¿Cuándo jura Dios?

Hebreos 9:13-18

Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por sí mismo, diciendo: Ciertamente te bendeciré y ciertamente te multiplicaré. Y así, habiendo esperado con paciencia, [Abraham] obtuvo la promesa. Porque los hombres juran por uno mayor que ellos mismos, y para ellos un juramento dado como confirmación es el fin de toda discusión. De la misma manera Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un juramento, a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, seamos grandemente animados los que hemos huido para refugiarnos, echando mano de la esperanza puesta delante de nosotros.

En esta mañana, el propósito de Dios en este texto es presionar, en nuestras mentes y corazones, su deseo y propósito de que seamos "grandemente animados" a aferrarnos a nuestra esperanza en él y a no desviarnos hacia las falsas esperanzas ofrecidas por el mundo. Vea los versículos 17 y 18:

De la misma manera Dios, deseando [¡note esto! ¿Cuál es el deseo de Dios para usted?] mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un juramento, a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, seamos grandemente animados [este es su deseo para usted. Esto es lo que Dios quiere producir en su corazón en esta mañana, mediante su Palabra] los que hemos huido para refugiarnos, echando mano de la esperanza puesta delante de nosotros.

Dios está aquí en esta mañana, y por su Palabra, está obrando para producir este grande ánimo a aferrarnos a nuestra esperanza en él, de modo que no seamos engañados y seducidos en las efímeras y suicidas esperanzas ofrecidas por el mundo.

Note que el párrafo (versículo 13) comienza con "Pues". El escritor está apoyando lo que acaba de expresar, a saber, los versículos 11-12. Recordémonos lo que dijo allí:

Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de la esperanza, a fin de que no seáis indolentes, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas.

Así que el propósito de los versículos 11-12 era el mismo que aquí: Dios quiere que tengamos plena seguridad de la esperanza, no de una esperanza débil y poco convincente, sino de una esperanza fuerte, plena, confiada, para que no seamos "indolentes", o "perezosos", y comencemos a pensar que la esperanza cristiana no es tan real como la esperanza que ofrece el mundo. Ese es el peligro que este libro advierte una y otra vez. No sea indolente en la forma en que pelea por su esperanza fuerte y vívida y convincente y seductora.

¿Por qué? Por que el versículo 12 dice que solo es "mediante la fe y la paciencia [que los creyentes] heredan las promesas". "la fe es la certeza de lo que se espera" (Hebreos 11:1). Y es mediante esa "solicitud" (6:11) que mantenemos esa seguridad (esa fe). En la vida cristiana un resbalón es mortal. Poco a poco tanto la esperanza cristiana de gloria, la grandeza de la vida eterna con Dios, la belleza del rescate del infierno, el perdón de los pecados, como los placeres a la diestra de Dios, poco a poco todos pueden comenzar a desvanecerse, y repentinamente usted podrá descubrirse como Esaú (12:16-17), tan endurecido a la realidad espiritual, que lo único que puede hacer es llorar por el castigo, pero no por la preciosa belleza de lo que ha perdido. Ya no puede arrepentirse verdaderamente.

Dios está obrando para impedir que eso ocurra a los herederos de la promesa. De éso tratan los versículos: 13-20. Todo tiene que ver con el gran ánimo que él quiere que tengamos en esta mañana, para que nos aferremos a la esperanza y para que no crezcamos indolentes.

Veamos, por tanto, lo que Dios ha hecho para darnos este gran ánimo en esta mañana. Y oremos para que nuestros corazones reciban esta gran obra de Dios al darnos el ánimo que necesitamos para preservar nuestras almas.

El escritor comienza con un fundamento común con sus lectores: la autoridad del Antiguo Testamento. Y creo que éste también debe ser nuestro fundamento común, pues, como hemos visto en los miércoles en la noche, Jesús afirmó la autoridad y verdad del Antiguo Testamento. En el versículo 13, el escritor de Hebreos se refiere a una promesa y a un juramento que Dios hizo a Abraham. Permítame leerlo para usted en Génesis 22:16-17.

Por mí mismo he jurado, declara el Señor, que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado tu hijo, tu único, de cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos.

El escritor a los hebreos vio dos puntos importantes en el texto del Antiguo Testamento: una promesa y un juramento. La promesa fue que Abraham sería bendecido y que sus descendientes se multiplicarían y que triunfarían sobre sus enemigos. Y el juramento estaba en las palabras: "Por mí mismo he jurado". Así que Dios promete y hace un juramento. Ahora, esto pone al escritor a pensar en todo el ánimo a la esperanza que hay en este texto del Antiguo Testamento.

Lo primero que tenemos que hacer es descubrir por qué los creyentes gentiles debieran sentirse animados por esta promesa hecha a Abraham y a sus descendientes. Permítanme darles muchas razones.

1. Génesis enseña que Abraham va a convertirse en padre de muchas naciones (gentiles). En Génesis 17:4, Dios dice: "En cuanto a mí, he aquí, mi pacto es contigo,   y serás padre de multitud de naciones". Así que ya en Génesis estaba el concepto de que los descendientes de Abraham no eran todos judíos.

2. Hebreos 3:19 muestra que muchos descendientes físicos no son realmente herederos de las promesas hechas a Abraham y a sus descendientes. Dice que ellos "no pudieron entrar [al reposo de Dios] a causa de su incredulidad". En otras palabras, si nos falta la fe, no tenemos garantía alguna por ser descendientes físicos. Esto sugiere que lo requerido para calificar como descendiente de Abraham y heredero de las promesas no es una relación étnica con Abraham, sino la fe de Abraham.

3. Lo que está de acuerdo con el contexto de Génesis 22, donde se pronuncian la promesa y el juramento. Fueron pronunciadas en respuesta directa a la obediencia de fe de Abraham al ofrecer a Isaac (Hebreos 11:17). "Por cuanto has hecho esto [...] de cierto te bendeciré" En otras palabras, la esencia de la calificación para esta promesa y juramento en Génesis 22:16-17, no era que Abraham fuera judío, sino que Abraham tenía fe.

Esto es exactamente lo que implica el contexto en Hebreos 6:12. Es mediante "la fe y la paciencia" que heredamos las promesas, no por ser judíos.  Entonces, en el versículo 18b, se explica qué es lo que nos califica para heredar las promesas de la bendición de Dios, y es haber "huido [hacia Dios] para refugiarnos". "... seamos grandemente animados los que hemos huido para refugiarnos". Abraham tenía solo una esperanza al ofrecer a su hijo, que Dios, por su gracia, y milagrosamente, le resucitara de entre los muertos y cumpliera su promesa. Esa era la fe de Abraham.  Es por eso que Dios confirmó el pacto y la promesa con él y es por eso que él es padre de una multitud de naciones. La promesa de Abraham se hereda por fe. Es por eso que él la heredó (6:15), y es así como la heredamos los gentiles. Como dice Romanos 4:16: "a fin de que la promesa sea firme. . a los que son de la fe de Abraham [gentiles y judíos], el cual es padre de todos nosotros [judíos y gentiles].

De modo que en esta mañana no importa si usted es judío o gentil. No importa que trasfondo étnico tenga. Lo que le permite heredar la promesa de Abraham es una huida desesperada y humilde hacia Dios como su refugio (versículo 18), y su confianza en la esperanza que Dios gratuitamente da a todos los que confían en él.

Ahora, volviendo a la promesa y al juramento. El escritor a los Hebreos vio dos verdades en Génesis 22:16-17. Vio una promesa, y un juramento. La promesa no solo es para Abraham. Podemos verlo en Hebreso 6:17. El escritor habla de los "herederos de la promesa". Son los que se refugian en Dios. Son los descendientes espirituales de Abraham. Esos somos usted y yo, si confiamos en él. Y la promesa es que seremos bendecidos. "Ciertamente te bendeciré" (6:14). Y se refiere a la bendición suprema, por siempre y siempre con Dios en la eternidad, perdonados, purificados, capaces de un gozo inefable, triunfantes sobre todos nuestros enemigos: el pecado, la culpa, la vergüenza, la muerte, el infierno, y Satanás. Esta es la promesa de Dios.

Eso es bueno para que nos sintamos animados, que por fe heredemos este tipo de futuro. Pero en Génesis 22:16 podemos comprender que la idea fundamental del escritor no era el contenido de la promesa, sino el juramento que la respaldaba. "Por mí mismo he jurado, declara el Señor". Así que cuando Dios dice: "de cierto te bendeciré", no es solo una promesa, sino una promesa y un juramento, dos cosas, no solo una.

Él se pregunta: ¿Y por qué haría Dios eso? ¿Por qué añadió un juramento a una promesa? Ciertamente no tenía que hacerlo para afirmar su palabra.  La respuesta está en los versículos 17b-18, "De la misma manera Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un juramento" (el juramento de una esperanza inconmovible). Lo hizo para mostrar cuánto ánimo quiere que tengamos en la esperanza.

Mientras Barnabás y yo estábamos manejando hacia Pizza Hut, ayer, dije: "Es sorprendente que Dios esté tan apasionado con que seamos un pueblo con una esperanza inconmovible. No hay muchos reyes que tengan este tipo de pasión por su pueblo". No sería difícil de imaginar, de hecho muchas personas lo imaginan, que Dios es el tipo de Dios que dice: "Salgan de aquí y hagan lo que les digo y dejen de pensar en si tienen o no esperanzas. Hagan lo correcto porque es correcto, y dejen de vivir en el futuro. Hagan lo que tienen que hacer y dejen de preguntarse cómo terminará todo al final". Es tan fácil imaginar a un Dios así que debiéramos asombrarnos de que Dios no es así. Él está absolutamente comprometido a trabajar para nuestra esperanza. Él insiste que seamos un pueblo de una esperanza confiada, que no estemos preocupados e inseguros. Él quiere que pensemos en el futuro y que estemos totalmente seguros y confiados acerca de cómo será. De éso trata este texto.

Así que él añade un juramento a una promesa. "Por mí mismo he jurado" (Génesis 22:16). Y éso hace orbitar a este autor. Él hace lo que debiéramos hacer nosotros cuando leemos la Biblia. Comienza a pensar y a meditar. En el versículo 16 dice: "Porque los hombres juran por uno mayor que ellos mismos, y para ellos un juramento dado como confirmación es el fin de toda discusión". En otras palabras, cuando usted quiere enfatizar la validez de su promesa, toma algo valioso (la Biblia, la tumba de su madre, Dios) y jura por ello. "Juro, sobre la tumba de mi madre, que no robé ese bolso".

¿Por qué jurar sobre algo grande y valioso? Porque lo que usted está diciendo en un juramento es: "Si lo que estoy diciendo es falso, si estoy mintiendo, entonces sea mi madre una mentirosa". O: "O sea Dios falso". O: "Sea condenada la Biblia". Así, en la misma medida en que usted valore y estime al fundamento de su juramento, así mismo pueden los demás confiar en su palabra.

Entonces el escritor mira la forma en que Dios hizo su juramento en el versículo 13. Dice: "Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por sí mismo". ¿Ve hacia dónde va? Él estaba diciendo: Ahora quiero animar grandemente a mi pueblo (cuando John Piper les predica el 10 de Noviembre de 1996). Así que añadiré un juramento a mi promesa para mostrarles cuánto quiero que fortalezcan su esperanza. Entonces, ¿cuál será el fundamento de mi juramento? Podría jurar por el sol y la luna. Son grandiosos. O pudiera jurar por el mundo, o por mi pueblo Israel a quien amo, la niña de mis ojos. O podría jurar por los ángeles del cielo (por Gabriel y Miguel). Pero no, ninguno de estos es suficientemente grande para igualarse al ánimo y esperanza que quiero que tenga mi pueblo.

Todos son valiosos para Dios. Pero hay algo que él valora y estima por encima de todo lo demás. Hay una realidad que él nunca deshonrará ni averngonzará, más que ninguna otra. Hay una persona cuya valía y honor y dignidad y aprecio y grandeza y belleza y reputación son mayores que todos los demás valores combinados, mil veces más, es decir: Dios mismo. Así que Dios jura por sí mismo. Como no pudo jurar por alguien mayor, juró por sí mismo.

Si pudiera encontrar a alguien mayor que él, hubiera jurado más arriba. ¿Por qué? Para darle a usted un gran ánimo en su esperanza. En el versículo 18, el escritor dice que Dios habló "por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta". Dios no puede mentir porque Dios no odia a Dios. En la misma forma en que Dios no puede dejar de ser Dios, así mismo Dios no puede mentir.

Lo que Dios está diciendo en juramento por sí mismo, es que es tan imposible que él rompa su promesa de bendecirnos como es de imposible que él se desprecie a sí mismo. Dios es el mayor valor del universo. Nada hay más valioso y maravilloso que Dios. Así que Dios jura por Dios. Y al hacerlo dice: Mi propósito es que tengas tanta confianza en mí como te sea posible tener. Porque si fuera posible más, dice en el versículo 13, él nos lo hubiera dado.

Ahora, este es nuestro Dios: El Dios que está llegando tan alto como puede para inspirarnos nuestra esperanza inconmovible.

Así que termino con esta exhortación enraizada en el versículo 18: huya a Dios en busca de refugio. Huya de todas las esperanzas que nos da el mundo, pues son vanas, superficiales, y se destruyen por sí solas, y ponga su esperanza en Dios. Nada hay y nada habrá como Dios, él es un Refugio y una Roca de esperanza. ¡Solo piénselo! El Dios Todopoderoso desea que usted tenga una esperanza y una confianza inconmovibles en su futuro, una esperanza tan fuerte como podría ser. Huya a él y él se la dará.