¿Quién es un verdadero judío? parte 1

Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. 26Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? 27Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. 28Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

Cómo un Gentil se Convierte en Judío

La principal observación que quiero hacer de este texto en esta mañana, es que Dios le considerará como a un judío (es decir, le contará, aunque sea gentil, como miembro de su pueblo elegido) si guarda las ordenanzas de la ley, o sea, si cumple la ley. Esto lo baso principalmente en el versículo 26: “Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?” En otras palabras, un gentil (eso es lo que se entiende por “incircunciso”) cumple las ordenanzas de la ley, será contado como un verdadero judío -un verdadero miembro del pueblo escogido de Dios, Israel.

Ahora bien, hay al menos tres preguntas urgentes que usted puede hacer acerca de esta observación principal.

  1. Una sería: Yo pensaba que el objetivo de esta unidad (Romanos 2) era mostrar que los judíos estaban bajo el poder del pecado y que necesitaban el evangelio de la justificación que es mediante la fe (Romanos 3:9). ¿Por qué Pablo hace una observación acerca de los gentiles volviéndose judíos? Parece algo fuera de lugar. ¿Cómo se ajusta esto al propósito que tiene de mostrar, por encima de todo, que todos estamos bajo el poder del pecado?
  2. Otra pregunta que usted puede hacer sería: ¿Cómo es que la promesa de que los gentiles seremos considerados como verdaderos judíos, si guardamos las ordenanzas de la ley, se ajusta a la promesa de que somos justificados, no por las obras de la ley, sino por fe (Romanos 3:28)? ¿De veras esta promesa en Romanos 2:26 se hace realidad para cualquiera? ¿O es hipotética? ¿Es esto realmente una experiencia cristiana –cumplir las ordenanzas de la ley y así ser contado como un verdadero judío?
  3. Por último, usted pudiera preguntar: ¿Por qué es importante si soy contado como judío o no? Yo no me levanto por las mañanas deseando ser un judío. ¿Por qué, siquiera, piensa usted en predicar de un sermón que tiene una idea tan extraña como su punto principal?

Ahora bien, esa es la manera en que quiero elaborar este mensaje, respondiendo esas tres preguntas, una a la vez.

Preguntas - Posibles Objeciones

1. En primer lugar, si el objetivo de Romanos 2 es mostrar que los judíos están bajo el poder del pecado y necesitan el evangelio (Romanos 3:9), ¿Por qué Pablo hace una observación en el versículo 26 sobre gentiles convirtiéndose en judíos? Parece fuera de lugar. ¿Cómo se ajusta esto a su propósito principal de mostrar que todos están bajo el pecado?

Fíjense en el versículo 25 y en su relación con el 26. “Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión”. Ahora, eso es lo que esperamos en esta sección: una palabra a los judíos. ¿Cuál es el meollo del versículo 25? El punto es que las marcas externas de selección y privilegio (las señales externas de ser un judío) en realidad carecen de valor, si la persona que tiene esas marcas vive una vida en trasgresión de la ley. En otras palabras, si usted rechaza el verdadero mensaje de la ley de Dios y tiene un corazón rebelde contra Dios, entonces los rituales externos, tales como la circuncisión, no le reportaran ningún beneficio. No estará a bien con Dios.

Así Pablo está respaldando la observación de los versículos 17-24 de que el pueblo judío en general, en esa época, no se estaba enseñando a sí mismo el verdadero significado de la ley (versículo 21), y estaban trasgrediendo la ley en su corazón. Y que tener las marcas externas del pacto, como la circuncisión, no tenía valor alguno para protegerlos del juicio. Ellos están bajo pecado y necesitan el regalo de la justicia de Dios, tanto como nosotros, los gentiles.

Ahora, en relación con el versículo 26, Pablo establece una enseñanza para los gentiles: “Si [=por tanto], pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?”. En otras palabras, si el hecho de que usted no cumpla la ley significa que su circuncisión carece de valor (versículo 25), entonces lo crucial no es lo externo, como la circuncisión, sino la verdadera comprensión de lo que realmente enseña la ley acerca del corazón, la fe, y la obediencia que viene por la fe (vea el mensaje de la semana pasada). Y si esto es lo que verdaderamente importante, entonces los gentiles (los incircuncisos) que comprenden el verdadero significado de la ley, y tienen sus corazones cambiados por el Espíritu, y viven en la obediencia que produce la fe (ver 1:5; 16:26), ellos, en realidad, serán judíos verdaderos.

Conversiones De Gentiles Que Producen La Conversión De Los Judíos

¿Por qué hacer esta observación? Porque la misma subraya al menos dos cosas que Pablo quiere decir a sus parientes judíos, para ayudarles a prepararse para el evangelio.

1) Si extraños, como los gentiles, realmente están heredando las promesas hechas a los judíos mientras que los judíos no, esto demuestra cuan mal los judíos malinterpretaban su propia ley. Como dice el versículo 21, no se enseñaban a sí mismos, trastabillaban con el verdadero mensaje de fe, y convirtieron la ley en un catálogo de comportamientos externos. Si los gentiles pueden volverse judíos y heredar las promesas, entonces los judíos realmente no las entendían. Pusieron realidades externas, como la circuncisión, donde realidades internas, como la fe, debían haber estado (cf. Romanos 9:32).

2) Si extraños, como los gentiles, están realmente tomando el lugar en el Reino de Dios de los israelitas naturales, entonces, esto muestra cuan urgentemente el pueblo judío necesita ser salvado. No solo parecen estar perdidos, porque todos los demás lo están; su pérdida es aun más clara, porque aquellos candidatos que son menos apropiados, se están salvando, y están tomando el mismísimo lugar de los judíos en la mesa de la salvación, mientras los judíos lo están perdiendo.

Así que mi respuesta a la pregunta es: Pablo saca a colación el asunto de los gentiles convirtiéndose en judíos, para ayudar a los judíos a ver que realmente han malinterpretado sus Biblias, y realmente necesitan la salvación que es por la gracia mediante la fe, lo mismo que los gentiles que están heredando las mismas promesas que pensaron, pertenecían solo a los judíos.

2. La segunda pregunta pudiera ser: Si su observación principal es que Dios considerará a los gentiles, si guardan las ordenanzas de la ley, como judíos, ¿Cómo se ajusta eso a la promesa de que somos justificados, no por obras de la ley, sino por fe (Romanos 3:28)? ¿Realmente esta promesa en el versículo 26 se hace realidad para cualquiera, o es hipotética? ¿Es esto realmente una experiencia cristiana, cumplir las ordenanzas de la ley y así ser contado como un verdadero judío?

Mantengan en mente el versículo en que nos estamos enfocando, versículo 26: “Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?”. Entiendo que esto significa que si usted guarda la ley como realmente debiera ser guardada, entonces, aun si es gentil, será considerado por Dios como miembro real de su pueblo escogido (lo que implicaría heredar la vida eterna). Es decir, entrará a la vida eterna si cumple la verdadera esencia de la ley (ver 2:7).

Ahora permítanme dar dos respuestas a la pregunta de si es una experiencia cristiana y cómo se ajusta esto a la justificación que es solo mediante la fe. Comencemos con el texto inmediato, y vayamos luego a Romanos 8.

En el versículo 27, Pablo repite la verdad de que aquel que “físicamente es incircunciso” estará en posición de juzgar, no en posición de ser juzgado, en el último día, “guarda [literalmente: cumple] perfectamente la ley”. Después, el versículo 28 comienza con la palabra “Pues” para mostrar que Pablo está dando un respaldo a lo que ha acabado de decir, específicamente, que los gentiles que guardan la ley serán contados como verdaderos judíos, y estarán en posición de jueces, en el día final.

Y lo que dice como apoyo, específicamente en el versículo 29, es muy útil para comprender cómo es que los gentiles serán contados como judíos si guardan el verdadero significado de la ley. Versículos 28-29: “Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra…”

El punto, en el versículo 29, es que el Espíritu Santo es el único que transforma a gentiles incircuncisos en judíos circuncisos: circuncidando, específicamente, sus corazones. La circuncisión, dice Pablo, es en esencia, un cambio interno del corazón, no un cambio externo del órgano sexual. Cuando contrasta, “letra” con “Espíritu” (verso 29), quiere decir que los judíos habían estado experimentando la ley a un nivel externo (“letra”). Pero, de hecho, la ley hacía un llamado a un cambio interno producido por el Espíritu, aún cuando la misma ley no podía producir ese cambio (cf. Romanos 8:3s).

Bien, todo esto demuestra que Pablo tiene a los cristianos en mente. Porque esta es la forma en la que habla acerca de la conversión cristiana. Por ejemplo, en 2da a los Corintios 3:5-6, dice, “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”

La Letra De La Ley - El Espíritu De La Ley

En otras palabras, detrás de este lenguaje de “letra” y “Espíritu” está la interpretación completa de Pablo acerca de la vida cristiana como expresión del “nuevo pacto”. En las promesas del nuevo pacto, que Jesús compró con su propia sangre (Lucas 22:20), Dios promete quitar de nuestra carne el corazón de piedra, darnos un nuevo corazón, poner su Espíritu dentro de nosotros, y hacernos andar en su ley. Escuchen a Ezequiel 36:27b: “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (ver también Ezequiel 11:19-20).

Esta promesa muestra que guardar y cumplir la ley es algo que Dios prometió cuando le dio el Espíritu Santo a su pueblo en la medida más completa del nuevo pacto. De modo que cuando el versículo 26 dice, “Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?”, debemos entender que se refiere al gentil cristiano a quien se ha dado el “Espíritu” y ha dejado de tratar la ley como la “letra” muerta que mata, y ahora la ley se ha convertido en la expresión de la buena voluntad moral de Dios para la vida, que crece como fruto del corazón de fe, que el Espíritu Santo ha producido. En otras palabras, guardar las ordenanzas de la ley es un regalo gratuito del Espíritu.

Esto no es legalismo. No es ganarse la salvación. Es la obediencia de la fe, que Pablo, en Romanos 1:5, dijo era la meta de su ministerio: “por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre”. Guardar las ordenanzas de la ley significa descubrir que la ley realmente nos enseña a confiar en la gracia de Dios y después a vivir de manera que muestre la realidad de esa confianza mediante el poder del “Espíritu” de Dios, no mediante la “letra” muerta que carece de poder.

La segunda respuesta que tengo para la pregunta (¿Realmente el guardar la ley para ser considerado un verdadero judío es una experiencia cristiana?) es examinar Romanos 8:3-4: “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros [la misma idea que en Romanos 2:26-27], que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”

Esto deja claro que la idea de cumplir la ley es una experiencia cristiana, y que realmente ocurre en la vida de aquellos que caminan conforme al Espíritu. Cristo murió por nosotros, compró para nosotros las bendiciones del Espíritu en el nuevo pacto, y ahora el Espíritu obra en nuestra vida capacitándonos para vivir, no perfectamente, sino lo suficientemente bien como para mostrar que confiamos en Él -conforme a la ley moral de Dios.

Ahora regresemos a Romanos 2:26, “Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?”. Lo que esto quiere decir es que Cristo ha muerto por nosotros, y ha comprado para nosotros el don y poder del Espíritu Santo, como lo prometió el nuevo pacto. El Espíritu dentro de nosotros nos liberó de la ley como “letra” muerta (Romanos 7:6), y nos ha mostrado que la ley es en realidad un llamado a confiar en el misericordioso y bondadoso Dios por el don gratuito del perdón y la justicia, para después permitir que su voluntad moral guíe en nuestras vidas la forma en que expresamos nuestra fe.

Así que, aun cuando somos gentiles y puede que físicamente no estemos circuncidados, cumplimos la ley, somos considerados por Dios como verdaderos judíos basándose en nuestra fe, lo que se confirma mediante nuestra obediencia a la ley moral de Dios. Y sabemos que está hablando de la ley moral de Dios y no de la ceremonial, porque la circuncisión no está incluida. Y sabemos que está hablando de una obediencia sincera, y no una obediencia sin pecado, porque en el mismo corazón del nuevo pacto está la sangre de Cristo, que cubre todos nuestros pecados (Lucas 22:20; Hebreos 8:12), la que no la necesitaríamos si hubiéramos quedado sin pecado en la conversión.

3. Finalmente, alguien podría preguntar, ¿Por qué importa si soy o no considerado como un judío? Yo no me levanto en las mañanas deseando haber sido un judío. ¿Por qué, si quiera, usted piensa en predicar un sermón que tiene una idea tan extraña como punto principal? ¿De todas maneras, quién quiere ser un judío? ¿Y por qué querría serlo?

Ya que nuestro tiempo se acaba, y tengo la intención de continuar a partir de aquí en la próxima semana, me contentaré con dos breves y muy importantes razones.

Una es que Dios se toma la molestia de explicarle que usted es un judío verdadero. Esta es la Palabra de Dios dirigida hacia usted acerca de su identidad, si es creyente. Decir que no está interesado en ser un judío es como decir que usted no está interesado en conocer su verdadera identidad. Desde la caída, somos como personas que hemos atravesado un horrible calvario y hemos perdido nuestra memoria. Todos estamos llenos de amnesia. Y nos estamos preguntando al respecto, en el mundo, tratando de averiguar quiénes somos.

Una persona sabe quienes somos. Dios. Él nos hizo. Él nos define. Si alguna vez vamos a saber quienes somos en esencia, lo aprenderemos de Dios, no de otra persona, no en lo absoluto. Por tanto, es un gran obsequio para nosotros, que Él nos diga que una parte esencial de nuestra identidad es que somos verdaderamente judíos si cumplimos la obediencia de la fe. No rechace el buen regalo de Dios porque no puede ver los beneficios de ser un verdadero judío. Eso es lo primero que diría: Dios le está informando quién es usted. Preste atención. Reciba el regalo. No presuma que conoce algo mejor, que lo que Dios dice que usted es.

Y por último, diría, usted debe querer ser un judío verdadero porque “la salvación viene de los judíos” (Juan 4:22). Y, si usted en un verdadero judío, todas las promesas de Dios son suyas (cf. Romanos 11:17-18). ¡Que grandioso es ser capaz de ir a la Biblia completa, Antiguo y Nuevo Testamento, y saber que ‘este es mi libro’, soy un judío, estas son mis promesas, esta es mi historia, este en mi Mesías, este es mi Dios (Jeremías 31:33)! Usted puede decir eso hoy –sea judío o gentil- si confiara en la total y satisfactoria misericordia de Dios en Cristo Jesús y se arrepintiera de sus pecados.

Aquí es donde lo retomaré la próxima semana. Quiero que se regocijen en esto. Todo lo que he sido capaz de hacer hoy, es sentar algunas bases. La próxima semana retrocederemos y tendremos una mayor idea de por qué es tan emocionante ser un verdadero judío.