbito de vida y luz (como dicen 3:14 y Colosenses 1:13).

II Versículos 9-11: Aplicando la prueba del amor

Los versículos 9-11 aplican la prueba del mandamiento de amar en dos casos: una persona que ama y una persona que odia. Juan parece no admitir términos medios. Como Jesús, en Marcos 3:4 - entra a una sinagoga y se para al lado del hombre con una mano atrofiada y le dice a los fariseos: "¿Es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal, salvar una vida o matar?". No le da a los fariseos opción entre salvar y matar. Si no quieren salvar, son de la clase de los que matan. Y Juan diría: "Si no quieren amar, son de la clase de los que odian".

La aplicación del texto de amar en 2:9-11 es básicamente la misma que la puesta en práctica del texto de andar en la luz de 1:6-7 y del texto de obedecer los mandamientos de Dios de 2:4-5.

Por lo tanto, podemos estar satisfechos simplemente leyéndolo, pero tengan en cuenta lo que hemos leído de los versículos 7 y 8.

"El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él. Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos"

El odio es la evidencia de estar ciego a la luz de Cristo. El amor es la evidencia que la vista le ha sido dada a los ciegos. Este es el milagro del nacimiento nuevo. Es la luz verdadera que ya está alumbrando. Es la fuente de amor en cada uno de los creyentes.

Hay mucho, mucho más que decir sobre el amor en 1 Juan y en Bethlehem. Por eso, continuemos estudiando y orando juntos. Por hoy, regocijémonos en la gracia asombrosa de Dios; aunque alguna vez estuvimos ciegos y en las tinieblas, ahora vemos y caminamos en la luz.

¡Sublime gracia! ¡Qué dulce sonido!
¡Salvando a un miserable como yo!
Él me halló cuando estuve perdido
Fui ciego y ahora veo yo.