Viviendo por fe en la gracia venidera

2da a los Tesalonicenses 1:3-12

Siempre tenemos que dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe aumenta grandemente, y el amor de cada uno de vosotros hacia los demás abunda más y más; de manera que nosotros mismos hablamos con orgullo de vosotros entre las iglesias de Dios, por vuestra perseverancia y fe en medio de todas las persecuciones y aflicciones que soportáis. Esta es una señal evidente del justo juicio de Dios, para que seáis considerados dignos del reino de Dios, por el cual en verdad estáis sufriendo. Porque después de todo, es justo delante de Dios retribuir con aflicción a los que os afligen, y daros alivio a vosotros que sois afligidos, y también a nosotros, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con sus poderosos ángeles en llama de fuego, dando retribución a los que no conocen a Dios, y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús. Estos sufrirán el castigo de eterna destrucción, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando El venga para ser glorificado en sus santos en aquel día y para ser admirado entre todos los que han creído; porque nuestro testimonio ha sido creído por vosotros. Con este fin también nosotros oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os considere dignos de vuestro llamamiento y cumpla todo deseo de bondad y la obra de fe, con poder, a fin de que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en vosotros, y vosotros en El, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

El último domingo de 1985 prediqué sobre este texto. Poco sabía yo que estaba descubriendo, en los versículos 11 y 12, los fundamentos de lo que se convertiría en una de las marcas de 30 años más prácticas e importantes, a saber: vivir por fe en la gracia venidera. Así que lo que me gustaría hacer es resumir estos dos versículos y luego desarrollar qué significa vivir por fe en la gracia venidera y cómo la fe en la gracia venidera se convierte en el conducto del poder de Dios en nuestras vidas.

Leamos nuevamente los versículos 11 y 12:

Con este fin [es decir, para que ustedes admiren a Cristo cuando Él venga de nuevo] también nosotros oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os considere dignos de vuestro llamamiento y cumpla todo deseo de bondad [o buena resolución] y la obra de fe, con poder, a fin de que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en vosotros, y vosotros en El, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

Hay 8 piezas absolutamente radicales que debemos ver en la oración de Pablo.

1. El llamado de Dios

Primera, está el llamado de Dios. Versículo 11: "Para que nuestro Dios os considere dignos de vuestro llamamiento". Este llamamiento es nuestro glorioso destino en el reino y gloria de Dios. Así es como dice Pablo en 1ra a los Tesalonicenses 2:12: "os exhortábamos [...] para que anduvierais como es digno del Dios que os ha llamado a su reino y a su gloria”. Nuestro llamamiento es a estar en el reino de Dios y a compartir la gloria de Dios, como veremos en un momento.

2. Considerados dignos

Segunda, está ser considerados dignos del llamamiento de Dios. Versículo 11: “... para que nuestro Dios os considere dignos de vuestro llamamiento". Ser considerado digno no significa ser considerado merecedor. Significa ser adecuado o apropiado por la obra de otro. Así que pudiéramos decir, necesito arreglar este salón porque la Reina de Inglaterra nos visitará y el salón necesita ser digno de su dignidad. Necesita ser ajustado, adecuado, apropiado. Ella no decidió venir porque el salón es hermoso. El salón será hecho hermoso porque ella viene. De modo que estamos siendo ajustados por nuestro llamamiento al reino y gloria de Dios.

3. Cumplimiento de buenos deseos

Tercera, está el cumplimiento de buenos deseos. Versículo 11: "para que nuestro Dios os considere dignos de vuestro llamamiento y cumpla todo deseo de bondad". La vida cristiana es una vida de resolución, propósito, de proyecto. Tenemos mentes y voluntades, y Dios espera que las usemos para formar resoluciones y deseos y planes y propósitos, según Su voluntad. Estas resoluciones deben cumplirse. Pero, ¿cómo?

4. Cumplidas con el poder de Dios

Ése es el cuarto aspecto: por el poder de Dios. Versículo 11: "Para que nuestro Dios os considere dignos de vuestro llamamiento y cumpla todo deseo de bondad y la obra de fe,* con poder*". Si nuestros deseos de bondad fueran cumplidos por nuestro poder, nosotros recibiríamos la gloria. Pero, en un momento, será obvio que Dios tiene la intención de recibir la gloria por el cumplimiento de nuestros deseos de bondad. Así que Él los cumple con Su poder, no con el nuestro. De modo que nuestro deber es hacer una conexión fuerte con Su poder. ¿Cómo?

5. Viviendo por fe

Ésa es la quinta pieza: por fe. Versículo 11: "Para que nuestro Dios os considere dignos de vuestro llamamiento y cumpla todo deseo de bondad y la obra de fe, con poder". Cuando Dios cumple un deseo para bien, se convierte en una obra de fe, porque el medio por el cual recibimos el poder para cumplir el deseo y convertirlo en una obra, es la fe. Así que la obra o acto es llamada "obra de fe", o "acto de fe". Por tanto, desde el lado de Dios, el deseo se convierte en una obra del poder de Dios. Y desde nuestro lado, el deseo se convierte en una obra de fe. Fe en ése poder. Por fe, confiamos en Dios para recibir el poder de cumplir el deseo de bondad y, por ese poder, mediante esa fe, el deseo se convierte en una obra de fe. Este pecado fue derrotado. La justicia fue realizada porque no nos miramos a nosotros mismos, sino a Dios y a todos Sus poderosos efectos en nuestras vidas.

6. Jesús es glorificado

Por tanto, la sexta pieza que debemos ver en este texto es que el nombre de Jesús es glorificado, cuando el poder de Dios cumple nuestros deseos de bondad y, mediante la fe, los convierte en obras. Versículo 12: “. . . a fin de que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en vosotros". Es decir, Dios cumple nuestras resoluciones de bondad, mediante Su poder, a través de nuestra fe, para que el nombre de Jesús reciba la gloria. Esto asume que el poder de Dios viene a nosotros a causa de Jesús. Ésa era la idea central del sermón de la semana pasada. Como Jesús murió por nosotros, ahora el poder de Dios no está en nuestra contra, sino a nuestro favor. Por tanto, cuando ése poder nos capacita para convertir en obras de amor nuestros deseos de bondad, Jesús y el Padre reciben la gloria.

7. Somos glorificados en Él

Séptima, no solo Jesús es glorificado en nosotros, sino que nosotros somos glorificados en Él. Versículo 12: “. . . a fin de que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en vosotros, y vosotros en El". En otras palabras, a medida que Jesús se glorifica al adquirir el poder de Dios para hacernos dignos de nuestro llamado, nosotros también somos glorificados. Y llegará el día cuando ese lento proceso, en este mundo, será completado en un abrir y cerrar de ojos, y seremos salvados para no pecar más. Este es el llamamiento por el que somos dignificados, hechos adecuados.

8. Es todo gracia

Finalmente, octava, todo este proceso de ser hechos dignos de nuestro llamamiento, y el cumplimiento de nuestros buenos deseos y la realización de buenas obras por fe en el poder de Dios, es " conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo". Versículo 12: “... a fin de que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en vosotros, y vosotros en El, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo". Todo era por gracia. El poder de Dios que viene a nosotros cada momento, completando nuestras resoluciones de bondad en obras de fe, es el poder de gracia.

Las ocho piezas en resumen

Ahora, unamos las ocho piezas en el orden en que realmente funcionan. Pablo terminó con el fundamento de todo - la gracia de Dios y el Señor Jesucristo. Comencemos con el fundamento, y edifiquemos la estructura de la vida cristiana con estas ocho piezas. Si usted es cristiano, esta es su vida.

Todo comienza con, y es edificado sobre, la gracia de Dios. Ésa gracia es expresada en el poder de Dios hacia Sus hijos. Vea el final del versículo 11: "con poder". Ése gracioso poder que Dios ejerce hacia Sus hijos es tomado, recibido, usado por fe. Nosotros experimentamos el poder de Dios al confiar en Él para que sea todo lo que necesitamos, de modo que los deseos de bondad se convierten en obras de fe.

El efecto de este poder, a medida que confiamos en Él para recibir el poder, es completar nuestros deseos de bondad y convertirlos en obras, que llamamos "obra de fe". Así que la vida cristiana es vivida por fe. El cristianismo no es una religión basada en la fuerza de voluntad. Pensaremos. Deseamos. Planificamos. Establecemos propósitos. Pero al disponer nuestras voluntades a actuar, miramos hacia Dios. Y le atesoramos. Le amamos. Confiamos en Él, en que Su poder nos será dado para completar nuestra resolución.

Un panorama de la vida cristiana.

De este modo, entonces, somos hechos dignos de nuestro llamamiento. Una vida de obediencia dependiente de Dios es una vida adecuada, apropiada, o acomodada para nuestro llamamiento en el reino y gloria de Dios. Y esta dignificación es la primera etapa en nuestra glorificación en Cristo y en la glorificación de Cristo mediante nosotros.

Por tanto, cuando usted se levanta y mira hacia atrás, a estos dos versículos, ellos son un sorprendente panorama de la vida cristiana y del significado de la existencia. Todo proviene de la gracia gratuita de Dios en Cristo. Y todo va hacia la gloria más plena de Dios en nosotros y mediante nosotros. Y entre el fundamento de la gracia y la meta de la gloria, está el poder de la gracia, llegando diariamente en nuestras vidas mediante la fe, que diariamente convierte los deseos y planes y propósitos en obras de fe, y nos adecúa para la gloria. ¡Oh Bethlehem, vive estos versículos!

Ésa es su vida como cristianos. Diariamente, en cada hora, penetrando en el río de la gracia de Dios para el despertar y cumplimiento de nuestras resoluciones de bondad, de modo que, a medida que somos hechos más dignos de Su llamamiento -acomodados para Su reino y gloria-, Jesús recibe más y más gloria en nuestras vidas.

Lo que significa para cada día

Ahora, permítanme regresar y bosquejar, mediante estos dos versículos, mediante esta sorprendente imagen de la vida cristiana, lo que quiero decir cuando hablo de la marca teológica de 30 años de vivir por fe en la gracia venidera. Porque lo que quiero decir ya está aquí, sea explícita o implícitamente.

La gracia, en el Nuevo Testamento, como hemos visto, no solo es la disposición de Dios de hacer bien para nosotros cuando no lo merecemos, no es solo un favor inmerecido. Es también el poder de Dios que actúa en nuestras vidas y hace que nos sucedan buenas cosas en y para nosotros. Pablo dijo que cumplimos nuestros deseos de bondad "con poder" (versículo 11). Y luego añade, al final del versículo 12: "conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo". Ése poder que ahora obra en nuestras vidas para hacer posible la obediencia que exalta a Cristo es una extensión de la gracia de Dios.

Puedes verlo también en 1ra a los Corintios 15:10: "Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí”. Así que la gracia es un poder activo, presente, transformador, que nos capacita para obedecer.

Por tanto, esta gracia que se mueve en poder de Dios hacia nosotros, en un momento del tiempo, es tanto pasada como futura. Ya ha hecho algo por ustedes o en ustedes, y por ello es pasada. Y está a punto de hacer algo en ustedes y por ustedes, y por ello es futura, tanto unos cinco segundos atrás como a cinco millones de años de distancia.

La gracia de Dios está derramándose siempre en la cascada del presente, desde el río inagotable de la gracia, llegando a nosotros desde el futuro hacia la reserva siempre creciente de la gracia en el pasado. En los próximos cinco minutos, usted recibirá una gracia sustentadora fluyendo hacia usted desde el futuro, y acumulará otros cinco minutos dignos de gracia en la reserva del pasado.

Gratitud y fe

La respuesta adecuada a la gracia que usted ha experimentado en el pasado, es la gratitud, un espíritu profundo, humilde y transformador en sí mismo. Y la respuesta adecuada a la gracia prometida a usted en el futuro, es la fe. Estamos agradecidos por la gracia pasada, y estamos confiados en la gracia venidera. Es de aquí de donde obtuve la idea en la gracia venidera. De ella es que Pablo habla en 2da a los Tesalonicenses 2:11-12. Nosotros completamos nuestros deseos de bondad con el poder de la gracia, que llega a cada segundo mientras confiamos en Dios para ella, sobre la base de la obra de Cristo. Y por eso vivimos en esos momentos, mediante la fe en la llegada constante de la gracia venidera.

No hay equivocación al decir que confiamos en la gracia pasada, como la gracia que Dios nos mostró en la cruz y en nuestro nuevo nacimiento, pero lo que quiero decir es: Creemos que a causa de esos actos de gracia en el pasado (la cruz y el nuevo nacimiento), nunca se detendrá el río de la gracia futura, fluyendo hacia nosotros para toda la eternidad. Acabo de leer esta semana en mis devocionales: "El también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos". Cristo murió por nosotros y vive por nosotros. Y como su muerte lo adquirió todo, y su vida todo lo provee, la gracia nunca dejará de venir a nosotros. Por tanto, confiar en la gracia pasada significa tomar de ella nuestra confianza en la gracia futura.

Así que, aunque nuestra fe está fundada en actos decisivos de la gracia redentora del pasado, la fe obra en cada momento para convertir nuestras resoluciones de bondad en obras de pureza y amor (paciencia, benevolencia, bondad, humildad, fe, dominio propio) haciéndonos mirar hacia arriba y hacia adelante, hacia la fuente ilimitada de gracia que viene a nosotros mediante un río de promesas para cada momento del día. Vivimos por fe en la gracia venidera que siempre nos llega.

Satisfechos con todas sus promesas

Y aquí hay otro aspecto de esta marca teológica de 30 años. Cuando hablamos de fe, fe en la gracia venidera, nos referimos a estar satisfechos con todo lo que Dios promete ser para nosotros en Cristo. Jesús dijo: "el que cree en mí nunca tendrá sed" (Juan 6:35). En otras palabras: creer en Mí significa recibirme como satisfactor de la sed de tu alma; estar satisfecho con todo lo que Dios promete ser para nosotros en Cristo.

La fe no es solo una aceptación consciente de la verdad de las promesas de Dios, es también una recepción satisfactoria de Cristo en esas promesas. Cuando Pablo dice: "yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús" (Filipenses 3:8), quiere decir que momento a momento, en cada situación, Cristo satisface. "He aprendido [dice Pablo] a contentarme cualquiera que sea mi situación". Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:11-13).

Pablo está "contento", satisfecho, en cada circunstancia. ¿Cómo? Ha aprendido un secreto. ¿Cuál? He aprendido a confiar en Él para que me fortalezca en cada momento. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". La gracia venidera de todo lo que Dios es para mí en Cristo, que llega en cada momento de mi vida, en cada circunstancia, para cada necesidad, es suficiente. Satisface. Estoy contento. Éso es lo que queremos decir cuando hablamos de fe en la gracia venidera.

Por tanto, cuando Pablo dice, en 2da a los Tesalonicenses 1:11, que Dios cumple nuestros deseos de bondad con poder, mediante nuestra fe según Su gracia, quiere decir que nosotros derrotamos al pecado y hacemos justicia, por fe en la gracia venidera, es decir, al estar satisfechos con todo lo que Dios promete ser para nosotros en Cristo, en los siguientes cinco minutos, cinco semanas, cinco meses, cinco años, cinco décadas, y cinco siglos, y cinco millones de años.

Seis ejemplos

  • Si usted dispone su corazón para ofrendar sacrificada y generosamente, el poder de Dios para cumplir este deseo vendrá a usted mientras confía en su gracia venidera en la promesa: "Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19). Y en la promesa: "El que siembra abundantemente, abundantemente también segará" (2da a los Corintios 9:6). Y en la promesa: "Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra" (2da a los Corintios 9:8).

  • Si usted dispone su corazón para devolver bien por mal, el poder de Dios para cumplir esta resolución vendrá a usted mientras confía en su gracia venidera en la promesa: "Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande" (Mateo 5:11-12).

  • Si usted dispone su corazón para renunciar a la pornografía, el poder de Dios para cumplir esta resolución vendrá a usted mientras confía en su gracia venidera en la promesa: "Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios" (Mateo 5:8). "Es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno" (Mateo 5:29). Mucho mejor. Maravillosamente mejor. Plena y satisfactoriamente mejor.

  • Si usted dispone su corazón para hablar de Cristo cuando se presente la oportunidad, el poder de Dios para cumplir esta resolución vendrá a usted mientras confía en su gracia venidera en la promesa: "No os preocupéis de cómo o qué hablaréis; porque a esa hora se os dará lo que habréis de hablar" (Mateo 10:19).

  • Si usted dispone su corazón para arriesgar su vida ministrando a los necesitados en un lugar peligroso, el poder de Dios para cumplir esta resolución vendrá a usted mientras confía en su gracia venidera en la promesa: "El vivir es Cristo y el morir es ganancia" (Filipenses 1:21). "Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. . . . ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre. Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados" (Mateo 10:28-30).

  • Si usted dispone su corazón para invitar a alguien a Acción de Gracias, alguien que no le puede devolverle el favor, el poder de Dios para cumplir esta resolución vendrá a usted mientras confía en su gracia venidera en la promesa: "Y serás bienaventurado, ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos" (Lucas 14:13-14).

Que Dios incremente nuestra fe diaria en su gracia venidera inagotable, comprada por sangre y que exalta a Cristo.