La elección incondicional y el invencible propósito de Dios

Pero no es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel; 7 ni son todos hijos por ser descendientes de Abraham, sino que por Isaac será llamada tu descendencia.8 Esto es, no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes.9 Porque esta es una palabra de promesa: Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo.10 Y no sólo esto, sino que también Rebeca, cuando concibió mellizos de uno, nuestro padre Isaac11 (porque aún cuando los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama),12 se le dijo a ella: "El mayor servirá al menor".13 Tal como está escrito: "A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí”.

Nuestro propósito de hoy es limitado y enorme. Nos enfocaremos solo en los versículos 11 y 12: (porque aún cuando los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama),12 se le dijo a ella: El mayor servirá al menor”. Nuestro objetivo es simplemente entender y aplicar a nuestras vidas, cuál fue el motivo, según Pablo, por el que a Rebeca se le dice desde antes que Jacob y Esaú hubieran nacido o hecho bien o mal alguno que “El mayor servirá al menor”.

¿Por qué obró Dios así? Una parte de la respuesta está en el versículo 11: “...para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama”. Esa es la razón por la que se anuncia la elección de Jacob dese antes de que él naciera: “Para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama”. Eso es lo que queremos entender.

Los exhorto a que sientan el peso de esta oración. Cuando Dios nos explica por qué obra en algo tan eternamente esencial como la elección incondicional, nos está dando información acerca de la naturaleza de la postrera realidad —específicamente de su realidad— esto es más fundamental y más importante que todos los demás conocimientos humanos. No hay nada más grandioso que conocer acerca de Dios que comprender las razones por las que obra sus más esenciales hechos. Y aquí está una de estas oraciones más sólidas. ¿Por qué, haces Señor esta gran obra que es la elección incondicional? Respuesta: «Para que mí propósito conforme a mí elección permaneciera, no por las obras, sino por mí que soy quien llama».

Mi bosquejo sería el siguiente: Primero examinaríamos  la frase “Para que el propósito de Dios conforme a su elección” y veríamos qué significa. Segundo analizaríamos  la frase “no por las obras” y veríamos qué aporta al propósito de Dios. Tercero examinaríamos la frase, “por aquel que llama”.

“El Propósito de Dios Conforme a la Elección”

Primero, veamos qué significa la frase “el propósito de Dios conforme a su elección”. Literalmente, en el original, la construcción de la oración es “el propósito conforme a la elección”. “Conforme a la elección” está definiendo al propósito. ¿Qué propósito? “El propósito conforme a la elección”. En Romanos 11:21 ocurre la misma construcción gramatical en la frase, “las ramas según la naturaleza” Algunas versiones en español traducen “las ramas naturales”. Convierten “según la naturaleza” en un adjetivo. Esto es correcto en el español y expresa correctamente el significado. Así que aquí, en Romanos 9:11 pudiéramos hacerlo así: “El propósito conforme a la elección” sería “el propósito de la elección”.

En otras palabras, el propósito de Dios está, por lo menos en parte, definido por la elección. El propósito de Dios que no sería lo que es, si no hubiera elección. El propósito consiste ampliamente en la elección. Pero, ¿qué es? ¿Cómo podemos definir el propósito de Dios conforme a la elección —el propósito del la elección de Dios?

Veamos tres textos paralelos en los escritos de Pablo donde él utilizó la palabra “propósito”, y regresemos luego hasta el versículo 11.

Romanos 8:28

Vea primero Romanos 8:28, “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito”. Aquí Pablo dice que Dios llama a las personas hacia él, pero que detrás de este llamado hay algo, o sea, su propósito, guiando a aquellos a los que llama. Nosotros somos llamados “conforme a su propósito”. De modo que el propósito de Dios tiene que ver con guiarnos hacia su obra salvadora, en este caso, su llamado.

2da a Timoteo 1:9

Segundo, veamos 2 Timoteo 1:9. Aquí de nuevo Pablo relaciona el llamado que Dios hace a su pueblo con el propósito que tiene. “quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad”. Aquí vemos cuatro verdades:

  • Una, el propósito de Dios es eterno— dice “por los siglos de los siglos”. Ni se origina ni responde a nada. Es eterno.
  • Dos, el propósito de Dios está relacionado con Cristo por toda la eternidad. Cristo no es un pensamiento posterior.
  • El propósito de Dios era para Cristo y por Cristo desde toda la eternidad.
  • Tres, el propósito de Dios está ligado a la gracia. “según su propósito y según la gracia”. Es un propósito de gracia. Es un propósito para ejercitar la gracia.
  • Cuatro, el propósito de Dios elimina las obras como la base del llamado de salvación: “quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito”. Su propósito es la base de su llamado, no nuestras obras.

Efesios 1:4-6,11

El tercer texto paralelo está en Efesios 1, primero en el versículo 11 y después en los versículos 4-6. Efesios 1:11 dice, “también hemos obtenido herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad”. Note dos verdades:

  • Primera, no solo nuestro llamamiento sino también nuestra predestinación es “según el propósito”. Así que el propósito de Dios determina su predestinación.
  • Segunda, Pablo dice que es un propósito libre y soberano, no gobernado por nada a no ser por Dios: “según el propósito de aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad”. ¿Para qué decir que Dios “obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad”? Porque Dios lo gobierna todo, y definitivamente él no basa su autoridad en nada de los hombres o de la naturaleza, sino solo en sí mismo. “obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad”. Definitivamente, no somos agentes decisivos a la hora de cambiar la voluntad de Dios; solo Dios es decisivo.

El próximo versículo (12) se acerca muy bien a definir el propósito de Dios. Es una continuación del versículo 11 y nos dice cuál es el propósito del que hace todas las cosas según  el designio de su voluntad, o sea, “a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo, seamos para alabanza de su gloria”. En otras palabras, él hace todo para este fin: que “seamos para alabanza de su gloria”. Aquí su propósito es la alabanza de su gloria.

Este principio se hace aún más evidente en los versículos de 4-6. Aquí continúan las afirmaciones acerca propósito de Dios hasta su más alto nivel en el versículo 6: “según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor5 nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,6 para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado”. Aquí está nuevamente. El propósito de Dios es provocar la alabanza de la gloria de su gracia. Toda elección, toda predestinación, todo llamado, y toda la redención, es conforme a este propósito —para la alabanza de la gloria de su gracia.

¿Cuál es el “propósito” de Dios?

Volvamos ahora a Romanos 9:11. Allí Dios elige incondicionalmente a Jacob por encima de Esaú “para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera”. A partir de todo lo que hemos visto hasta aquí, incluyendo el contexto de este párrafo, yo definiría el propósito de Dios así:

El propósito de Dios es darse a conocer, y ser disfrutado, y ser alabado (o si lo prefiere parafraseado: para ser visto, disfrutado, y cantado) como el ser infinitamente glorioso que es en su libre y soberana gracia.

Este es el propósito que gobierna todas las obras de Dios. Él elige, predestina, llama, redime, justifica, santifica, y glorifica para este fin —para su propósito: ser visto, disfrutado, y cantado como el ser infinitamente glorioso que es en su libre y soberana gracia.

  • Por “infinitamente glorioso” me  refiero a perfectamente hermoso e inmensurablemente grandioso.
  • Por “libre” me refiero a la razón definitiva por la que todos los eventos del universo se basan en Dios y no en otro. La influencia decisiva de todo lo que ocurre en el mundo es la de Dios. Él hace todas las cosas, no solo algunas, según el designio de su voluntad. Solamente él en todo el universo tiene la libertad de la autodeterminación definitiva.
  • Por “soberano” me refiero a que nada puede frustrar lo que a él le place hacer.

El propósito de Dios es ser conocido, y disfrutado, y cantado como el ser infinitamente glorioso que es en su libre y soberana gracia. Y su propósito es “conforme a su elección” —es un propósito selectivo— porque si Dios no eligiera incondicionalmente, entonces no sería libre, no sería soberano, y no sería glorioso.

  • No sería libre, porque entonces los hombres determinarían su propia elección, y no Dios. Él estaría atado (no libre) a conformarse a las determinaciones personales de los hombres.
  • No sería soberano, porque en lugar de hacer exitosamente lo que más le gusta hacer, sería frustrado una y otra vez por el hombre auto-determinado.
  • No sería glorioso, porque la absoluta libertad y soberanía de Dios son la esencia de la gloria de su gracia.

“No Por Las Obras”

Para mostrar ese último punto, Pablo hace una negación y una afirmación al final del versículo 11: “...para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama”.

Veamos primero la negación. Dios elige a Jacob por encima de Esaú “no por las obras”. Lo que agrega algo importante a la primera parte del versículo 11 donde Pablo dice, “porque aún cuando los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo”. Esas palabras acentúan que Dios escogió a Jacob desde antes que naciera y antes que tuviera lugar la virtud o el vicio. Pero ahora Pablo va más lejos aún y nos dice que esta elección no fue “por las obras”. Aquí la intención no es declarar el momento, sino el fundamento. Dios no eligió a Jacob por las obras que ya había hecho. Ni por las que haría más tarde.

En otros términos, aquí Pablo está descartando con antelación las buenas obras que Jacob hará, y está descartando las malas obras que Esaú realizará. Y está diciendo: mi elección no se basa para nada en las obras: ni en las ya hechas, ni en las por hacer que ya se conocen de antemano, ni en las por hacer que no se conozcan. Mi elección es libre. Esa es mi gloria. Por lo tanto, mi propósito es conforme a esta clase de elección, porque mi propósito es para ser conocido, ser disfrutado, y ser alabado como el ser infinitamente glorioso que soy en mi libre y soberana gracia.

Considere por último la afirmación al final del versículo 11. ¿Por qué dice Pablo: “...para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama”? Esto es impactante. Normalmente Pablo contrasta las obras con la fe. En el 9.32 dice: “Porque no iban tras ella por fe, sino como por obras”.  En el versículo 3:28 él dice, el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley”. En Gálatas 2:16 dice, “el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante la fe”. Cuando oímos a Pablo decir, “No por las obras” esperamos que diga naturalmente: “sino por fe”.

“Sino Por Aquel Que Llama”

Pero eso no es lo que dice aquí. Él dice, “no por las obras, sino por aquel que llama”. ¿Por qué? Porque la fe es una condición para la justificación, pero no para la elección. La elección es incondicional. Pero la justificación es condicional. Antes de que podamos ser justificados tenemos que creer en Jesucristo. Pero antes de que podamos creer en Jesucristo debemos ser elegidos y llamados. Dios no nos elige porque creeremos. Él nos elige para que creamos.

Note cuidadosamente como lo dice Pablo, “para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera [...] por aquel que llama”. Note que no dice: que su propósito permanece por su llamado. Dice, “por aquel que llama”. Un día Dios llamará a sus elegidos. Pero su elección no está basada en ese llamado. Está basada en sí mismo, y en su libre y soberana voluntad de llamar.

Entonces, para parafrasear ese versículo: «El propósito selectivo de Dios permanecerá no por algunas buenas obras previamente realizadas, ni por alguna fe precedente, sino simplemente por él —por Dios». La base decisiva de la elección de Dios es Dios. Esta es simplemente otra manera de decir: «Para que Dios sea Dios, tiene que ser libre y soberano». Esta es su gloria. Esto es lo que significa ser Dios.

La Aplicación Para Nuestras Vidas

Hay mucho más que ver, tanto más que ver. Pero por ahora la aplicación para nuestras vidas es clara. Si el propósito de Dios —que mana de la misma esencia de lo que su existencia— es ser conocido, disfrutado, y alabado como el ser infinitamente glorioso que es en su libre y soberana gracia, entonces el significado de nuestra existencia es evidente. Existimos para conocer, disfrutar, alabar, y reflejar la gloria de la libre y soberana gracia de Dios. Existimos para ver, disfrutar, y cantar —y para difundir una pasión por— la gloria de la gracia de Dios.

Y por debajo de este significado para nuestras vidas está la sólida certeza de que éste propósito permanecerá. Y todos los que están en Cristo por fe, permanecerán en él. Dedíquese, por tanto, a este propósito mientras esté en vida. Todos los elegidos en Cristo prevalecen, el propósito de Dios permanece, no puede fallar.

El siguiente himno fue escrito por John Piper, para ser cantado en la Iglesia Bautista de Bethlehem, el 15 de Diciembre de 2002. Este himno fue cantado en relación con la exposición de Romanos 9:6-13, que hizo el pastor John.

El Propósito de Dios Permanece

Con el tono de “Mi Esperanza Es Edificada” (“La Roca Sólida”)

La poderosa palabra de Dios nunca fallará,
Aunque haya santos débiles y algunos se extravíen.
Hay un Israel escogido,
Que ama mucho a Cristo y nunca fallará.

Todos los electos en Cristo prevalecerán,
El Propósito de Dios permanece, no puede fallar.
El Propósito de Dios permanece, no puede fallar.


Oh, no esté orgulloso de las raíces étnicas,
O descanse su esperanza en los frutos humanos.
Que nadie se gloríe en la naturaleza de la carne,
Dios levanta descendientes hasta de las rocas.

Todos los electos en Cristo prevalecerán,
El Propósito de Dios permanece, no puede fallar.
El Propósito de Dios permanece, no puede fallar.


Dios no compartirá su reino soberano,
Aunque alguien conspire, es en vano.
La poderosa promesa de Dios gobierna la tierra:
¡Las mujeres estériles darán a luz!

Todos los electos en Cristo prevalecen,
El Propósito de Dios permanece, no puede fallar.
El Propósito de Dios permanece, no puede fallar.


La gracia totalmente soberana nos salvó en Cristo,
Antes de que naciéramos abundábamos en gracia,
No es por nuestras obras que somos cautivados,
O por nuestra fe, sino por el que llama.

Todos los electos en Cristo prevalecen,
El Propósito de Dios permanece, no puede fallar.
El Propósito de Dios permanece, no puede fallar.


Cantémosle ahora a Dios por su gracia soberana;
Alegrémonos de que podemos ver su rostro.
Venga ahora y aprecie su firme abrazo,
Este es nuestro eterno lugar.

Todos los electos en Cristo prevalecen,
El Propósito de Dios permanece, no puede fallar.
El Propósito de Dios permanece, no puede fallar.