Judas Iscariote, el suicidio de Satanás, y la salvación del mundo

Se acercaba la fiesta de los panes sin levadura, llamada la Pascua. Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo dar muerte a Jesús, pues temían al pueblo. Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce; y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficiales sobre cómo se lo entregaría. Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. El aceptó, y buscaba una oportunidad para entregarle, sin hacer un escándalo.

Este es el último mensaje de la serie llamada Los Pecados Espectaculares y el Propósito Global que tienen en la Gloria de Cristo. El propósito ha sido mostrar que una y otra vez en la historia del mundo, que los pecados que han marcado los tiempos y han cambiado el curso de la historia, nunca anularon, sino que completaron el propósito global de Dios para glorificar a su Hijo y salvar a su pueblo.

Mi oración es que, a medida que estas perspectivas históricas de la soberanía de Dios tomen su lugar en la mente renovada de los creyentes, estas perspectivas puedan tener un profundo efecto práctico para hacerles fuertes al enfrentar las penas desgarradoras, y para hacerles valientes por Cristo al enfrentar oposiciones peligrosas. Para que tengan la fortaleza que exalta a Cristo en la calamidad y el coraje que exalta a Cristo en medio del conflicto. Oro para que el Señor teja cuerdas de acero y de seda en la tela del alma de todos los creyentes.

El Pecado más espectacular de la historia: El Asesinato de Jesús

El pecado más espectacular que ha sido cometido alguna vez en la historia del mundo es el brutal asesinato de Cristo, quien fuera el divino Hijo de Dios, moralmente perfecto, infinitamente digno. Y probablemente el acto más abominable en el proceso de este asesinato fue la traición de Jesús por uno de sus amigos más cercanos, Judas Iscariote.

Judas fue uno de los doce apóstoles que Jesús escogió personalmente y quien había estado con Jesús durante todo su ministerio público. A él se le había confiado la bolsa del dinero de todo el grupo (Juan 13:29). Judas estaba lo suficientemente cerca de Jesús en la Última Cena como para mojar su pan en la misma copa (Marcos 14:20).

 “Satanás entró en Judas”

En la noche de la Última Cena, Lucas nos dice en 22:3-6 que “Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce; 4 y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficiales sobre cómo se lo entregaría. 5 Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. 6 El aceptó, y buscaba una oportunidad para entregarle, sin hacer un escándalo”. Después guió a las autoridades hacia Jesús en el Jardín de Getsemaní y traicionó a Jesús con un beso (Lucas 22:47-48). Con esta acción, la muerte de Jesús estaba sellada.

Cuando Lucas nos dice en el verso 3 que “Satanás entró en Judas”, a nuestra mente vienen muchas preguntas. Una interrogante es si Satanás simplemente dominó a un buen Judas, o si Judas ya estaba caminando por la senda de Satanás y Satanás simplemente decidió que este era el momento. Otra interrogante es por qué Satanás haría lo que hizo si la muerte y resurrección de Jesús sería su derrota definitiva. Hay buenas razones para pensar que Satanás lo sabía. Y la tercera y más importante interrogante es: ¿Dónde estaba Dios cuando esto sucedió? ¿Cuál fue su papel o cuál no fue su papel en el pecado más espectacular que hubo sucedido alguna vez? Analicemos estas preguntas una a la vez.

1) El Poder de Satanás sobre las pasiones pecaminosas de Judas

Cuando dice en Lucas 22:3, que “Satanás entró en Judas”, ¿cómo debemos interpretar la relación entre la voluntad de Judas y el poder de Satanás? Judas no fue un espectador inocente cuando Satanás entró en él. El apóstol Juan nos dice en 12:6 que él era un ladrón. Cuando Judas se quejó porque María había desperdiciado dinero para ungir a Jesús, Juan comenta: “Pero dijo esto, no porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón, y como tenía la bolsa del dinero, sustraía de lo que se echaba en ella”.

Si esto sonara increíble, solo piense en el escandaloso comportamiento de los líderes (llamados cristianos) de la actualidad, quienes usan las ofrendas ministeriales para comprar $39.000 en ropas en una tienda al año, y luego envían a sus niños a un viaje de $29.000 hacia las Bahamas, y manejan un Lexus blanco y un Mercedes rojo. Así mismo Judas se sentó junto a Jesús con su cara piadosa, religiosa, y salió y echó fuera demonios en el nombre de Jesús, él no era un verdadero seguidor de Jesús. Él seguía el dinero, amaba el poder y los placeres que el dinero podía comprar.

Pablo nos dice ahora cómo colabora todo con el poder de Satanás. Escuche Efesios 2:1-3: “estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire [vea la relación, muertos en pecados, conforme a Satanás], el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. Muertos en nuestros pecados, caminando en las pasiones de la carne, cumpliendo los deseos del cuerpo y la mente, y por tanto, conforme al príncipe de la potestad del aire.

Satanás no toma cautivas a personas inocentes. No hay personas inocentes. Satanás tiene poder donde gobiernan las pasiones pecaminosas. Judas era un amante del dinero, y escondía su pasión por medio de una relación falsa, externa con Jesús. Por eso le vendió por treinta piezas de plata. ¡Cuántos más tenemos de su tipo en la actualidad! ¡No sean como él! ¡No sean engañados por los que son como él!

2) El Papel de Satanás en su propia destrucción

La segunda interrogante es por qué Satanás guió a Judas a traicionar a Jesús ¿No sabía que la muerte y resurrección de Jesús sería la derrota de las tinieblas (Colosenses 2:13-15; Apocalipsis 12:11)? Hay buenas razones para creer que Satanás lo sabía.

Cuando Jesús comenzó su ministerio mientras iba hacia la cruz, Satanás trató de hacerle retroceder de la senda del sufrimiento y del sacrificio. En el desierto, le tentó para convertir piedras en panes, y a saltar desde el pináculo del templo y a obtener el gobierno del mundo a cambio de la adoración satánica (Mateo 4:1-11). El objetivo de todas estas tentaciones es: «No tomes el camino del sufrimiento, del sacrificio, y la muerte. Usa tu poder para escapar del sufrimiento. Si eres el Hijo de Dios, demuestra tu derecho a gobernar. Y puedo ayudarte hacerlo. No importa lo que hagas, pero no vayas a la cruz».

Usted quizás recuerda cuando Jesús predijo que sufriría muchas cosas de los ancianos y de los sumos sacerdotes, y que sería asesinado, y Pedro le reprendió y dijo: “¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá” (Mateo 16:22). En otras palabras, «nunca dejaré que te maten de esa manera». Jesús no le alabó, dijo: “¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mateo 16:23). La obra de Satanás era entorpecer el peregrinaje de Jesús hacia la cruz. Satanás no quería que Jesús fuera crucificado. Sería su destrucción.

Pero aquí, en Lucas 22:3, él entra en Judas y le hace traicionar al Señor y llevarle a la cruz ¿Por qué el cambio de dirección? ¿Por qué tratar de desviarle de la cruz y luego tomar la iniciativa para llevarle a la cruz? No se nos dice. Este es un intento de respuesta: Satanás vio que sus esfuerzos por alejar a Jesús de la cruz habían fallado. Una y otra vez Jesús mantuvo el curso. Su rostro era como un pedernal listo para morir, y Satanás concluyó que no habría modo de detenerle. Por eso decidió que si no podría detenerle, entonces haría que fuera tan doloroso y traumático como fuera posible. No solo la muerte, sino la muerte por traición. La muerte por abandono. La muerte por negación (vea Lucas 22:31-32). Si no podría detenerle, entonces haría que otros le hicieran tanto daño como fuera posible. Jesús llegó a la cruz atravesando una espectacular secuencia de pecados.

3) El Papel de Dios en la muerte de su hijo

Lo que nos lleva hacia la tercera y última interrogante –la más importante: ¿dónde estaba Dios cuando todo esto sucedió? O dicho más precisamente: ¿Cuál fue el papel de Dios, o cuál no fue su papel, en el pecado más espectacular que sucedió alguna vez: el asesinato de Jesucristo?

Para responder una pregunta tal, debemos taparnos la boca con las manos y callar nuestras especulaciones filosóficas. Nuestras opiniones no cuentan aquí. Todo lo que cuenta es lo que Dios mismo nos ha mostrado en su Palabra. Y lo primero que nos muestra es que los detalles concernientes a la muerte de Jesús estaban profetizados en la Palabra e Dios desde cientos de años antes de este importante evento.

Las Escrituras profetizan que los hombres malvados se rechazan a Jesús cuando venga.

Mateo 21:42: “Jesús les dijo [citando el Salmo 118:22]: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: “La piedra que desecharon los constructores, esa, en piedra angular se ha convertido; esto fue hecho de parte del Señor, y es maravilloso a nuestros ojos”?

Las Escrituras profetizan que Jesús debe sera odiado.

En Juan 15:25, Jesús cita el Salmo 35:19 y dijo: “Pero han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: “Me odiaron sin causa”.”

Las Escrituras profetizan que los discípulos abandonaron a Jesús.

En Mateo 26:31, Jesús cita a Zacarías 13:7: “Esta noche todos vosotros os apartaréis por causa de mí, pues escrito está: “Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño se dispersaran”.”

Las Escrituras profetizan que Jesús sería traspasado, pero ninguno de sus huesos sería quebrado.

Juan cita el Salmo 34:20 y Zacarías 12:10, y dice: “pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza […] 36 Porque esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: No será quebrado hueso suyo. 37 Y también otra Escritura dice: Miraran al que traspasaron” (Juan 19:34-37).

Las Escrituras profetizan que Jesús sería traicionado por un amigo cercano, por treinta piezas de plata

En Juan 13:18, Jesús cita el Salmo 41:9, y dice: “No hablo de todos vosotros; yo conozco a los que he escogido; pero es para que se cumpla la Escritura: “El que come mi pan ha levantado contra mi su calcañar”.

Y en Mateo 26:24, Jesús dice: “El Hijo del Hombre se va, según está escrito de El; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado!”.

Y en Mateo 27:9-10, dice: “Entonces se cumplió lo anunciado por medio del profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, el precio de aquel cuyo precio había sido fijado por los hijos de Israel; 10 y las dieron por el Campo del Alfarero, como el Señor me había ordenado” (Jeremías 19:1-13; Zacarías 11:12-13).

Y No solo las Escrituras, Jesús mismo también profetizó, hasta el detalle, que sería asesinado

En Marcos 10:33-34, dice: “He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles. 34 Y se burlarán de El y le escupirán, le azotarán y le matarán, y tres días después resucitará”.

Y la última noche, Jesús miró a Pedro y le dijo: “En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces” (Mateo 26:34).

Según Su voluntad soberana

Por todas estas profecías, sabemos que Dios vio de antemano, y no previno; y por tanto, incluyó en su plan que su Hijo sería rechazado, odiado, abandonado, traicionado, negado, condenado, le escupirían, sería azotado, mofado, atravesado y moriría. Todo estaba claro en la mente de Dios antes de que sucediera, era parte del propósito de lo que ocurriría a Jesús. Estas cosas, no solo sucedieron, fueron predichas por la Palabra de Dios. Dios sabía que sucederían y pudo detenerlas, pero no lo hizo, así que todo sucedió según Su voluntad soberana.

Y todo esto era malo, era pecado. Negar, odiar, abandonar, traicionar, condenar, escupir, azotar, mofarse, atravesar y matar al moralmente perfecto, infinitamente digno, y divino Hijo de Dios, es pecado. Pero aun así, la Biblia es explícita y clara al decir que Dios planeó estas cosas. No solo es explícita en todos los textos proféticos que hemos visto, también en los pasajes que dicen con mucha más claridad que Dios hizo que estas cosas sucedieran.

Dios hizo que sucediera

Por ejemplo, en Isaías 53:6 y 10, dice: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el Señor hizo que cayera sobre El la iniquidad de todos nosotros […] Pero quiso el Señor quebrantarle, sometiéndole a padecimiento. Cuando El se entregue a sí mismo como ofrenda de expiación, verá a su descendencia”. Así que detrás de las escupidas, y de las burlas, y de la lanza está la mano y el propósito invisible de Dios.

Y lo digo con cuidado y con temor. Esta verdad es demasiado inmensa y gloriosa e impactante para hablarse a la ligera, o con arrogancia. Escojo decir que la mano y el propósito invisibles de Dios están detrás de estos pecados (los pecados más espectaculares de todo el universo –más gravoso y más espectacular que la caída de Satanás o que cualquier otro). Y utilizo estas palabras, porque la Biblia las utiliza.

La Mano y el propósito de Dios

En Hechos 4:27-28, tenemos la declaración más explícita, más clara sobre la mano el propósito de Dios detrás de la horrible crucifixión de su Hijo: “Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles y los pueblos de Israel, contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, 28 para hacer cuanto tu mano [cheir] y tu propósito [boule] habían predestinado que sucediera”. Esas son las dos palabras que estoy utilizando: la mano de Dios y el propósito de Dios.

Esta es una extraña manera de hablar –decir que la mano y el propósito de Dios han predestinado que algo suceda. Generalmente no pensamos que la “mano” de Dios esté predestinando ¿Cómo puede predestinar una mano? Esto es lo que creo que significa: la mano de Dios generalmente es la expresión del poder ejercido de Dios –no del poder en un sentido abstracto, sino en un sentido terrenal, la acción eficaz de su poder. La intención al combinar las palabras “mano” y “propósito” es decir que el propósito no es solo teórico; es un propósito que será ejecutado por la misma mano de Dios.

Esto explica Isaías 53:10: “Pero quiso el Señor quebrantarle, sometiéndole a padecimiento”. O dicho más literalmente, según la versión King James: “Pero [le agradó al] Señor quebrantarle, sometiéndole a padecimiento”. El Señor le quebrantó. Más allá de Herodes y Pilato, y de los gentiles y del pueblo de Israel, estaba el Padre de Jesús, quien le amaba con amor infinito.

El Evangelio: Dios obrando en la muerte

¿Por qué debieran importarnos estos detalles? Nos deben importar porque si Dios no hubiera sido el actor principal en la muerte de Cristo, entonces la muerte de Jesucristo no nos hubiera salvado de nuestros pecados y deberíamos perecer eternamente en el infierno. La muerte de Cristo es el corazón del evangelio –el corazón de las Buenas Nuevas- porque fue Dios quien lo hizo. Romanos 5:8: “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Si usted separara la actividad de Dios de la muerte de Jesús, entonces perdería el evangelio. Esta es la obra de Dios. Es el clímax y el meollo de su amor por los pecadores, su amor por usted.

Romanos 8:3: “Habiendo enviado a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”. Dios condenó al pecado, con nuestra condenación, en la carne de Jesús. Por tanto, somos libres.

Gálatas 3:13: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros”. Dios maldijo a Jesús con la maldición que nos pertenecía. Por  tanto, somos libres.

2da a los Corintios 5:21: “Al que no conoció pecado, por nosotros Dios le hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él”. Dios le imputó nuestro pecado, y ahora caminamos libres en la justicia de Dios.

Isaías 53:5: “Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados”. Dios le hirió, por usted y por mí, y somos libres.

La Cruz de Cristo: La Obra y amor de Dios

Esta serie de mensajes es importante porque si usted acepta la verdad bíblica (y oro para que lo haga) que nos enseña que Dios ordena pecados espectaculares para la gloria de su Hijo, sin que de alguna manera se vuelva inmundo o injusto o pecaminoso por ese acto, entonces no se asustará por la cruz de Cristo como obra de Dios. No estará entre aquellos que llaman al acto más amoroso del mundo: “el abuso de Dios sobre un niño”. Usted vendrá a la cruz y caerá postrado, y dirá: «esto no es solo una conspiración humana, es la obra de Dios y el amor de Dios».  Recibirá a la cruz como más grande regalo de Dios. Y será salvo, y Cristo será glorificado. Y yo no habré predicado en vano.