¿Cuándo es imposible el arrepentimiento para salvación?

Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.

Siendo responsables, pero no amargados

Hay una gran diferencia entre ser responsable y ser amargado. Lo opuesto a amargura es alegría. Pero lo opuesto a responsable es irresponsable. Así que usted puede ser responsable y alegre al mismo tiempo. De hecho C.S. Lewis dijo: "Hay un tipo de felicidad y asombro que te hace responsable". Todos conocen la diferencia entre lo que nos hace sentir un comediante y lo que nos hace sentir un amigo que pone su vida por nosotros. La mayoría de las personas conocen la profunda diferencia entre un día en Disney World y un día en el Gran Cañón.

Me parece que el libro a los Hebreos tiene una manera especial de hacernos responsables. Es un libro muy sobrio. No es un libro triste. Pero es un libro responsable. Si usted escucha lo que dice hará estallar su superficialidad, su trivialidad, y sus actitudes estereotipadas sobre la vida. Lo hace, no para entristecernos, sino para hacernos inconmoviblemente alegres en Dios (vea 13:34; 12:2; 13:17).

Un Tipo de alegría que te matará

Una de las formas en que Hebreos lo hace es con advertencias acerca de la falsa seguridad. Hay un tipo de alegría que les matará. Y el libro a los Hebreos es severo y amoroso al exponer esta peligrosa alegría y advertirnos para que huyamos de sus extravíos y busquemos la felicidad sólida que nunca nos defraudará. En otras palabras, Hebreos está escrito para profundizar y fortalecer el gozo de nuestra seguridad en Dios, y una de las estrategias del libro es exponer las falsas seguridades y los placeres fugaces.

Esto es lo que estamos leyendo en Hebreos 6:4-8: Este pasaje dice que hay una condición espiritual que hace que sean imposibles el arrepentimiento y la salvación. Y dice que esta condición pudiera parecerse, en muchas maneras, a la salvación. Y lleva a destrucción. Y por eso es que este texto es una advertencia para que no asumamos que estamos seguros cuando nuestras vidas tienen algunas experiencias religiosas pero no producen fruto. Y nos muestra esta seria situación para que huyamos de ella, y vayamos hacia el suelo firme y el gozo perdurable.

Veamos la línea de pensamiento. Hebreos 6:1 decía: "avancemos hacia la madurez". Y el versículo 3 decía: "Y esto haremos, si Dios lo permite”. En otras palabras, la posibilidad de tener la gracia para vencer nuestro orgullo y rebelión e incredulidad dependerá únicamente de Dios.

Ahora los versículos 4-8 ilustran esta dependencia en Dios al mostrarnos que hay una situación donde son imposibles el arrepentimiento y el avance hacia la madurez. Y como son imposibles, debiéramos temer ante la posibilidad de estar en esta situación y debiéramos ver cuán absolutamente dependientes somos del Dios soberano del versículo 3.

Cuando es imposible el arrepentimiento

¿Cuál es esa situación donde es imposible el arrepentimiento? Es descrita de esta forma:

Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. (Hebreos 6:4-6).

Esta es la situación: primero, alguien recibe grandes bendiciones y tiene grandes experiencias religiosas (versículos 4-5). Y luego, esa misma persona tropieza y, al hacerlo, crucifica nuevamente al Hijo de Dios y lo expone a vergüenza pública. Y en tercer lugar, es imposible renovar a esa persona al arrepentimiento.

Veamos estas tres partes de la situación.

1. Hay grandes bendiciones y grandes experiencias religiosas.

Menciona cuatro: Primero, una persona puede ser "iluminada" (versículo 4). Segundo, una persona puede haber probado el don celestial y volverse partícipe del Espíritu Santo (versículo 4). El don celestial es, probablemente, el Espíritu Santo. Tercero, una persona puede haber probado la buena Palabra de Dios (versículo 5). Y cuarto, la persona pudo haber probado los poderes del siglo venidero (versículo 5; vea Hebreos 2:4).

2. A pesar de todas estas bendiciones y experiencias, esta persona cae (versículo 6).

Es decir, cae lejos de Cristo y del Espíritu y de la Palabra y de los poderes del siglo venidero. Da la espalda a la dignidad de estas grandes realidades y busca otras cosas con su corazón. El efecto es que crucifica nuevamente a Cristo y le expone a vergüenza pública (versículo 6b).

¿Por qué se llama crucificar de nuevo? Hay, al menos, dos razones por las que esta clase de apostasía es llamada crucificar de nuevo a Cristo.

Una es que Cristo fue crucificado la primera vez para hacer a su pueblo puro y santo. Por esa razón derramó su sangre. Hebreos 13:12 dice: "Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta”. Él murió para santificarnos. Murió para hacernos puros, santos, y dedicados a Él (vea Hebreos 9:14; Tito 2:14). Así que cuando volvemos nuestras espaldas a la pureza y a la santidad y a la devoción, por las cuáles Él sufrió la cruz, decimos "sí" a la impureza y a la mundanalidad e incredulidad que le clavaron en la cruz en primer lugar. Lo que significa que le volvemos a crucificar.

Hay otra razón por la cual este tipo de caída es una re-crucifixión de Cristo. Cuando una persona elige en contra de Cristo y se vuelve hacia el camino del mundo y la soberanía de su propia voluntad, y hacia los fugaces placeres de la tierra, dice, en efecto, que esto es más digno que Cristo. Son más dignos que el amor de Cristo, y que la sabiduría de Cristo, y que el poder de Cristo, y que todas las promesas de Dios para nosotros en Cristo. Y, cuando una persona se expresa así, es como si dijera: Estoy de acuerdo con los que crucificaron a Jesús. Porque, ¿qué podría avergonzar más a Cristo hoy que alguien que haya probado su bondad y sabiduría y poder y luego dijera: No, hay algo mejor y más deseable? Eso es exponerle a vergüenza pública.

Una cosa es que un extraño en la fe resista a Cristo. Pero otra es que una persona que haya estado en la iglesia, y haya sido iluminada, y haya probado el don celestial, y haya sido partícipe del Espíritu Santo, y haya probado la buena Palabra de Dios, y los poderes del siglo venidero, diga después de todas estas bendiciones y de todas estas experiencias: Creo que lo que el mundo ofrece es mejor que esto. Es re-crucificar a Jesús y exponerle a ignominia pública, peor que cualquier extraño que nunca hubiera probado la verdad.

3. Lo que nos lleva a la conclusión de que "es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento" (versículo 6).

La semana anterior vimos una ilustración de algo así en Hebreos 12:16-17. Allí se habla de una advertencia similar a esta:

Que no haya ninguna persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida.  Porque sabéis que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.

¿Acaso rechazará Dios el genuino arrepentimiento? No cometa el error de pensar que Esaú se arrepintió genuinamente y que fue rechazado por Dios. Dios no rechaza el arrepentimiento genuino. El texto dice claramente que él no halló ocasión para el arrepentimiento. En otras palabras, no pudo arrepentirse. Fue tan endurecido (vea Hebreos 3:8 y 15; 4:7) que clamó pidiendo que las cosas fueran mejor en su vida, pero en su interior no se sometería a los términos de Dios. Él era, como dice el versículo 16, una persona "inmoral" y "profana".

Esta es una ilustración de lo que el escritor tiene en mente en Hebreos 6:6 cuando dice que es imposible renovar a esa persona nuevamente al arrepentimiento. Este es el aterrador prospecto detrás de todas las advertencias de este libro para que no nos desviemos, sino que tengamos cuidado y consideremos a Jesús y nos exhortemos unos a otros cada día y que temamos a la incredulidad y al descuido. ¿Por qué? ¿Acaso hay algo en riesgo? Existe la posibilidad de que usted y yo, quienes creemos que somos escogidos, y llamados, y justificados, podamos deslizarnos hacia un lento proceso de indiferencia y endurecimiento, y eventualmente caigamos y rechacemos a Cristo, y le expongamos a la ignominia pública. De hecho, podemos llegar a un punto donde no hay retorno, porque hemos sido absolutamente abandonados por Dios. Ése es el significado de la palabra "imposible" en el versículo 6, y ¡oh, cuán urgentemente deberías buscar misericordia en esta mañana!

¿Puede alguien ser un partícipe y no ser justificado?

Ahora, la pregunta que todos nos hacemos aquí es si una persona que cae de esta manera era realmente "salva", o "justificada", o "llamada", o "nacida de nuevo". ¿Puede usted probar y ser partícipe del Espíritu Santo, y de la Palabra de Dios, y de los poderes del siglo venidero, y no ser justificado? En otras palabras, ¿está enseñando este texto que usted puede perder su posición como persona realmente salva, y perderse? ¿O está enseñando que usted puede tener estas experiencias mencionadas en los versículos 4 y 5, y nunca haber sido salvo? Las dos enseñanzas son impactantes y difíciles. ¿Cuál es cierta?

Sin debilitar la seriedad y la advertencia de estos versículos quiero argumentar que es posible tener todas estas bendiciones y todas esas experiencias, y no ser justificado o nacido de nuevo, o salvado. Solo mencionaré cinco razones, todas tomadas de Hebreos —y hay muchas otras fuera de Hebreos (Romanos 8:29-39; Judas 24-25; Efesios 1:3-14; 1ra de Juan 2:19; 1ra de Pedro 1:5; Filipenses 1:6; 2:13; 1ra a los Corintios 1:8-9; 1ra a los Tesalonicenses 5:23-24; Ezequiel 11:19; 36:27; Deuteronomio 30:6; Jeremías 24:7; 32:40).

1. Considere los versículos 7-8. Aquí, la situación con los que caen se expresa en una imagen. Después de que el versículo 6 dijera que es imposible el arrepentimiento para los apóstatas, los versículos 7-8 dicen:

Porque la tierra que bebe la lluvia que con frecuencia cae sobre ella [esta acción de beber lluvias frecuentes es una referencia a todas las bendiciones de los versículos 4-5: la iluminación, el Espíritu, la Palabra, los poderes] y produce vegetación útil a aquellos a causa de los cuales es cultivada, recibe bendición de Dios; pero si produce espinos y abrojos no vale nada, está próxima a ser maldecida, y termina por ser quemada

Así que esta no es la ilustración de un campo que tenía vida y vegetación y luego la perdió. Es la imagen de dos tipos diferentes de campos —uno es fructífero y bendecido; el otro es árido y maldito. Creo que la idea es: si nos hemos sentado en la iglesia, con la luz y el Espíritu, y la Palabra y la obra de Dios viniendo a nosotros y bendiciéndonos, e incluso moldeándonos en algún grado, pero luego les damos la espalda, somos como un campo sin vegetación, e iremos a juicio. La lluvia que hemos bebido (la iluminación, el Espíritu, la Palabra, los poderes) no produjo vida en el campo.

2. Considere el versículo 9. Después de sostener la posibilidad real de que algunos en la iglesia pueden llegar a la apostasía, dice:

Pero en cuanto a vosotros, amados, aunque hablemos de esta manera, estamos persuadidos de las cosas que son mejores y que pertenecen a la salvación.

La frase clave es "que pertenecen a la salvación". Las "cosas" mejores en que él está confiado son las que van junto a la salvación (literalmente, que son posesión de la salvación). Ellas pertenecen a la salvación. Así que lo que él dice es que cree que ellos realmente son salvos y que por tanto, no cometerán apostasía ni serán una tierra infértil. Ellos llevarán fruto. No se apartarán. La frase "que pertenecen a la salvación" muestra que el escritor, en realidad, cree que ellos tienen la salvación, y por tanto tendrán las cosas que siempre acompañan a la salvación: la fe que persevera y el fruto abundante. No cree que la carencia de frutos y la apostasía acompañen la salvación. Las cosas que son mejores sí.

3. Considere Hebreos 3:14 (y 3:6).

Porque somos hechos partícipes de Cristo, sies que retenemos el principio de nuestra seguridad firme hasta el fin.

Lo clave aquí es el tiempo del verbo: "somos hechos partícipes de Cristo". No "seremos hechos partícipes", y no "ahora somos partícipes". Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos el principio de nuestra seguridad. En otras palabras, la perseverancia en la fe demuestra que usted se vuelve un partícipe de Cristo, lo que significa que si usted no persevera en la fe, ello no demuestra que usted no es partícipe de Cristo, sino que nunca fue partícipe de Cristo. Si retenemos firme hasta el fin nuestra seguridad, somos hechos partícipes de Cristo, y sino retenemos, sino que cometemos apostasía (como lo describe Hebreos 6:6), entonces no nos volvemos partícipes de Cristo. (El mismo argumento es útil para analizar el tiempo del verbo en Hebreos 3:6). Por tanto, parece claro que este escritor no cree que usted pueda entrar y salir de Cristo.

4. Considere Hebreos 10:14.

Porque por una ofrenda Él ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados [tiempo presente, acción continua].

Si Hebreos 6:6 significaba que usted podría ser justificado por la sangre de Cristo y luego perder esa posición delante de Dios, este versículo carecería de significado. Dice que para los santificados (es decir, los que ahora son morada del Espíritu Santo y nacieron de Dios y están creciendo en santidad por la fe), la ofrenda de Cristo sobre la cruz les ha perfeccionado para siempre. ¡Para siempre! En otras palabras, volverse un beneficiario de la obra justificadora, perfeccionadora de Cristo, sobre la cruz, es ser perfeccionado ante la vista de Dios para siempre. Esto sugiere que Hebreos 6:6 no significa que los que re-crucifican a Cristo fueron realmente justificado por la sangre de Jesús y fueron realmente santificados en un sentido espiritual interior.

5. Considere Hebreos 13:20-21.

Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para hacer su voluntad, obrando El en nosotros lo que es agradable delante de Él mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos Amén.

El versículo 20 habla de un pacto eterno sellado por la sangre de Cristo. Ése es el nuevo pacto que este libro ha mencionado tanto en los capítulos 8 y 9. El nuevo pacto es la promesa de Dios quien pondrá un nuevo corazón en nosotros y nos hará caminar en sus caminos y no volvernos de hacer el bien (Ezequiel 11:19; 36:27; Jeremías 24:7; 32:40). Así que en el versículo 21 él dice que perseverar en la fe y llevar fruto no depende, en un sentido supremo, de nosotros. Depende supremamente de Dios. Él está obrando en nosotros lo que es agradable delante de Él. Él está cumpliendo en nosotros la promesa del nuevo pacto para preservarnos.

Esto significa que Hebreos 6:6 contradiría el nuevo pacto si significara que las personas pueden ser verdaderamente miembros justificados del nuevo pacto, y luego cometer apostasía y ser rechazados. Ello significaría que Dios no cumplió su promesa de obrar "en nosotros lo que es agradable delante de Él". Habría roto la promesa de su nuevo pacto.

Por estas cinco razones, concluyo que si una persona cae y crucifica nuevamente al Hijo de Dios, nunca ha sido justificada. Su fe no era una fe salvadora.

Entonces, ¿Qué implican estos versículos para nosotros?

Seré muy personal, para dar el punto de vista más agudo de este asunto. Si en los años venideros yo cometiera apostasía, y cayera lejos de Cristo, no sería porque no he probado la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios y los milagros de Dios. Yo me he emborrachado con su Palabra. El Espíritu me ha tocado. He visto sus milagros y he sido instrumento suyo para unos pocos.

Pero, si en los siguientes diez o veinte años, John Piper comienza a enfriarse espiritualmente y pierde interés en las cosas espirituales y se fascina cada vez más con hacer dinero y escribir libros sin Cristo; y compra la mentira de que una nueva esposa sería algo emocionante, y que los niños pueden defenderse por sí mismos, y que la iglesia de Cristo es un peso, y que la encarnación es un mito, y que no hay vida para vivir, así podemos comer, beber y ser felices —si ello sucede, entonces sepan que esta es la verdad. John Piper fue poderosamente engañado durante los primeros cincuenta años de su vida. Su fe era un vestigio extranjero, del gozo de su padre. Su fidelidad a su esposa era una pasión temporal y una sumisión a la presión social; su paternidad, era la obra de sus instintos naturales. Su predicación era guiada por el amor a las palabras y a las multitudes. Sus escritos eran un amorío con la fama. Y su oración era el engaño más profundo de todos  —un intento para que Dios supliera los recursos de su vanidad.

Si esta posibilidad no me hace responsable y vigilante en la búsqueda del gozo eterno, ¿qué lo hará?

La conclusión práctica de esta sorprendente verdad está en el texto de la próxima semana. Mientras tanto, oro para que no sean irresponsables, sino responsables, en relación a si Cristo es el gozo más elevado que tienen. Si realmente depositan su esperanza en Él y sobre Él, Él no les dejará ir.